¿Nos podemos fiar de los diccionarios?

10 de Noviembre de 2021

De entrada, todos estaríamos de acuerdo en que la objetividad tendría que ser un rasgo inherente en la redacción de diccionarios, como textos académicos que son, que quieren dar una información precisa y neutra de las diferentes entradas que contienen. La realidad, sin embargo, es que el redactor siempre está inmerso en un contexto específico que puede afectar, probablemente de manera inconsciente, la redacción de las definiciones y también la elección de las entradas u otras informaciones complementarias, como los ejemplos o las marcas valorativas de las denominaciones.

Y no estamos pensando solo en aquellos diccionarios que ya se han creado para dar una visión particular del autor, a menudo satírica o humorística, de los cuales encontraríamos muchos ejemplos. De entre los clásicos, podemos mencionar el Diccionario del diablo, de Ambroise Bierce (1842-1914), con definiciones tan personales como la de mendigo ("quien ha confiado en la ayuda de los amigos") o la de teléfono ("invención del demonio que suprime algunas de las ventajas de mantener a distancia una persona desagradable"; pensemos que Bierce era coetáneo de la invención del teléfono). Y más reciente y próximo, el Diccionari poc útil, de Toni Soler (1999), que no solo innova en la definición sino también en la denominación, con palabras ingeniosas como bicioso ("persona que profesa una afición patológica por el deporte del ciclismo") o biril ("dos veces masculino").

Ningún diccionario puede escapar del todo a la subjetividad. El caso de la Wikipedia sería un ejemplo previsible también, dado que intervienen infinitas manos en su redacción y, pese a los múltiples controles humanos y robóticos, son inevitables los sesgos ideológicos. Como ejemplo, solo hay que comparar la versión catalana y castellana de la entrada 1 de octubre, en referencia al referéndum celebrado en Catalunya aquel día. En la castellana: "En Cataluña, se celebra un referéndum de independencia, considerado ilegal por parte del gobierno español, convocado por la Generalidad de Cataluña, tras haber sido suspendido por el Tribunal Constitucional. El referéndum contó con más de dos millones de votos". En la catalana: "Catalunya: se celebra el Referèndum sobre la independència de Catalunya amb més de 2 milions de votants i amb violència per part del Cos Nacional de Policia espanyol i de la Guàrdia Civil espanyola". Las dos aportan información verificable y objetiva, pero la selección es muy diferente.

Los diccionarios especializados no estarían exentos de esta subjetividad a la hora de elegir la información que contienen y, especialmente, la que no contienen

En los diccionarios académicos podemos también llegar a descubrir el contexto ideológico, cultural o religioso del redactor anónimo. Incluso en un diccionario tan esmerado como el diccionario normativo podemos observar como los ejemplos trasladan una visión muy cristiana del mundo, heredera probablemente del diccionario elaborado por Pompeu Fabra. Es el caso de ejemplos como Dios es el supremo autor del Universo (en la entrada autor), La causa suprema, Dios (en la entrada causa), Dios es el comienzo de todas las cosas (en la entrada comienzo), No hay sino un solo Dios (en la entrada solo), El nombre dulcísimo de Jesús, regalo de los corazones (en la entrada regalo). Y todavía queda alguna reminiscencia de una perspectiva masculina del mundo, como calabaza, en la que la definición actual ("rechazo de una chica a un pretendiente") impide que yo, como hombre, pueda dar calabaza a nadie, o salteador ("hombre que saltea o roba en despoblado, por los caminos"), que no concibe que nunca haya podido haber salteadoras.

Los diccionarios especializados no estarían exentos de esta subjetividad a la hora de elegir la información que contienen y, especialmente, la que no contienen. Por ejemplo, en el Diccionario enciclopédico de medicina la presencia de términos relacionados con la homeopatía es prácticamente simbólica: en un diccionario con más de 75.000 entradas, la palabra homeopatía es mencionada únicamente en ocho definiciones y la misma definición de la entrada homeopatía, con un "se supone + condicional", hace patentes las dudas que genera la capacidad curativa de este método entre los redactores del diccionario: "Sistema terapéutico ((...)) que consiste en tratar las enfermedades usando, en dosis infinitesimales, sustancias que se supone que, a dosis más altas, producirían en el hombre sano los síntomas que se trata de combatir". Nada que ver con los 400 términos del Diccionario de homeopatía de Xavier Cabré, por ejemplo, con una definición más neutra de la entrada que da nombre al diccionario: "Método terapéutico consistente en tratar las enfermedades mediante la administración de medicamentos siguiendo el principio de la similitud".

Como veis, pues, la neutralidad absoluta no existe, ni siquiera en los diccionarios más rigurosos y serios. De todas maneras, no dejéis de consultarlos y, si puede ser, más de uno: contrastando la información, los sesgos ideológicos que se os escaparán siempre serán mucho más residuales.