La 'gender reveal' del sector inmobiliario

23 de Septiembre de 2023
Act. 23 de Septiembre de 2023
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Primero les copiamos las baby showers, estas fiestas que organizan las parejas embarazadas para celebrar la llegada de su bebé con sus seres queridos y, de paso, recopilar una parte de todos los bártulos que necesitarán durante los primeros meses de la criatura. Pero de los Estados Unidos nos ha llegado en los últimos años otra fiesta para parejas que esperan un bebé: la gender reveal, en la cual los padres embarazados descubren el sexo de su bebé en el mismo momento que los invitados mediante dos colores: el rosa y el azul. Muy moderno todo.

Y de azul y rosa se tiñió también el pistoletazo de salida del The District esta semana. El miércoles a primera hora, apenas cuando se iniciaba el salón inmobiliario que reúne en Barcelona a más de 10.000 profesionales del real estate de todo el mundo, algunos manifestantes impedían la entrada de los primeros asistentes al congreso y los salpicaban con polvo de pintura azul y rosa. Toda una gender reveal, aunque, desgraciadamente, esta no viene acompañada de ninguna fortuna y, por supuesto, con ningún pan bajo el brazo. Al contrario: volvemos a dañar la marca Barcelona en todo el mundo y hacemos un servicio nefasto a todo el mercado inmobiliario, no solo a los especuladores que tanto critican.

La PAH o el Sindicat de Llogateres, organizadores de las manifestaciones, identifican como responsables de la crisis de la vivienda y el incremento de los precios a los directivos inmobiliarios y diferentes inversores que acudían al salón, pero para mí esta es una visión tan simplista como decir que el coche es el enemigo, en vez de señalar a la contaminación. ¿Qué se tiene que hacer para que el coche no contamine? Atacar a Seat no -no queremos quedarnos sin coches, ¿no?-, sino reformular la normativa y, como gobierno, poner facilitades tanto a quien produce los coches como a quienes los utilizan, para agilizar sus pasos hacia una movilidad sostenible. Quizás ahora yo me he pasado de simplista.

El incivismo y el crecimiento económico nunca se han avenido bien. Demonizar un sector no hace más que poner palos a la rueda de los movimientos y asociaciones que quieren mejorar sus flaquezas. Y esto lo hemos podido comprobar en Barcelona (cuando esta demonización llegó a la Administración) con la medida de destinar el 30% de la obra nueva a vivienda social, que se ha cargado directamente la entrada de viviendas de obra nueva a la ciudad.

"Demonizar un sector no hace más que poner palos a la rueda de los movimientos y asociaciones que quieren mejorar sus flaquezas"

El objetivo inicial de la medida era el de incorporar nueva vivienda social a la ciudad. Hasta aquí bien. Pero lo hicieron sin escuchar a los profesionales y cargando todo el peso económico en el promotor o propietario. ¿El resultado? La reserva del 30% para VPO en las nuevas promociones ha dejado a la ciudad sin obra nueva y sin promotores.

Tenemos un problema con el acceso a la vivienda: poca oferta, mucha demanda y, por lo tanto, precios muy altos. Y el problema es tan grave que da para manifestarse, cierto, pero antes de señalar quizás tendríamos que entender algunas de las causas que han agravado todavía más el desequilibrio. Cómo por ejemplo, la regulación. La partida de ping-pong que se ha vivido en la legislación de la vivienda en Catalunya en los últimos años ha sacudido el sector, ha mareado enormemente a propietarios y arrendatarios, y ha provocado, de hecho, una disminución alarmante de viviendas disponibles en alquiler. Solo en cuatro años la oferta de pisos en alquiler en Barcelona se ha reducido un 49%. ¿Qué ha provocado esto? Ha hecho la pelota todavía más grande: más dificultados para acceder a la vivienda, precios desorbitados, castings para encontrar al mejor arrendatario, cláusulas abusivas...

¿Hay especulación en el sector inmobiliario? Sí, sin lugar a dudas. Pero si no hacemos que sea un negocio seguro y beneficioso para aquel que hace la inversión (que no quiere decir abusivo), no tendremos pisos disponibles en alquiler. Para conseguirlo hace falta, antes que nada, una regulación que no se cambie a cada cambio de gobierno y que provenga de escuchar a los expertos, que tenemos muchos: el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Urbana (API) de Catalunya, la Asociación de Promotores de Catalunya (APCE), las diferentes cátedras de vivienda que hay en todo el territorio... También hace falta una regulación que aporte seguridad jurídica al propietario, que asegure un juego limpio y no abusivo en el caso del inversor, y que vele por ampliar la oferta de viviendas sociales mediante beneficios fiscales, y no penalizaciones.

También hay que fortalecer el tejido empresarial catalán: nuestro sector inmobiliario y nuestro inversor. Los fondos de inversión extranjeros están, literalmente, comprando la ciudad de Barcelona. Tal como ha publicado El Crític, las operaciones inmobiliarias más espectaculares de los últimos 10 años en la ciudad de Barcelona y en el área metropolitana ya no están protagonizadas por la burguesía catalana. Tenemos un problema. Estamos perdiendo una plaza importante, nuestra plaza.

"Estamos perdiendo una plaza importante, nuestra plaza"

Hace falta una mirada constructiva y muchas ganas de hacerlo mejor. Pero nunca demonizar, ni caer en la demagogia o el incivismo. Un sector inmobiliario bien cohesionado que utilice la tecnología y los datos para dar el mejor servicio al propietario, al inversor y a la ciudadanía puede resultar en proyectos tan bien pensados como el de Shopinion. Shopinion era una plataforma que tuvo la inmobiliaria Forcadell durante unos años -diría que ya no la tienen activa- con la cual, cuando un local comercial se quedaba vacío, preguntaban a la gente del barrio qué negocio necesitaban. Lo hacían digitalmente, con un código QR ubicado en la persiana cerrada del local. ¿Qué se aseguraban con esta acción? Más probabilidades de acertar con el negocio (comerciante contento), menos rotación en el local comercial (propietario contento) y cubrir un servicio o necesidad real de los vecinos del barrio (ciudadanía contenta). Hacia aquí tenemos que ir.

Y me sabe mal solo haber hablado de vivienda, cuando el sector inmobiliario es mucho más: son oficinas de vanguardia capaces de atraer talento nacional e internacional, son edificios sostenibles y "saludables", son centros logísticos ubicados y diseñados de manera estratégica para cubrir las necesidades logísticas de las ciudades, es un comercio vivo y dinámico que se adapta continuamente a los nuevos hábitos de consumo de la ciudadanía... Es un motor de la economía y lo tenemos que hacer nuestro, profesional, sostenible y loable.

Y por eso es muy buena noticia que The District se quede en Barcelona. Algunos han asegurado esta semana, después de los disturbios, que marcharía a Madrid, pero la organización lo ha dicho muy claro -en rueda de prensa y a mí personalmente-: "Nunca ha estado en la agenda de ninguno de los organizadores trasladar The District a Madrid. No lo haremos". Tenemos otra oportunidad para hacerlo mejor.