Vivimos tiempos complicados. Sabemos cuáles son los problemas y, en la mayoría de los casos, también sabemos cuáles son las soluciones, empezando por las que están a nuestro alcance, sin esperar que la salvación llegue de fuera.
En este sentido, nuestro territorio y nuestras empresas necesitan un sistema de transportes eficiente en costes económicos, sociales y ambientales. Así, la apuesta porCorredor Mediterráneo es el ejemplo paradigmático de la estrategia de largo alcance en este ámbito. Una estrategia que desde la Cámara de comercio de Barcelona compartimos y apoyamos, dado que refuerza nuestro compromiso con el impulso a la competitividad de las empresas, que es el factor clave para el desarrollo económico y social, aquí y por todas partes.
Pero tiene que quedar claro que no se trata simplemente de potenciar la logística y el transporte, sino que es una apuesta firme y decidida en favor de la economía productiva. Y es que nuestra principal ventaja competitiva es la vocación productiva de nuestro tejido empresarial, de gran tradición industrial y exportadora.
Por eso, pensando en el objetivo grande y a pesar de todas las restricciones, hay que seguir andando y donante pasas adelante. Pasas como la de retomar las obras de infraestructuras que han sido paradas a pesar de su avanzado estado de ejecución, como son el enlace entre el A-2 y la AP-7 en Catellbisbal, la variante de Vallirana o la autovía orbital B-40.
Y la siguiente pasa obligada tendría que ser la incorporación de criterios de decisión transparentes basados en la rentabilidad social y económica a la hora de priorizar tanto las propuestas de inversión en infraestructuras como las de gasto en los servicios de transporte. De este modo se facilitará una aplicación rigurosa de los recursos disponibles. Y de retruque, todos juntos, iremos tirando vía en la buena dirección.