Estos días en que se ha celebrado la Cumbre del Clima se ha hablado mucho del "postureo" empresarial en torno a la sostenibilidad. Pero vale la pena mirar más allá. Sea porque toca o porque entre los valores de las empresas está la responsabilidad, lo cierto es que cada vez más se están aplicando criterios para minimizar el impacto de la actividad económica en el medio ambiente. Así que de entrada estaría bien que los árboles no nos impidieran ver el bosque.
Pero, se puede financiar el medio ambiente? Es frívolo tan sólo el hecho de preguntárnoslo? La pregunta es importante y positiva, plantearse este tipo de cuestiones ayudan al desarrollo sostenible. Y efectivamente, en cierto modo el medio ambiente -o mejor dicho- su preservación, es financiable. Porque en definitiva todos como individuos tenemos cierta responsabilidad a través de las decisiones de compra y de inversión que asumimos, y las empresas a través de sus acciones de Responsabilidad Social Corporativa en pro de la sostenibilidad.
"En cierto modo el medio ambiente -o más muy dicho- su preservación, es financiable"
El cambio climático está provocando inundaciones, desertificaciones, aumento del nivel del mar o la desaparición de las barreras de coral, y todo ello tiene un impacto directo en los modelos productivos de las empresas y provocará movimiento migratorios redefiniendo donde vive la gente. Por lo tanto, o se aplican medidas o las consecuencias a medio plazo serán muy visibles.
En este sentido, las entidades financieras jugamos un papel clave. La apuesta decidida por la inversión socialmente responsable es la clave que permitirá cambios reales, no entre el sector, sino en el resto del tejido empresarial. El hecho de contar con planes de pensiones o fondos de inversión ISR supone promover las inversiones en empresas que aplican criterios de sostenibilidad -como la descarbonización o aplicación de los ODS (Objetivos de desarrollo Sostenible)- o de buen gobierno, por lo tanto, es una manera de fomentar este tipo de buenas prácticas. De hecho, las organizaciones están integrando cada vez más el riesgo climático en sus análisis, en gran parte, gracias a una mayor conciencia pero también porque se ha observado como la rentabilidad no está reñida con la sostenibilidad.
"La RSC se utilizó equivocadamente como greenwashing pero en la actualidad la sostenibilidad ha llegado para integrarse en las estrategias las organizaciones y, quien no la integre, desaparecerá"
La nueva regulación sobre información no financiera, que el 2021 obligará todas las empresas a publicar sus memorias no financieras, ayudará también que el conjunto de las organizaciones trabajen en este ámbito y ayudará también a definir las carteras de inversión ISR y, como consecuencia, a aumentar la financiación a la sostenibilidad de las empresas. Porque si bien hace unos años la RSC se utilizó equivocadamente y en algunos casos como herramienta de marketing -o el que últimamente se denomina greenwashing- en la actualidad la sostenibilidad ha llegado para integrarse en las estrategias y hojas de ruta de las organizaciones y, quien no la integre, en el medio plazo tiene el riesgo de desaparecer, porque la sociedad está cada vez más concienciada de la importancia de preservar el medio ambiente y pide productos y servicios responsables, apostando por empresas sostenibles. Y el papel que jugarán aquí las generaciones futuras será todavía más grande, con unos consumidores más informados y más concienciados que no se contentarán con acciones que maquillen la realidad, sino que exigirán soluciones reales y tangibles a los problemas medioambientales.
Todas estas medidas son un revulsivo para aquellas empresas que encara ahora no han empezado a aplicar medidas realmente efectivas para mitigar su impacto y, como consecuencia, a promover la descarbonización de la economía. Y el sector financiero tendrá un papel clave en este cambio de modelo. Ahora sólo queda que la regulación establezca las condiciones que permitan llevar a cabo esta transición con la rapidez más grande posible.