Ingeniero y exministro

Hacemos lo suficiente para la sostenibilidad?

20 de Mayo de 2019
Act. 20 de Mayo de 2019
Joan Majó

La palabra está de moda pero no me parece que haya plena comprensión de lo qué significa y de todo lo que hay que hacer para conseguirla. La pregunta es simple: es posible convivir con suficiente bienestar y estabilidad en una sociedad globalizada de unos nueve mil millones de personas manteniendo los actuales modelos de consumo y de organización económica, social o política? Puede ser sostenible?

 

"La gente sufre ahora los problemas de los residuos, sea por las manifestaciones crecientes y dramáticas del cambio climático, sea por sus evidentes consecuencias para la salud y la mortalidad humana"

Son muchos los problemas, pero me gusta simplificarlo diciendo que tenemos dos grandes amenazas: el aumento de las desigualdades, y la creciente inestabilidad ecológica del planeta. La primera hace referencia a la relación entre personas, y la segunda a la de las personas con la naturaleza en la que vivimos. Son dos dimensiones, social y ecológica, de la palabra "sostenibilidad" que no hay que olvidar. Por una razón de actualidad, me concentro ahora en la segunda.

El pasado domingo, un grupo de personas, reunidas a partir de una iniciativa impulsada por la Oficina en Barcelona del Club de Roma, organización que ya en los años 70 del siglo pasado hizo un sonora llamada de alerta con la publicación de Los límites del crecimiento, hemos hecho público un manifiesto sobre la urgencia de la Transición Energética, convencidos de que no hay suficiente conciencia de la gravedad de la situación hacia la cual estamos avanzando, y que nos estamos acercando a un punto de no retorno en el calentamiento global con sus probables, y desastrosas, consecuencias. Es uno más de los muchos pronunciamientos públicos que, por todas partes, se producen, pero este tiene una dimensión catalana que lo hace mucho más cercano.

 

Es cierto que una parte de las predicciones de hace medio siglo se demostraron parcialmente inexactas y esto permitió que, por un conjunto de intereses políticos y económicos, la alerta fuera parcialmente archivada. Pero, paradójicamente, durante los últimos años se está reavivando con más fuerza, aunque por una razón muy diferente. Digo "paradójicamente" porque, de forma muy simplificada, se podría decir que la crítica de los 70 alertaba: "Si seguimos consumiendo combustibles fósiles llegaremos a un punto de colapso porque las reservas no son ilimitadas y se agotarán". En cambio ahora, una vez aceptado que las reservas eran superiores a aquello supuesto, tenemos que decir: "Si seguimos utilizando las reserves fósiles seremos incapaces de combatir las consecuencias de su combustión, y no podremos evitar el calentamiento que las emisiones de CO2 están produciendo sobre el conjunto del planeta".

El problema ya no nos viene por la falta de reservas, sino por la acumulación de residuos, sobretodo de gases, que se generan; y por lo tanto persiste y es todavía peor porque hace todavía más daño. Este cambio tiene quizás una ventaja que puede ayudar a la concienciación: la gente no era capaz de experimentar que se agotaban las reservas, pero ahora sí que sufre por sí misma los problemas de los residuos, sea por las manifestaciones crecientes y dramáticas del cambio climático, sea por sus evidentes consecuencias para la salud y la mortalidad humana. La aleta actual tendría que ser: "Hay reservas, pero tenemos que conseguir que se queden allá donde están. En vez de producir energía quemándola, tenemos que transformar la energía que el sol nos envía continuamente y que desaprovechamos casi del todo, en energía útil".

"La urgencia de esta transición energética es un esfuerzo global para evitar el desastre; pero en el caso catalán tiene, además, unas ventajas muy importantes: no disponemos de reservas fósiles, y tenemos mucho sol"

La urgencia de esta transición energética es un esfuerzo global para evitar el desastre; pero en el caso catalán tiene, además, unas ventajas muy importantes: no disponemos de reservas fósiles, y tenemos mucho sol; por lo tanto esto disminuiría mucho nuestra dependencia exterior. Desaparece el coste del combustible fósil, y el "coste" del sol se irá reduciendo a cero. El sistema actual de "generación" supone una gran concentración de inversiones, y da un gran poder a un conjunto de oligopolios muy poderosos, mientras que la operación de "transformación" puede ser mucho más distribuida y autocontrolada. Además, igual que pasó con el ferrocarril, la construcción de la nueva infraestructura necesaria puede significar, durante unos años, la creación de muchos puestos de trabajo.

Tenemos por lo tanto la posibilidad de contribuir, aunque sea de forma marginal, a mejorar la sostenibilidad global, y además podemos aprovechar la transición para fortalecer en muchos aspectos la economía catalana. Por qué nos estamos quedando a la cola de Europa y de España al abordar esta transición? A qué estamos esperando?