Etnógrafo digital

Nihil novum sub dato

31 de Octubre de 2019
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa

"El INE seguirá la pista de los móviles de toda España durante ocho días". Así titulaba la noticia el diario español El País el pasado martes. El Instituto Nacional de Estadística quiere saber como nos movemos los súbditos españoles por el territorio y pagará medio millón de euros a las tres principales operadoras —Vodafone, Orange y Movistar— por nuestros datos de movilidad. A partir de aquí, pánico digital.

 

Literalmente quieren saber donde vamos a trabajar, en la hora que salimos de casa y a la que volvemos y cuando y donde vamos de vacaciones. Por eso del 18 al 21 de noviembre, días laborables, analizarán las posiciones de los móviles de la media noche hasta las seis de la mañana para establecer nuestro lugar de residencia; y de las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde para saber nuestros movimientos y donde vamos a estudiar o a trabajar. El estudio también prevé el estudio de la movilidad del domingo 24 de noviembre, del día de Navidad y del 20 de julio y 15 de agosto para analizar los movimientos estacionales en fechas festivas y de vacaciones. El otro episodio perdido de BlackMirror.

 

Nos tenemos que asustar? Sí y no. Empezamos por la parte fácil, por el no. Para que podamos hacer o recibir una llamada en medio de la calle nuestro móvil tiene que estar conectado a una torre de telefonía móvil. Evidentemente, para que podamos recibir una llamada nuestro operador tiene que saber en todo momento en qué torre estamos conectados para poderla enviar. Las operadoras registran esta información para ofrecernos el servicio de movilidad. Lo firmamos cuando aceptamos el contrato con la operadora, aquel que tampoco leemos. Estos datos son comprados habitualmente por empresas e instituciones para hacer estudios.

"Pagaremos entre todos medio millón de euros de dinero público por datos que ya hemos pagado de manera privada para generarlos"

Hasta aquí sería un caso típico de "capitalismo de vigilancia" (concepto acuñado por la psicóloga norteamericana Shoshanna Zuboff) si no fuera porque pagaremos entre todos medio millón de euros de dinero público por datos que ya hemos pagado de manera privada para generarlos.

Por qué nos tenemos que asustar? Porque el medio es el mensaje y las palabras y el momento no son inocentes. Por nuestras experiencias recientes como país, sociedad y especie, sabemos del cierto que todo el que hagamos mientras llevamos un móvil encima puede ser monitorizado. El escándalo de Cambridge Analytica nos permitió comprobar como se puede manipular un sistema democrático a sabiendas de los patrones conductuales de los votantes. Edward Snowden nos avisó de como las agencias de seguridad norteamericanas podían escuchar cualquier conversación del mundo; él mismo podía escuchar al presidente de los EE.UU.; y la NSA grabó las conversaciones telefónicas de Angela Merkel con otros líderes mundiales. También sabemos de la represión digital del Estado español el septiembre y octubre del 2017 interceptando comunicaciones y cerrando webs contraviniendo las directivas europeas. También hemos visto las precauciones del Tsunami Democràtic que con cada nueva plataforma de comunicación propone un nivel más de anonimización: de Twitter al canal de Telegram y del canal de Telegram a una app que se activa con un código QR de confianza. Estamos avisados.

"Si estudiar la movilidad de un grupo humano sirve para salvar el planeta, o los datos de mi estilo de vida sirven para curar el cáncer, adelante"

La recogida de datos conductuales a partir de nuestro comportamiento digital es una práctica habitual que hacen los proveedores de servicios y aplicaciones. De hecho, no nos tendría que asustar. Yo soy muy favorable a ceder todos mis datos, incluso los biomédicos, de manera anónima y por el bien común tal y como lo hago siempre que puedo con un bien tan íntimo como la sangre. Si estudiar la movilidad de un grupo humano sirve para salvar el planeta, o los datos de mi estilo de vida sirven para curar el cáncer, adelante. Mucho me temo que el proyecto del INE va por aquí y no veo ninguna mano negra ni voluntad de control aquí detrás (afirman que cumple la LOPD). El quid de la cuestión no es este.

La información del artículo no tiene más molleja que la que os he escrito en la entrada del artículo. El porque de todo lo tenéis en la meta-información de la noticia: en el diario español que la publica, en el momento que la publica y en la deliberada elección del concepto de "seguir la pista" a todos el móviles de España. Lo que me lleva a pensar en la intención de atemorizar que hay detrás la publicación de la noticia.

Cuando estoy a punto de sacármelo de la cabeza y autoflagelarme por conspiranoico, me llega que La Guardia Civil ha enviado un requerimiento a GitHub para que descuelgue de sus servidores la app de Tsunami Democràtic en base a "que el movimiento Tsunami Democràtic ha sido confirmado como una organización criminal que impulsa la comisión de ataques terroristas".

Agradezco el encomiable trabajo de la Benemerita, que me acaba de escribir la conclusión del artículo.