Leí la frase en un muro real o virtual. Me pareció brillante y absolutamente útil en estos tiempos de incertidumbre en que a veces los miedos nos visitan con el firme propósito de paralizar‐nos. Cosa que no nos podemos permitir. Estar quieto, hoy, es como estar muerto. La evolución tiene que ser una constante, como lo es el cambio.
La utilizo en mis programas de gestión del cambio, hablando del poder de la mente, de gestionar emociones, de la responsabilidad sobre las propias elecciones. Como la de dar-se la cerca a las ideas negativas que entorpecen un pensamiento constructivo y creativo y mantener una actitud proactiva preguntando‐se permanentemente que más puedo hacer yo para anular la posibilidad de instalar‐se en la queja cuando las circunstancias son adversas, que es bastante a menudo porque la vida no es fácil...
Leyendo una revista empresarial me sorprendo ante el título de un curso que ofrece un centro dedicado, sobre todo, a formar en competencias técnicas: "Curso de capital psicológico positivo: Bienestar subjetivo y psicológico en el marco de la organización". De entrada, me parece poco sugerente para un público potencial que busca formar‐se en informática o idiomas.
Fantaseo sobre el que a mí me sugiere y pienso en psicología positiva, en optimismo intel∙ligent, en esperanza, en destrezas emocionales, en comunicación "afectiva", en confianza y empatía... y en como las personas y las organizaciones necesitamos trabajar en el bienestar, considerando que más allá y/o después de talleres y cursos, tenemos una cabeza redonda.