La movilidad no tan sólo está abordando los retos referentes a la ocupación del espacio público, desproporcionada e innecesaria, su huella ecológica así como su cobertura y accesibilidad territorial, esta también enfrenta otros paradigmas asociados a la transformación digital y al hecho que los viajeros acontezcamos nuevas antenas de geolocalització y dotación de la información.
En este contexto, ya no es discutible que la revolución digital habilita nuevas economías, y entre las infraestructuras de la movilidad, la industria de la automoción y los viajeros tambiénresultan. Un claro ejemplo de este hecho es que actualmente, entre las primeras potencias económicas del mundoaparezcan Amazon y Netflix, pero no resulte ninguna petrolera. Esto no hace pensar? Vamos hacia la transición energética, sí, pero también hacia una sociedad digital con mentalidad diferente a la hora de desplazarnos y de escoger medio de transporte.
"Vamos hacia una sociedad digital con mentalidad diferente a la hora de desplazarnos y de escoger medio de transporte"
Sumado a esto, la economía colaborativa y los nuevos pagos por uso, flexibles y customitzables, revolucionan la entente de nuestro transporte desde el punto de vista del ciudadano, la industria y a la vez el transporte público. El hecho que las startups tecnológicas de movilidad colaborativa hayan aumentado su oferta un 50% en muy poco tiempo a la ciudad de Barcelona invita a reflexionar sobre el mensaje que nos están tirando los viajeros, tanto a la industria de la automoción como el sector tecnológico.
Qué quiero decir con esto? Muchos de los debates que incorpora el sector de la movilidad es la conveniencia de reducir la movilidad contaminante, promoviendo el uso de desplazamientos más respetuosos con el medio ambiente. Recientemente, el reparto modal en el área metropolitana de Barcelona obtuvo un 14,5% en transporte público y un 21,3% en vehículo privado. Cómo se plantea la revolución de estos repartos frente a la transformación digital? Las nuevas startups tecnológicas que implementan servicios de movilidad compartida en un solo clic, la promoción de la intermodalitat y la combinación de diferentes transportes ofreciendo un servicio más práctico al viajero, la capacidad de digitalizar los sistemas de infraestructuras del transporte y gestionarlos de formato inteligente, la captación de información de nuestros desplazamientos en tiempos reales y la integración tarifaria, tan sólo son algunos de los adelantos que ya han supuesto un cambio al comportamiento del viajero y al sector. Esto no se para aquí, y dando un vistazo en otras ciudades del mundo más avances y pioneras en la entente de la movilidad como un servicio se puede comprobar; Helsinki y Tallin son grandes ejemplos.
El papel de la tecnología como facilitadora de la mejora de la calidad de vida ya es una realidad. A la vez, esta está siendo tractora de una nueva percepción de nuestros desplazamientos, entendiéndolos como un servicio en su globalidad. El compromiso de la sociedad para ir hacia una movilidad sostenible, a través de políticas de restricción del uso del vehículo privado, el sistema de distintivos de garantía de calidad ambiental y el incremento de los Park&Rides por peatonitzar las áreas urbanas están facilitando la reducción del vehículo privado contaminante y desproporcionado, generador de altos niveles de congestión y polución a la sociedad. Es por lo tanto que, los compromisos y regulaciones impulsadas para hacer frente a la contaminación debido al transporte y, adicionalmente, la aparición de muchos nuevos modos de transporte innovadores que ofrecen accesibilidad y desplazamientos según demanda, ambos han configurado una nueva entente de la movilidad como un servicio; funcional, según demanda, integrada y limpia, no concebida como un bien privado.
"El compromiso de la sociedad para ir hacia una movilidad sostenible está facilitando la reducción del vehículo privado contaminante y desproporcionado"
El acompañamiento de esta nueva entente de la movilidad como un servicio o MaaS (Mobility as a Service) no es posible sin la cohesión y alianza de un ecosistema público-privado, configurado en el consenso, con el objetivo de anticipar los cambios que esto genera, entre otros, a los modelos de negocio del transporte público, industria de la automoción, energéticas, startups, aparcamientos, para proveer así servicios innovadores e integrados por medio de un tejido empresarial sincronizado en intereses que posiciona al viajero al centro. En esta línea, diferentes colectivos que inicialmente se mostraban más reticentes a esta transformación ya han entendido que para potenciar su mercado en esta realidad de la movilidad y a la vez, para poder entregar servicios de movilidad al ciudadano, las alianzas son necesarias.