experta en estrategia y competitividad empresarial

La empresa, agente de transformación para los nuevos tiempos

14 de Febrero de 2015
Estos días vuelve a estar de actualidad hablar del vertiginoso incremento de la desigualdad en el marco de lo Informo Riqueza: tenerlo a pesar de querer todavía más, que acaba de publicar el ONG Oxfam. Los datos son bastante claros: Los 70 millones de personas más ricas del mundo podrían acumular más riqueza que el 99% restante para el año 2016. Así mismo. España es el segundo país más desigual de Europa, sólo por detrás de Letonia. El 1% más rico de la población española concentra más riqueza que el 70% más pobre.

A esta constataciónpodemos sumar otros muchos elementos presentes estos días con hechos concretos a los medios, como por ejemplo la busca evidente de nuevas formas de participación ciudadana a en todo el mundo, la necesidad de más transparencia, la desconfianza en aquello que es público... Cada vez más, hoy se habla de la necesidad de buscar nuevas fórmulas de desarrollo de las sociedades occidentales con políticas públicas y privadas que contribuyan en un mundo más justo, equitativo y participativo.

Este nuevo modelo tiene que armonizar de la manera más eficaz posible los mecanismos que faciliten la generación de riqueza, la profundización en los esquemas de cohesión social, la preservación del medio ambiente, la adecuación del diálogo entre la creciente globalización y la identidad local, la busca de nuevos mecanismos de participación de la ciudadanía, el compromiso para un mundo mejor para las futuras generaciones y finalmente el valor de las personas sobre otras consideraciones.

Y es en este marco que considero que se hace necesario repensar, también, cuál tiene que ser el papel de las empresas, posicionándolas como un elemento transformador del modelo social existente. El nuevo rol de la empresa, entente como una comunidad de personas, tiene que combinar la busca permanente de capacidad de competir de manera adecuada en los mercados internacionales con la generación de un proyecto compartido para las personas de la empresa configurándose como una auténtica "empresa participada" por personas.

Existen muchas y varias fórmulas en el mundo que facilitan la presa de participación de los trabajadores en la empresa; cooperativas, empresas de economía social, empresas que facilitan la participación en el valor generado por el conjunto de la organización, participación de los trabajadores al capital social, cogestión, autogestión, etc. No es un tema nuevo, pero si es un tema que toma hoy nuevas dimensiones.

De ser considerada sólo una cuestión ideológica, la participación ha pasado a ser vista también como un principio clave de eficacia. Así, varios pensadores del management, como por ejemplo Gary Hamel, señalan que "la articulación de nuevos modelos de negocio en torno a la participación inteligente de las personas de la organización es la única fuente de ventaja competitiva sostenible en el tiempo".

De hecho, está claro que las organizaciones que fomentan la participación de los trabajadores en la empresa acumulan una serie de ventajas para garantizar su competitividad a largo plazo: generan un proyecto compartido que facilita la gestión, fortalecen la sostenibilidad de la empresa, consiguen una mayor asunción de responsabilidades en todos los ámbitos, generan una mayor vinculación emocional con el proyecto, garantizan mayores niveles de transparencia y corresponsabilizació, democratizan la organización, establecen un nuevo marco de relaciones personales basado en el trabajo compartido, etc. Si miramos a nuestro entorno, veremos que hay países asentados tradicionalmente sobre estos principios de colaboración y participación.

"Nosotros no lo tenemos ..." Esta ha sido históricamente nuestra excusa. Pero, si continuamos mirando, constataremos también que hoy en día existe una tendencia internacional creciente enla participación de las personas en laempresa. Estados Unidos, Alemania, Bélgica, o las fuertes apuestas actuales del Reino Unido o Euskadi. En estos países, cada vez más empresas intentan estructurar su día a día como verdaderas "comunidades de personas", generando mecanismos y espacios de participación, responsabilidad, cooperación, atracción y retención de talento, conscientes que la participación activa de las personas en los proyectos empresariales condiciona la competitividad y sostenibilidad del proyecto.

Este es un camino que ayuda a redefinir el papel de la empresa como agente transformador al cual sin excusas nos podemos sumar!