La formación
de las personas trabajadoras no tendría que ser una finalidad en sí misma sino que se tendría que ver como
un servicio a disposición de la
dirección de la empresa, justamente para ayudar a conseguir los objetivos fijados.
Está demostrado que una
formación empresarial es eficaz cuando ayuda a la dirección a cumplir con sus objetivos. Es por eso que notendría que haber una desconexión entre
laestrategia de la empresa y el
plan de formación. Desvincular formación y estrategia conducen a poca
eficacia y poca
rentabilidad. Por lo tanto, hay que asegurar la relación de la formación con componentes estratégicos que generen ganancias y ayuden a entender que la formación es una
inversión. Y, evidentemente, se tiene que poder evaluar. La
evaluación empieza en la propia planificación, en la detección de las necesidades formativas, y durante el diseño e impartición de las acciones, para acabar pudiendo evaluar los conocimientos, las habilidades y las actitudes adquiridas durante el proceso formativo.
No se puede hablar de
internacionalización, innovación, tecnología punta si no van de la mano de la formación que requieren los trabajadores/se que lo tienen que impulsar y llevar a cabo. En este sentido, las empresas de cualquier tamany y sector de actividad saben que tienen a su alcance entidades que cómo la nuestra diseñan planes de formación a medida para sus necesidades y las ayudamos a encontrar
fórmulas de financiaciónpara poderlo ejecutar.