Como cada año que empieza las personas acostumbramos a señalar en el calendario las fechas o los hitos que esperamos celebrar con mayor ilusión a lo largo del año.
A título personal yo había señalado el primer sábado del mes de febrero puesto que aquel día se tenía que celebrar un acontecimiento muy especial: el lanzamiento definitivo e irreversible de la Zona Única de Pagos en Europa (SEPA -Single European Payent Area- en terminología anglosajona). De momento pero tendré que reservar el cava a la nevera.
El pasado 9 de enero el comisario europeo de Servicios Financieros, Michel Barnier, va aigualir la celebración al comunicar que la Comisión Europea se había visto abocada a conceder una prórroga extraordinaria de seis meses, hasta el cercano 1 de agosto de 2014, para la puesta en marcha definitiva de la Zona SEPA.
El motivo que esgrime la Comisión Europea es que hay la temença quepodría haber un problema masivo de bloqueo en las operaciones de pagos en todo Europa debido de al retraso en la transición hacia los formatos de pagos que establece SEPA. De hecho pero, la prórroga que ha concedido la Comisión Europea se refiere sólo al factor de irrevocabilitat del proceso, puesto que hay que recordar a los lectores que desde hace muy bien 2 años y medio es perfectamente posible realizar los pagos en base a los estándares SEPA.
Y pues, qué es SEPA? SEPA es el espacio donde los ciudadanos, las empresas y cualquier agente económico que opere en Europa puedan realizar y recibir pagos en euros, con las mismas condiciones básicas, los mismos derechos y las mismas obligaciones. Esto significa que los pagos SEPA tendrán que recibir el tratamiento de pagos nacionales, y es por este motivo que SEPA no sólo pretende mejorar la eficacia de los pagos entre diferentes países, sino que también desarrolla instrumentos, estándares, procedimientos e infraestructuras comunes en todo Europa.
Entonces si SEPA ofrece tantas ventajas, por qué prorrogar su implantación hasta el próximo mes de agosto? Los lectores con ojo crítico quizás ya intuyen que las entidades financierastienen fuerza a decir en este proyecto y el cierto es que han puesto un montón de palos a las ruedas a lo largo del proceso puesto que la eficiencia de los unos (ciudadanos y empresas) representa una pérdida potencial para los otros (entidades financieras). Pero la responsabilidad del retraso de SEPA no la podemos atribuir exclusivamente al sector financiero.
Las Administraciones Públicas tampocohan hecho eco entre la población (recordamos que la afectación de SEPA es comparable a la implantación de la moneda única), y en consecuencia el grado de desconocimiento de SEPA entre los ciudadanos y las empresas es de proporciones colosales. Una cifra reveladora: a pesar de que SEPA se inició en 2008, en España en abril del 2013 sólo el 9,69% de las operaciones de pago se hacían según los nuevos estándares.
Si bien me gustaría hablar, dudo que el comisario Barnier quisiera atender mi llamada. Creo que el mejor que puedo hacer pues es borrar el hito que había señalado para el día 1 de febrero y trasladarla al próximo día 1 de agosto de 2014. Espero que nada ni nadie me haga hacer otro garabato a la agenda.