Globalmente, las ciudades representan más de la mitad de la economía mundial y más de dos terceras partes del consumo energético global. Cada semana, en el mundo, un millón y medio de personas traslada su hogar de entornos rurales a entornos urbanos. Las ciudades son motores de progreso económico y bienestar ciudadano, y en 30 años ya acogerán el 75% de la población mundial. Aun así, este mismo proceso de urbanización sin precedente alza grandes retos para la gestión urbana, sobre todo relacionados con el acceso la vivienda, el acceso a los servicios básicos, la planificación de la movilidad a las ciudades o la sostenibilidad medioambiental de esta transformación y los efectos que está teniendo sobre el clima.
Tanto es así que la Conferencia de Naciones Unidas Habitado III reconoció la necesidad imperante de una urbanización planificada y sostenible de las ciudades, y así lo acordó firmando la Nueva Agenda Urbana, el octubre del 2016, en Quito. Se trata de una hoja de ruta para el desarrollo urbano de los 20 años próximos, que destaca el papel crucial de las ciudades para el desarrollo sostenible y socialmente equitativo del planeta.
Y es que la persistencia de la pobreza, las desigualdades crecientes y la degradación ambiental son los obstáculos más desafiants al desarrollo sostenible de todo el mundo. Lejos de abogar por un reparto equitativo del crecimiento económico y la riqueza generada, durante las últimas décadas se han evidenciado las desigualdades a las ciudades y la presión cada vez mayor que se está ejerciendo verso los recursos naturales. Hoy, la mitad de la población mundial vive en ciudades. Y también hoy, la mitad de la población mundial no tiene acceso a internet.
La Nueva Agenda Urbana, así como ya venían a destacar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas (SDG en sus siglas inglesas) ponen de manifiesto como la información, la tecnología e internet juegan un papel decisivo en la consecución de los mencionados objetivos y en el desarrollo urbano, permitiendo una urbanización más eficiente y escalando y extendiendo proyectos y soluciones urbanas a lugares menos desarrollados y favorecidos.
El papel acelerador que tiene la tecnología en estas transformaciones y como catalitzadora de soluciones eficaces a los problemas globales es indiscutible. Internet ha revolucionado la forma como aprendemos, nos comunicamos y trabajamos. Internet ha permitido socializar el conocimiento y universalitzar el acceso a la información. En las ciudades, la tecnología permite avanzar hacia las Smart Cities, dotando de inteligencia la gestión y la política urbana; en definitiva, generando ciudades eficientes, que maximizan los recursos yhacen un uso eficiente, razonable y respetuoso, por y con el ciudadano, con el objetivo de mejorar su bienestar y continuar generando riqueza local de forma sostenible.
Si Internet está cambiando nuestros hábitos, la forma como nos comunicamos, como nos organizamos y, incluso, como experimentamos nuestro entorno, como obviar que Internet tiene y tendrá un efecto radical sobre las ciudades, como se organizan y cómo se comunican con los ciudadanos, donde la participación ciudadana no es una tendencia ya es una realidad, y un claro factor para la transparencia.
A la gran pregunta de cómo tendrían que transformarse y evolucionar las ciudades para asegurar un desarrollo sostenible, socialmente equitativo, seguro y resilient, la cuestión central es cómo hagamos que los beneficios de los adelantos tecnológicos, con Internet al frente, lleguen a cada ciudadano y cada rincón del mundo.