La nueva Comisión Europa, presidida por
J.C. Junker, afirma que, ante el evidente fracaso en
la gestión de la
crisis a base de políticas de austeridad, quiere ahora cambiar un poco el rumbo. Estas políticas, centradas especialmente en la reducción drástica de los
déficits y en el regreso de las
deudas, sobre todo de los países periféricos, han provocado en ellos un incremento del
paro, un crecimiento de las
desigualdades, y una reducción el
consumo interno, que ya no son sostenibles.
Se anuncian por lo tanto unas ciertas políticas expansivas y de reactivación, entre las que se quiere destacar el llamado
Pla Junker con
inversiones de más de 300.000 millones de euros.
Esta era una muy buena noticia, hasta que se han conocido las características más detalladas del Pla. En mi opinión, tiene al menos cuatro puntos débiles que hacen dudar de su eficacia:
1. El 90% del
dinero no serán fondos públicos, sino que se espera que sean
inversiones privadas estimuladas por el 10% público, que utilizará
dinero que ya existen los diversos
presupuestos europeos. Es decir, que no hay
dinero nuevo, sino traspaso de partidas...
2. Esta procedencia privada hace que seguramente los programas de
inversión se escogerán más en función de su
rentabilidad que no de su repercusión en objetivos públicos de modernización de
infraestructuras o de transición hacia modelos más sostenibles. Esta indicación por parte de los poderes públicos iría ligada a una garantía de rentabilidad.
¿Recordad el que ha pasado con
el Castor...?
3. Tampoco parece quehaya una prioridad en la creación de
ocupación precisamente en los países donde el paro es más sangriento, puesto que en principio se deja muy abierto el reparto territorial de las
inversiones.
4. Este Pla no va acompañado de ningún aumento del
presupuesto de la UE (ahora menos del 1% de su
PIB), ni de ninguna ampliación de las competencias del
Banco Central Europeo, que le permitieran hacer políticas en favor de la
recuperación (cómo hace por ejemplo la Reserva Federal Americana) y no sólo de tipo
monetary. Mantener centralizada la política
monetaria y descentralizada la política
fiscal, sigue siendo un error que no se quiere corregir.
Estas debilidades hacen temer quehaya mucho humo en el anuncio del Pla y que una vez más la UE, la Comisión, y el BCE, se queden sin las herramientas necesarias para llevar a cabo las políticas que se predican. Esperamos que no sea así...
Buen Año 2015!