La economía de Cataluña vive unos momentos extremadamente complejos. Cinco años de crisis son suficientes para cuestionarnos algunas de las dinámicas que han servido hasta ahora y que quizás en el futuro ya no nos servirán. El cambio permanente es nuestra realidad actual.
Cataluña es un país diverso socialmente y territorial. Seguro que un aspecto está estrechamente relacionado con el otro. El hecho es que los grandes polvo de actividad del país han sido históricamente alimentados, como no puede ser de otra manera, por la creatividad y el dinamismo empresarial. La iniciativa privada –fértil y potente en casa nuestra- ha construido el talante de Cataluña y ha puesto las bases porque, a pesar de la crisis severa que atravesamos, podamos tener un futuro mejor. Desde la grande Barcelona y su área metropolitana, hasta la Alt Empordà, el Montsià o el Segrià: allá donde ha fructificado la iniciativa privada, nos hemos ganado un pedazo de futuro, unas posibilidades reales.
Este es el camino para salir de esta situación de crisis que vivimos, del mismo modo quehemos salido otros antes. El Fomento del Trabajo somos la patronal más antigua de Europa y nuestro recorrido desde el 1771 nos explica muchos hechos y situaciones similares -y no- al actual y la manera como los hemos entomat y superado –a veces con acierto y otros no tanto. El camino de recuperación de la economía catalana es el de la empresa.
Así pues, en este contexto, las empresas tenemos que saber anticiparnos. Los empresarios tenemos ahora el compromiso, no sólo de continuar adelante con nuestras empresas y generar riqueza y ocupación, sino de crecer al exterior, innovar, incorporar la tecnología a nuestras organizaciones y ser, en definitiva, más eficientes. Tenemos que ser capaces también de contribuir a recuperar la confianza y la credibilidad en nuestra economía. Todos hemos hecho un gran esfuerzo y lo tenemos que seguir haciendo.
Cataluña conserva, a pesar de todo, su capacidad empresarial gracias sobre todo al empujón y la resistencia de muchos empresarios. Tenemos que reclamar que Cataluña continúe siendo una tierra empresarial: hoy, representa prácticamente el 20% del PIB de España y en los últimos tres años ha hecho un gran esfuerzo en el cumplimiento de la reducción del déficit público. Es hora de hacer una pasa más, de resolver la financiación de la Generalitat con la consecución de un buen pacto fiscal con el Estado; de reformar las administraciones; y, sobre todo, de crear de verdad un entorno propicio para la actividad empresarial. Porque las empresas podamos aportar riqueza y generar puestos de trabajo. Este es nuestro compromiso y nuestra voluntad.