director general Agrupa Asesores en RRHH y presidente de ByS Asociación

Los días después del tsunami

17 de Septiembre de 2014
Vamos a suponer que se acaba la pesadilla, que algo más de seis años después (2008-2014), las cosas empiezan a ir algo mejor, ya no hay aquella caída en picado de la actividad económica en general, hay un ligero cambio de tendencia y parece que incluso los grandes números y el consumo repunten algo. Ha pasado el "tsunami", denominado de forma genérica "crisis".

La pregunta es "que pasa los días después?"... Cómo ha quedado nuestra casa después del tsunami? Y cómo están los ánimos y la moral de la gente después de la tragedia? La respuesta es fácil: la gente no está ubicada, está despistada, ha salido de su zona de confort, echa de menos cosas y añora tiempos pasados que ya nunca más volverán (aunque algunos ingenuos soñadores nostálgicos quieran creerlo); la gente está en proceso de luto, está triste y sin saber muy bien donde darla.

Muchas cosas están siendo diferentes, sin duda hay un antes y uno después del tsunami, estamos ante un nuevo escenario y tenemos que adaptarnos al mismo y cuando antes lo hacemos, mejor. Hay que darle las vueltas a esto y ha llegado el momento de utilizar otras competencias para adaptarnos al nuevo escenario. Estas las tenemos intrínsecas dentro de nosotros, el que pasa es que hasta ahora no las habíamos necesitado y, por lo tanto, están poco desarrolladas y nos asusta el no saber manejarlas. Utilizadlas y veréis que bien nos va a todos.

No sirve aquello de reinventarnos, esta es una palabra que ya molesta. Se trata de poner todas nuestras competencias en un nuevo escenario y aprender algunas cosas nuevas, como por ejemplo, a gestionar la incertidumbre (y ser felices igualmente con esto), adaptarnos rápidamente a los cambios, tener flexibilidad, iniciativa y optimismo, ponerse las pilas y no esperar que nadie nos solucione las cosas, confiar en nosotros mismos y dar aliento a la imaginación.

Hay que estar abierto a nuevas cosas, formas y oportunidades.  La gente alegre, optimista y positiva, afirman los expertos, vive entre seis y siete años más que los que no lo son. Hay que sonreír y positivitzar, generar confianza y credibilidad, y para lo cual, es imprescindible que uno confíe y crea en si mismo. Hay que saber resolver problemas, tener capacidad de autonomía, estar implicados y ser facilitadors, y sobre todo ACTITUD, de la buena, de la positiva, no la del "chollete" y el apalancament o hacerse el fácil.

Valores como la honestidad y el esfuerzo son también valores a la alza y tenemos que activarlos y gestionarlos. No tenemos más remedio que adaptarnos en nuestro nuevo mundo y en torno después del tsunami.

En estos momentos la gente ya empieza a ver que las cosas son diferentes y se empiezan a ver cambios de actitudes y gente dispuesta a hacer el que convenga, con ganas, capacitación y disponibilidad.

Estamos saliendo del luto y paga la pena hacer el esfuerzo y seguir adelante!!