Ingeniero y exministro

Las perspectivas de un sector clave para nosotros

17 de Septiembre de 2019
Joan Majó

Ya hace más de un siglo, dos elementos contribuyeron de forma importante en el desarrollo económico de muchos países de Europa, y también algunos de América: el aprovechamiento del carbón como combustible y la construcción de la red de ferrocarriles como medio de transporte. Más adelante vivimos una época con un nuevo combustible, el petróleo, y de un nuevo sistema de transporte, los vehículos con motor de explosión. La electricidad revolucionó más tarde, todo el sistema económico, abriendo nuevas posibilidades, pero no ha podido tener todavía un impacto suficientemente importante en el mundo del transporte, puesto que, además de haber quedado fuera de los sistemas de transporte aéreo y marítimo, se está atrasando el cambio en casi todo el sistema terrestre basado en vehículos de carácter privado. Una serie de circunstancias recientes (aumento del consumo y la movilidad, grandes problemas de sostenibilidad, aumento de las desigualdades...) están obligando a iniciar una nueva etapa, basada en el sol y en un mejor aprovechamiento de todos los recursos. Una etapa que se caracterizará por la energía solar y por la economía circular.

 

"Las buenas o malas perspectivas de las economías de cada país están muy influidas por dos elementos: la disponibilidad o no de recursos, y el acierto en la especialización productiva en los nuevos sectores emergentes"

Las buenas o malas perspectivas de las economías de cada país están muy influidas por dos elementos: la disponibilidad o no de recursos, y el acierto en la especialización productiva en los nuevos sectores emergentes en cada momento. Nosotros, tanto en Catalunya como el Estado, no hemos tenido muchos recursos en carbón y nada en petróleo; sí que tenemos en radiación solar. Pero nuestra relativa especialización en producción de vehículos ha sido uno de los elementos de crecimiento y de mejora durante bastante tiempo. Ahora hay que analizar cuáles son los cambios previsibles en este sector en los próximos años. Me gustaría hacerlo de forma muy simplificada, observando tres tendencias.

1. De la propiedad al uso de los vehículos. Está claro que el vehículo es una herramienta imprescindible para la movilidad. Pero lo importante no es tener un vehículo, sino tenerlo a tu disposición cuando lo necesites. Esto tiene ventajas de coste, de más calidad del vehículo, y de posibilidad de adaptación a la diversidad de usos. Desde un punto de vista colectivo esto supondrá la eliminación de una gran cantidad de vehículos que sólo se utilizan esporádicamente o en una parte muy pequeña del tiempo, pero que utilizan muchos recursos necesarios y ocupan espacios públicos o privados escasos. Por lo tanto, se puede decir que con un parque total de vehículos mucho más pequeño podremos hacer lo mismo que hacemos ahora, y quizás mejor... Esto significa que la cantidad de vehículos que habrá que producir los próximos años seguramente será menor que la actual. Pueden haber otros fenómenos de crecimiento del mercado en otros países que actúen en sentido inverso, pero no creo que compensen la reducción de la demanda.

 

2. Del petróleo al sol. Tiene que desaparecer el antiguo miedo que se acaben las reservas de petróleo o gas. Más bien las políticas tendrán que estar orientadas a asegurar que una buena parte de las actuales reservas no salgan nunca del subsuelo para ser quemadas! Esto significa la transformación rápida de los vehículos pasando de los motores de explosión a los motores eléctricos. Pero, para que no sea un engaño, tiene que suponer también que haya una sustitución de los procesos de generación de energía eléctrica, pasando de los combustibles fósiles a la generación solar o eólica. Si la electricidad que consumen los nuevos vehículos ha sido generada con petróleo o gas, no hemos ganado nada. Todo el sector de fabricación de vehículos tiene que ver que su vida futura estará basada en tecnologías que hasta ahora no han sido las suyas y hay que adaptarse. Y si se fabrican menos coches y son en gran parte eléctricos, tiene que prepararse por una nueva competitividad. Es por eso que de la misma forma que promovimos en los 80 la "reconversión del textil", ahora hay que hacer lo mismo con todo este sector.

"Tanto en Catalunya como en el Estado, no hemos tenido muchos recursos en carbón y nada en petróleo; sí en radiación solar. Nuestra relativa especialización en producción de vehículos ha supuesto crecimiento y mejora"

3. Un problema de incertidumbres. Se están empezando a tomar medidas en esta dirección como la prohibición de algunos combustibles y la de utilizar algunos vehículos en según qué áreas metropolitanas. Lógicamente, en muchos casos, más que una prohibición es un anuncio anticipado pero quizás no lo bastante claro ni en qué ni en el cuándo. Es muy posible que esta incertidumbre, y la carencia de una red de distribución apropiada de energía eléctrica, disminuya durante los próximos años la demanda de vehículos a la espera de la consolidación del nuevo escenario, hecho que agravará lo que indicaba antes.

Hace falta pues que las empresas fabricantes de vehículos se adapten a las nuevas realidades; también las generadoras o distribuidoras de energía, pero sobre todo que los gobiernos aceleren y concreten los actuales planes de transición. No os extrañe que siga con atención la marcha de Seat, puesto que en los 80 participé muy directamente en la entrada del grupo VW, decisión de la cual he estado muy satisfecho. Pero hay muchas más empresas y tenemos que evitar una crisis del conjunto del sector, por posible imprevisión. En Catalunya nos jugamos mucho, y no sé si se está haciendo bastante.