No salir de pobres

15 de Junio de 2021
Xavier Roig VIA Empresa

Los últimos artículos los he dedicado a explicar que a Catalunya le conviene un cambio de modelo productivo. Para ser más exactos: un cambio en la tendencia de los modelo productivos adoptados. Fines hace un tiempo -posamos unos treinta años- el turismo representaba por Cataluña el que, aproximadamente, representa a otros lugares del Europa meridional. Pero a lo largo de los últimos decenios el tema se ha desbocat y Cataluña ha empezado a sufrir esta metástasis que ahora pagamos. Y cara.

El peligro viene dado, sobre todo, por su avance en el pastel del PIB. El turismo ha ido comiendo terreno y, dado que el reparto de este pastel es porcentual, si el turismo crece, otros sectores retroceden. Y aquets es el caso de la industria. De las bondades de la industria no hablaré ahora. Las crisis han demostrado que los países industrializados soportan mejor las recesiones que no los que no lo están. Tanto económica cómo social y políticamente.

El último informe del Círculo de Economía - que, al parecer, finalmente ha caído del caballo tanto en el tema del turismo cómo en el de la financiación pública catalán - lo dice claro: la Gran Recesión del 2007 no nos sirvió de demasiado. Identificamos un peligro, el sector del totxo. Y lo cambiamos por otro sector igualmente malo: el turismo. Ahora hay que aprovechar el programa NextGen (que no lo solucionará todo) en cuanto que será un impulso que puede ayudarnos a coger impulso. Pero todo dependerá de nosotros.

Se ha implantado la idea que el turismo comporta riqueza. Bien, todo es relativo. Por aquellos países que se encuentran en situación de subdesarrollo, es cierto. Más vale algo que nada. Este era el caso del España, de la Catalunya, de los cincuenta y sesenta del siglo pasado. Pero tendríamos que ser un poco avispados y observar un poco el mundo. Si el turismo significara riqueza, Grecia, Tailandia, México, Egipto, Brasil, etc. serían estados poderosos. No lo son. Su población continúa repartiéndose la miseria y, socialmente, no son países a envidiar. Y es que la estructura económica que articula el turismo ya hace prever que su valor añadido es escaso: bajos salarios, poca formación, contabilidades y fiscalidad irregulares, destrucción del patrimonio natural, etc. Es decir, una economía relativamente vaga.

Ya les dije que las bases de datos de la IDESCAT contienen información valiosa. Y, un día, hace unos meses, se me ocurrió extraer datos que relacionaran turismo con el ingresos de la población. Fíjense el que sale si cogemos los 455 municipios de los que se tienen datos sobre la Renta Familiar Bruta Disponible por habitante (es decir los ingresos de que dispone el residentes de un territorio para destinarlo al consumo o al ahorro) y las relacionamos con las plazas turísticas (hoteles, campings y establecimientos rurales) de que dispone aquel municipio:

Por si quedan dudas, los diré que los picos destacados de color naranja (número de plazas turísticas) que figuran más a la izquierda del gráfico (donde la Renta Disponible es más baja) son: Lloret, Tossa, Castelló d'Empúries, Salou, Sant Pere Pescador, Platja d'Aro, Creixell, Calonge, Roda de Berà, Malgrat, Palamós, Vilella, Vall de Boí, Santa Susanna, Pals, Santa Cristina d'Aro, Bellver de Cerdanya,... Es decir, todos los picos destacados, todos, corresponden a municipios turísticos.

Se tiene una percepción errónea del binomio turismo-riqueza. Los dos Empordà, la Cerdanya, por supuesto lo Baix Penedès, etc. son comarcas pobres. Si la Renta Familiar Bruta Disponible media de Cataluña es 100, estas comarcas ("ricas" gracias al turismo) quedan de la siguiente manera:

  • Baix Penedès: 81,7
  • Alt Empordà: 82,5
  • Baix Empordà: 83,7
  • Tarraconense: 86,8
  • Baix Camp: 87,1
  • Cerdaña: 87,9
  • Aran: 90,3

Sabían que la Conca de Barberà está casi por encima de todas ellas y que iguala su riqueza familiar con la "rica" Aran? Y, de paso, no le han destrozado el territorio...

Bien, los dejo con bastante material cómo para pensar.