Economista y cofundadora de WeEQUAL

Nos une mucho más de lo que nos separa

11 de Marzo de 2025
Eva Villa-Massanas | VÍA Empresa

Este titular tan absolutamente poco original es lo que he pensado hoy después de pasar una semana con grupos de mujeres radicalmente distintas que no tienen muchos puntos de conexión.

 

Mujeres muy educadas, de clase alta, con perfiles profesionales directivos y que siguen creciendo. Y mujeres que han nacido en hogares pobres, con circunstancias de vida muy difíciles, con un futuro muy complicado, y en la actualidad privadas de libertad.

Creo que en un momento geopolíticamente tan complicado como el actual, con tanta polaridad, donde según un estudio que ha publicado el ICS esta semana, el 35% de los chicos jóvenes catalanes entre 18 y 24 apoyarían una dictadura, y un 54% creen que el feminismo ha llegado demasiado lejos (estudio del 2024 del CEO), es importante recordar que la sociedad debería velar por el bien común y por el sentir de toda la población. Las mujeres somos el 52% y, aunque nunca ha habido un tiempo mejor que este para nosotras (al menos hoy, veremos mañana cómo se despierta el señor de la cara naranja y sus tech bros), es importante seguir caminando juntas. Y juntos, porque, como dice el proverbio africano, “si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado.”

 

Todas las mujeres que he visto esta semana, estaban haciendo, cada una a su manera y en su entorno, lo mismo:

  • Celebrando el día de la mujer, porque, señores, a nosotras también nos gusta celebrar. Y nos encanta hacerlo con nuestras amigas y compañeras, y ojo, también con nuestros amigos y compañeros.   
  • Recordando todo lo que se ha avanzado. Porque vivimos en una de las mejores sociedades del planeta en términos de igualdad. Y en este recordar, admiramos a las que han abierto puertas. En un evento de ejecutivas se mencionaban a empresarias, científicas e ingenieras. Y hoy, en la cárcel de mujeres de Barcelona, a activistas, mujeres referentes de diversas culturas y orígenes. Y sobre todo, a las madres y a las hermanas. Me ha impactado una exposición en las que las mujeres que están ahora en este centro, con preciosas fotos de sus tatuajes, nos explicaban su significado: dos hermanas unidas por una trenza de pelo larguísimo, un corazón unido a dos manos con unas agujas que tejían sueños, relojes que recordaban la brevedad de la vida y a un hijo muerto prematuramente…
  • Reivindicando lo que aún falta por hacer. Y de nuevo las temáticas -sí, ya lo sé-, con diferencias de punto de partida enormes, pero las mismas. Me he emocionado al escuchar a una mujer muy joven cantar el rap que ella misma ha compuesto. Os dejo un trozo del texto bellísimo y durísimo, relatado en primera persona.  

"Necesito muchos años para arreglar este daño. Nunca se hace daño a quien apuesta por un extraño al cual le regalas tantos años y los convierte en un engaño. Y en darme cuenta han pasado años en los que he sufrido tantos daños. Todo esto ha acabado; es el fin de un cuento extraño. Por fin estás pagando y yo estoy disfrutando de mis hijos"

La presión estética, que las redes sociales siguen multiplicando. La búsqueda de referentes. Que sepas, Alexia Putellas, que tienes un club de fans en WadRas. Y la educación: he visto exposiciones de libros que deberían ser de lectura obligatoria en colegios, porque, como acuñó José Martí, “leer es crecer”. Porque leer nos convierte en personas mucho más inclusivas y libres, de todo, hasta de sesgos. Me ha encantado ver un libro de mi adorada Carla Valls. Lo siento, no puedo evitar ser parcial, y lo admito.

Si aún seguís leyendo, en momentos en que la tierra parece que está agitándose, y no sé si vendrá un tsunami anti igualdad o es solo un soplo de viento que hace mucho ruido, recordemos, como dice el titular, que da igual dónde hemos nacido, si hemos podido estudiar o no, si tenemos hijos o no queremos ser madres… Incluso, me encantaría decir si somos mujeres u hombres. Quiero creer que nos une mucho más de lo que nos separa y estamos más cerca que nunca de alcanzarlo. Y no escuchemos este vendaval ensordecedor.