Ingeniero y escritor

Populismo hispano: las autopistas gratuitas

24 de Diciembre de 2024
Xavier Roig VIA Empresa

La aparición del artículo del señor Carlos Rojas el pasado día 21 (Vuelve el fantasma de los peajes en Catalunya: ¿qué pide la UE y qué hará el Estado?) nos recuerda que España es, dentro de Europa, el representante del populismo latinoamericano más burdo -de hecho, no es más que la versión original de la herencia cultural que dejamos a lo largo de siglos de colonialismo, y que marca el abismo que separa los dos territorios de la frontera al norte y al sur del Río Grande-.

 

El caso es que el drama de las autopistas comenzó, ya hace muchos años, en Catalunya, de la mano de ERC. La excusa era denunciar el déficit de financiación de Catalunya. Ya entonces llamé la atención diciendo que en lugar de pedir las autopistas gratuitas para Catalunya, lo que se debía hacer era pedir los peajes para las autopistas españolas. El acto de ERC, ya entonces, me parecía un proceso de españolización innecesario y perjudicial. Nos aproximaba al hispanismo más rancio y demagógico. Era como si los más avanzados de la clase pidieran ser como los más rezagados. Una forma más de perder el entendimiento. Y aquí es donde estamos: pagamos 10.000 millones para mantener unas vías que utilizan, en buena parte, los que no pagan impuestos aquí. ¿Quieren un nivel de estupidez colectiva más elevado?

Unos años antes de la época de las protestas pidiendo autopistas gratuitas, la empresa donde trabajaba recibió el encargo de controlar los peajes alemanes. La historia -que nosotros no hemos aprendido- iba de la siguiente manera. Con la incorporación de Polonia a la Unión Europea (UE), Alemania detectó que, a partir de ese momento, sus autopistas serían utilizadas por vehículos extranjeros. El país disfrutaba de autopistas gratis. Pero Alemania había pasado de ser un callejón sin salida -el comercio con los países comunistas era escasísimo- a ser un lugar de paso de camiones polacos que llevaban sus mercancías al resto de Europa. La primera opción consistió en hacer pagar peaje a los coches extranjeros; pero la medida fue tumbada por la UE, ya que rompía las reglas del mercado único. La decisión final consistió en hacer pagar solo a los camiones. La solución tecnológica no fue fácil, pero se implantó.

 

El razonamiento no necesita ser hecho por personal demasiado inteligente: si vives en un país de paso, tus caminos son utilizados por gente que, no siendo del país, pasa por ahí. Algunos se quedarán, pero la mayoría van a otros lugares. Entonces, ¿quién paga esta infraestructura que gastan estos terceros? Me gustaría que alguien me respondiera a esta pregunta que, por otra parte, no es complicada.

"Si vives en un país de paso, tus caminos son utilizados por gente que, no siendo del país, ahí pasa. Algunos se quedarán, pero la mayoría van a otros lugares"

Pero aquí entra en juego el populismo, que da respuestas simples a cuestiones que yo no calificaría de complicadas, sino más bien que tienen solución molesta. No se les quiere explicar a los gobernados la realidad. O mejor dicho, se les explica que la dura realidad la solucionará el Estado y que será gratis para todos. Así es como se llega a paradojas como las de Venezuela que, poseyendo grandes reservas de petróleo, tiene problemas de suministro energético.

No obstante, Venezuela no muestra tener las agallas que tienen los gobernantes ibéricos. Gastamos 10.000 millones de euros para mantener unas autopistas que decimos que son gratis, mientras pedimos a la UE ayudas económicas para la Comunidad Valenciana, etc. La tradicional demanda de solidaridad hispana. La verdad, si yo fuera Alemania, o cualquier estado miembro contribuyente neto -España no lo es-, montaría un escándalo. Y parece que, gracias a Dios, alguien está en camino de montarlo en la UE. A ver si triunfa. Porque, como siempre, tienen que venir de fuera a solucionarnos los problemas que nosotros no queremos, porque no nos da la gana, solucionar.