Noah Harari uno de los historiadores más leídos de los últimos tiempos, si nos atenemos a sus éxitos editoriales, nos sorprendía a Sapiens - una breve historia de la humanidad- haciendo una referencia a los contables y auditores, afirmando que el primer nombre grabado a la historia, 33 siglos antes de Cristo, no corresponde ni a un profeta, ni a un poeta, ni a ningún conquistador, sino a un contable, de nombre Kushim que firma en una mesita de cerámica que refleja una transacción comercial con avena.
A su última obra recientemente publicada, 21 lecciones por el siglo XXI, el autor reflexiona sobre los cambios que el mundo necesita para hacer frente a la triple amenaza: guerra nuclear, cambio climático, y la disrupción tecnológica, que afectarán sin duda a la humanidad, en todas sus dimensiones, también en las profesionales. Inevitablemente, algunas ya lo están haciendo, desaparecerán trabajos tradicionales y no sólo las aparentemente más automatitzables, sino también aquellas que incluyen elementos intuitivos y emocionales en su ejecución, consecuencia de los adelantos de la infotecnologia y de la biotecnología, adelantos que comportarán que algunos trabajos acontezcan superfluas pero a la vez quesurjan otras de nuevas.
"Si reorientamos nuestra misión, contribuiremos a la sostenibilidad tanto de las organizaciones como la de nuestra profesión"
Harari, en este caso no nos habla específicamente de los contables y de los auditores, pero sus reflexiones generales son muy útiles para constatar que también los profesionales de la contabilidad, la auditoría y las finanzas en general, hace falta que cuestionen y reelaborin la orientación y el valor de su función, para evitar su obsolescencia y poder seguir contando con el reconocimiento de la sociedad a propósito del registro, al consejo, la interpretación, la confianza y la seguridad de la información.
Por eso pueden ser muy útiles, y a los auditores nos resultan muy cercanos, los pilares clave que define Harari cuando se refiere en la educación: pensamiento crítico, comunicación, colaboración, y creatividad. Actuar con claridad, mente abierta, racional y lógica, pero también emocionalmente sensible, curiosos y proactivos al aprendizaje permanente, permeables a opiniones de expertos, con capacidad analítica, actuando con escepticismo y confianza a la vez basada en la evidencia, intuyendo más allá del aparente, atentos a la comprensión y la boy escout activa.
Puede ser los contables y auditores "no podremos salvar el mundo" como afirmaba el príncipe Carles de Inglaterra hace unos días en el encuentro anual de A4S -Accounting for Sustainability-, pero seguro que si reorientamos nuestra misión, aprovechando la disrupción tecnológica como una oportunidad, ampliando el foco del análisis a ámbitos no financieros, que respondan más a demandas actuales y futuras de los usuarios de la información, anticipando y prediciendo los efectos de los riesgos revelados, y somos capaces de comunicarlo de manera efectiva, contribuiremos a la sostenibilidad tanto de las organizaciones, como también a la de nuestra profesión.