Ingeniera experta en innovación empresarial

¿Por qué le llamas innovación cuando quieres decir supervivencia?

12 de Febrero de 2025
Mireia Garcia Roca | VIA Empresa

El pasado jueves asistí a un evento de Iese y Telefónica sobre la digitalización de la educación, cuyo ponente principal fue Ferran Adrià. Sus charlas siempre son valiosas y sorprendentes y, sin importar el tema que aborde, siempre terminan girando en torno a la innovación. Dos frases de ese día captaron mi atención:

 
  1. "Para innovar hay que ser valiente".
  2. "Innovación es la palabra más repetida en el mundo empresarial".

De la primera afirmación hablé en un artículo anterior en esta sección, Súperhéroe innovador, pero hoy me gustaría centrarme en la segunda.

A menudo, el término "innovación" no se usa de manera aislada, sino acompañado de calificativos como "innovación tecnológica", "innovación empresarial" y "estrategias de innovación". Estas combinaciones reflejan el interés de empresarios y directivos en comprender y aplicar la innovación en contextos específicos.

 

"La innovación ya no es simplemente una función dentro de la organización, sino el eje central de la estrategia"

En el actual entorno empresarial, caracterizado por una competencia intensa y mercados en constante evolución, la innovación estratégica es esencial para que las empresas establecidas mantengan y fortalezcan su posición en el mercado. Sin embargo, innovar dentro de una organización consolidada presenta desafíos únicos, como la resistencia al cambio, la falta de recursos dedicados y la dificultad de medir el impacto de las iniciativas innovadoras.

La innovación ya no es simplemente una función dentro de la organización, sino el eje central de la estrategia. La era en la que la innovación se relegaba a un departamento aislado de I+D ha quedado atrás. Hoy debe permear toda la empresa, desde la concepción de productos y servicios hasta la optimización de procesos internos y la redefinición de la experiencia del cliente. La innovación radical, aquella que desafía paradigmas establecidos y crea nuevos mercados, es la que verdaderamente genera impacto.

En un mundo donde la disrupción tecnológica es la norma y los competidores emergen de lugares insospechados, la inacción es el mayor riesgo. Las empresas que se aferran a modelos de negocio obsoletos y se resisten a la innovación están condenadas a la irrelevancia. La innovación, por lo tanto, no es una opción, sino un imperativo estratégico para garantizar la supervivencia y el liderazgo en el mercado.

Cuando hablamos de innovación empresarial, podemos estructurarla en tres niveles:

  1. Incremental: mejora lo que ya hacemos, centrándonos en la eficiencia y reducción de costes. Es una obligación directiva y está estrechamente vinculada a la mejora continua.
  2. Transformativa: amplía nuestras capacidades, permitiéndonos abordar nuevos mercados con una propuesta de valor más allá de la actual.
  3. Radical o disruptiva: crea nuevas unidades de negocio alejadas del núcleo operativo y de los mercados actuales. Es la innovación más arriesgada y menos obvia, pero también la que puede generar mayor impacto.

El esfuerzo requerido en cada uno de estos niveles aumenta progresivamente, pero el retorno es inversamente proporcional: a mayor riesgo, mayor potencial de retorno. Lo ideal es mantener un equilibrio entre los tres. La teoría nos dice que una empresa tradicional debería dividir sus recursos en un 70-20-10% a cada uno de estos tipos, pero la realidad es que a menudo nos centramos en la innovación incremental y olvidamos las otras dos.

"Una cultura de innovación permite a las empresas responder rápidamente a cambios en el mercado y anticiparse a las necesidades de los consumidores"

En un mercado saturado de productos y servicios similares, la innovación es lo que nos distingue y nos hace atractivos para los clientes, fidelizándolos a largo plazo: "O te distingues o te extingues". Además, una cultura de innovación permite a las empresas responder rápidamente a cambios en el mercado y anticiparse a las necesidades de los consumidores.

Para lograr que la innovación sea el eje central de la estrategia empresarial, es necesario un cambio profundo en la mentalidad y la cultura organizacional. Esto implica:

  • Implementar estructuras que fomenten la creatividad, la experimentación y la colaboración.
  • Definir una visión clara y ambiciosa sobre cómo la innovación impulsará los objetivos estratégicos de la empresa.
  • Fomentar un entorno donde los empleados se sientan seguros para proponer ideas disruptivas y desafiar modelos de negocio convencionales, reconociendo el fracaso como parte del aprendizaje.
  • Establecer procesos claros para gestionar la innovación, desde la generación de ideas hasta su implementación y comercialización.

Al adoptar la innovación como un imperativo estratégico, los directores generales visionarios pueden transformar sus compañías en líderes de la industria, generando valor para clientes, empleados y accionistas.

La omnipresencia del término "innovación" en el mundo empresarial refleja una realidad: en la era actual, la capacidad de innovar no es solo una ventaja, sino una necesidad imperativa para prosperar y mantenerse relevante. Aquellas empresas que logren integrar la innovación en su ADN organizacional no solo sobrevivirán, sino que se convertirán en referentes dentro de sus sectores.