La bonificación de la formación es un recurso muy valioso al alcance de todas las empresas. Qué lo hace, que las más pequeñas no se aprovechen de este recurso como fuente de financiación ? El sistema de bonificación de la formación continua funciona desde el año 2004, pero todavía ahora sólo un 26% de las micro pymes lo utiliza.
Entre las pymes el uso es de un 61,4% y de un 93,4% por las grandes empresas, según los últimos datos publicados por la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo. Todas las empresas, independientemente del número de personas trabajando o del sector en el cual operen, tendrían que velar para tener personal lo mejor preparado posible, motivado e implicado en el desarrollo la actividad diaria, para que acontezcan promotores de innovaciones, que sean creativos, que busquen la eficiencia en los procesos de trabajo y para conseguir que estén capacidades para desarrollar sus tareas en un entorno y un contexto tan cambiante como el actual.
Por eso es importante que, independientemente del tamaño de la empresa, se realice un plan de formación anual y se tenga en cuenta el recurso de la bonificación como fuente de financiación , especialmente entre las empresas más pequeñas.
Actualmente, el sistema de la bonificación se está utilizando sobre todo por las grandes empresas y en gran parte a las medias, pero es un sistema bastante desconocido por las pequeñas empresas, puesto que entre estas un 24% afirma no conocerlo o no hacer uso. Y es una lástima porque aquellas empresas que no aprovechan los recursos que tienen a su alcance para formar a los trabajadores/se están reduciendo sus posibilidades de competitividad y de crecimiento.
Pero, porque las micro empresas y las pequeñas no hacen uso de este saldo? Es porque hay intereses a ponerlo difícil? Estas son algunas de las preguntas que nos llegan mediante las redes sociales. Y la respuesta más generalizada es que las empresas con dimensión pequeña no disponen de un perfil interno que se encargue de centralizar, coordinar o gestionar la formación interna y, por lo tanto, desconocen este recurso que tienen al alcance.
Por eso es importante que, tanto desde las entidades empresariales como desde las sindicales, se haga el máximo de difusión en un tejido productivo que supone el 98% de las empresas. El dinero para la bonificación de la formación surgen de la cuota de formación profesional que las empresas y trabajadores/se pagan a la Seguridad Social. Este fondo se contabiliza anualmente y no es acumulable de un año por el otro, por lo tanto, todas aquellas empresas que antes del final de año no hayan utilizado el fondo que tenían asignado para la bonificación de la formación, lo perderán; perdiendo así un dinero que podrían haber invertido en la formación de su personal y colaboradores a lo largo del año.
Esta cuota de bonificación por la formación que las empresas no han aprovechado a finales de año se quedan a las arcas de la Seguridad Social que destina estos recursos a otras políticas de ocupación o proyectos. Nuestra experiencia, a Cecot Formación, nos trae a asegurar que el principal freno de uso de este recurso es el desconocimiento entre las mismas empresas; desde el 2004 que asesoramos y gestionamos el crédito de bonificación y contamos con la homologación de la FTFE en el desarrollo de este sistema.
Pero además de la bonificación también hay otras formas de financiación de la formación alternativas que han cogido bastante estos últimos años. Por ejemplo, el Permiso Individual de Formación (PIF), que tal como los define la Fundación Tripartita es "el PIF es que la empresa autoriza a un trabajador para realizar una acción formativa que esté reconocida mediante una titulación oficial o mediante una acreditación oficial, incluidas las de los títulos de formación profesional y certificados de profesionalidad" y la empresa a cambio recibe el importe de las horas que el trabajador/a dedica a formación.
El tipo de formació que las empresas se pueden bonificar es diversa. Por un lado el que los profesionales del sector denominamos la formación de oferta, que es aquella que se programa desde una entidad, como por ejemplo la nuestra, y las inscripciones de la cual están abiertas a todo el mundo, y de la otra banda, la oferta a demanda o In Company , que es aquella que se diseña para dar respuesta a las necesidades específicas de una empresa y que se puede impartir tanto a la empresa como en aulas externas, y completamente a medida.