El mandato electoral otorgado a Syriza a las elecciones en el Parlamento griego del 25 de enero del 2015 era claro:
los votantes dijeron un NO inequívoco a las catastróficas medidas de austeridad que han traído la economía griega a una recesión sin precedentes en tiempos de paz. En este sentido, pues, el referéndum no era institucionalmente necesario. Ahora bien, el nuevo gobierno griego se vio arrastrado por negociaciones inacabables con sus acreedores, durante las cuales se lo forzaba a hacer concesiones de que iban en contra de su reciente mandato electoral de forma consecutiva. Estas concesiones podrían haber dado lugar a un acuerdo perfectamente aceptable (para los acreedores).
Aún así, al último minuto
la Troika escogió presentarse ante el gobierno griego con una propuesta de "o lo coges o lo dejas" que nunca habría superado la votación parlamentaria. Esencialmente era una extensión del mismo 'programa de ajustes' catastrófico con nuevas medidas antisociales y reaccionarias que habrían profundizado la crisis humanitaria en Grecia, además de desmantelar la productividad de su economía y empeorar su posición macroeconómica, incluyendo su tasa de deuda-PIB.
Esto hizo evidente que la intención de la Troika no era conseguir un acuerdo con Grecia, sino
desestabilizar de forma silenciosa y derrocar un gobierno escogido democráticamente, las posiciones políticas de izquierdas del cual van en contra del discurso neoliberal dominante a la Unión Europea. Este camino tenía que servir para frenar el crecimiento de movimientos sociopolíticos similares a otras partes de Europa, como Podemos en España.
El referéndum, una vía de escapament a la desesperadaEn este contexto, el llamamiento a un referéndum ha sido una arriesgada y desesperada decisión de última instancia adoptada por un gobierno griego situado entre la espada y la pared. Esto ha sido seguido por
una feroz campaña de propaganda del miedo dentro de Grecia orquestada por los medios de comunicación controlados por la oposición, y un acoso internacional que ha incluido una decisión sin precedentes, como la del BCE de mantener muy bajos los niveles de liquidez del sistema bancario griego mientras los medios internacionales preveían (y alentaban) una quiebra bancaria.
Todo ello ha conducido a un 'corralito' temporal la última semana. En esta atmósfera de miedo, pánico y caos, los ciudadanos griegos, contra todos pronósticos, han ofrecido una reivindicación profunda de la posición política de Syriza votando 'No'. Este hecho inevitablemente
refuerza la posición negociadora del gobierno liderado por Syriza. Pero por un momento imaginamos que el electorado griego hubiera votado 'Sí': esto hubiera desestabilizado el gobierno de Syriza, probablemente hasta su caída, y hubiera traído a un nuevo periodo electoral de al menos dos meses en medio del caos financiero y la inestabilidad política. En las nuevas elecciones, Syriza probablemente hubiera obtenido de nuevo la mayoría de los votos. Qué habría sido lo siguiente en este caso? Un golpe de estado con el apoyo de la UE? Un gobierno ilegítimo de tecnócratas hecho por Bruselas y Berlín?
Sea como fuere,
el resultado del referéndum griego ha evitado el peor de los escenarios. Definitivamente refuerza la posición negociadora del gobierno griego, pero por bien o por mal, no plantea la cuestión de si Grecia tiene que abandonar la Eurozona, y no da una respuesta clara a cuál sería un acuerdo aceptable para el pueblo griego. Simplemente ha señalado que los griegos han rechazado el últimàtum de la Troika.
Grecia puede salir del euro?A los tratados europeos no está prevista la salida voluntaria ni involuntaria de ninguna sido miembro de la Eurozona, pero tampoco hay restricciones explícitas. Ninguna institución europea puede decidir unilateralmente expulsar un miembro de la Eurozona. En este sentido,
las amenazas de un 'Grexit' son nulas y puramente sensacionalistas.
Sea como fuere, el BCE podría, y hasta cierto punto lo ha hecho, drenar la liquidez del sistema bancario griego conduciéndolo hasta el colapso. Esto podría forzar Grecia a adoptar (en paralelo) su propia moneda y dejar la Eurozona
de facto, pero no
de iure.
Genera dudas, en cualquier caso, que el BCE pueda llegar tan lejos como para desestabilizar toda la UE, y por extensión el sistema bancario mundial, causando el colapso del sistema bancario de uno de sus estados miembros.
La solución justa y sostenible que pide TsiprasLa única solución justa y sostenible, el que esencialmente pide el gobierno de Tsipras, es
enlazar el pago de la deuda con la tasa de crecimiento de la economía griega. Esto implica la adopción de medidas a favor del crecimiento sustancial que tengan en cuenta las particularidades de la economía de Grecia y las características de su estructura industrial.
También puede implicar, pero,
una amplia reestructuración de la deuda que incluya un periodo de gracia para su pago y condonación. Todos los macroeconomistes reconocidos están de acuerdo que la dinámica de la deuda griega es insostenible. Entre otros,
Paul Krugman mostraba en uno de sus artículos que, en el caso de la economía griega, el aumento del superávit primario en un punto porcentual requeriría medidas de austeridad que reducirían el PIB en tres puntos porcentuales; y elevar la ratio de deuda cada año por más de un punto significa que más recortadas de austeridad en el gasto público elevaría la proporción de deuda - PIB de forma indefinida.
A todo esto. de forma inesperada,
el último Draft Report del FMI sobre el análisis de la sostenibilidad de la deuda claramente confirma esta posición. Esto supone que
la deuda soberana griego, en el estado actual de la economía, no se puede devolver. El FMI ve como solución de mínimos la extensión del vencimiento de los préstamos europeos y, si las reformas estructurales debilitan todavía más, un recorte de la deuda.
De hecho,
una solución similar es la que se siguió el 1953 en el caso del Alemania Occidental cuando los aliados de la 2a Guerra Mundial (incluida Grecia), perdonaron una buena parte de la deuda acumulada en el momento que la economía ofrecía señales de recuperación y excedentes comerciales. Esto permitió el nacimiento del milagro económico alemán de los años 60, permitiendo en el Alemania Occidental salir a buscar financiación en los mercados internacionales. De este modo pudo incrementar todavía más sus excedentes comerciales, reforzar la estructura industrial y finalmente pagar (parte) de sus deudas.
La dimisión de Varoufakis, un error de cálculoLa dimisión del ministro de finanzas Yanis Varoufakis, siguiendo presiones de la Eurogrup,
es un error estratégico del gobierno griego a raíz de su triunfante victoria en el referéndum. Envía una señal totalmente equivocada a los acreedores, puesto que podría interpretarse como una indicación que el gobierno griego está dispuesto a capitular a las demandas de la Troika.
Por otro lado, pero, también indica que
el gobierno griego está dispuesto a retomar las negociaciones con sus acreedores desde una nueva base.