Aprendiendo de la incertidumbre

24 de Febrero de 2020

La incertidumbre ha venido para quedarse, no es pasajera. Forma parte de la nueva agilidad en el pensamiento con el que las personas tendrán que convivir y aprender. Por este nuevo escenario que ya nos ocupa de situaciones imprevisibles que pueden cambiar los planes más meticulosos, encontraremos muchas situaciones, y el Mobile World Congress no es más que un ejemplo de como una situación aparentemente externa y alejada puede alterar cualquier previsión.

Hoy en día se sigue utilizando el acrónimo VUCA para describir el mundo como vulnerable, incierto, complejo y ambiguo. Vamos a ver algunos de los comportamientos que considero importantes de este acrónimo que pueden afectar a la estrategia empresarial, en cuanto a las previsiones y análisis y también en cuanto a los comportamientos de las personas y equipos dentro de las organizaciones.

El miedo paraliza y la acción empodera. La actitud emprendedora permite abrazar el futuro con la mejora continúa desde la misma motivación personal y con espíritu de cooperación con los otros. Muchos son los factores que influyen en la toma de decisiones, y los entornos cambiantes requieren decisiones rápidas y valientes.

"El miedo paraliza y la acción empodera. La actitud emprendedora permite abrazar el futuro con la mejora continúa"

Decidir aquí y ahora en función de los acontecimientos. La incertidumbre producida por las situaciones de cambio requiere un liderazgo y autoconocimiento de uno mismo, para hacer frente a las emociones más básicas que pueden amenazar la autoconfianza. Se tienen que dejar atrás mochilas "emocionales" que no aportan nada y dificultan la movilidad, y empoderar las decisiones con firmeza.

Curiosidad para descubrir respuestas nuevas a los nuevos retos. El hecho de que no haya una respuesta correcta por las situaciones de ambigüedad, si se lidera desde la honestidad y de manera colaborativa se combatirá desde la confianza entre las personas, el sentido de pertenencia, generando emociones y relaciones positivas entre sus miembros y equipos.

Capacidad de adaptación. Cuando el cambio se acelera requiere que las personas tengan adaptabilidad, y esta es puramente una cuestión de percepción, de como las personas son capaces de buscar oportunidades ante los nuevos escenarios a los que se enfrentan. Habrá que reforzar la suya pro actividad y actitud con transparencia, potenciando su agilidad de pensamiento.

Aprender de la incertidumbre es posible aprendiendo a vivir con ilusión y esperando lo que venga estando preparados. Porque los nuevos entornos nos harán más fuertes y vivos a la vez, eso sí saliendo de una zona de confort organizacional más propia del siglo XX y entrando de pleno al siglo XXI, con la agilidad como bandera.