La riqueza que no enriquece

Para medir el crecimiento económico y el nivel de bienestar de un país, los economistas y los políticos suelen usar el Producto Interior Bruto (PIB), que es la suma del valor de todos los bienes y servicios producidos durante un año en un territorio. Si esta cifra se divide por el número de habitantes, tendremos el PIB o la renta per cápita. Cuanto más crece la renta per cápita parece que el país va mejor. Sin embargo, no necesariamente es así. El PIB per cápita puede crecer mucho y, en cambio, la mayoría de la población no beneficiarse, si hay unos pocos que se enriquecen mientras que mucha gente pierde poder adquisitivo. 

Un ejemplo claro lo tenemos en Rusia, que desde el punto de vista económico está creando riqueza. El PIB del año 2023 aumentó en un 3,6% y el 2024 en un 4,6%. ¿Y qué es lo que ha impulsado el crecimiento económico? Han sido las inversiones y recursos destinados a la guerra en Ucrania. En Rusia, mientras el PIB crece, la población sufre una degradación de los servicios públicos y del poder adquisitivo. 

Ahora, en la Unión Europea (UE), puede pasar algo similar. Debido al brusco cambio de la política de los Estados Unidos que ha decidido desentenderse de la defensa de Europa, la UE debe organizar urgentemente su propia defensa. Si en el año 2024 los países de la UE destinaron en conjunto 326.000 millones de euros a defensa, un 2% del PIB, ahora, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha propuesto que para financiar el rearme europeo y evitar depender de los Estados Unidos, es necesario movilizar 800.000 millones de euros. 

"En Rusia, mientras el PIB crece, la población sufre una degradación de los servicios públicos y del poder adquisitivo"

Para alcanzar esta cifra, se flexibilizará el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que exige que el déficit público no supere el 3% del PIB, de manera que los estados puedan endeudarse. Así se conseguirían 650.000 millones procedentes de los presupuestos de los países miembros, cifra que supondría que los países pasarían, en un periodo de cuatro años, del 2% del PIB de media actual a un 3,5% del PIB. También la UE facilitaría 150.000 millones de préstamos europeos para inversiones conjuntas en material militar. Otros recursos vendrían de movilizar capital privado a través del Banco Europeo de Inversiones, y se añade la posibilidad de transferir a defensa recursos destinados a los fondos de cohesión. Con estas fuertes inversiones en defensa y el impulso de la industria militar, la actividad económica se activará y el PIB y la renta per cápita subirán, pero el endeudamiento será mayor, los servicios públicos empeorarán y el estado de bienestar se irá degradando. 

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Financiar el rearmamento. ¿Dónde estamos?

Es claro que en tiempos tan inciertos como los actuales y en los que después de 75 años los EE.UU. se desentienden de Europa, la UE debe tener una capacidad de defensa suficiente para protegerse. Por lo tanto, más allá de disponer de más recursos, mientras la UE tenga 27 ejércitos, 27 mandos y 27 políticas militares, buena parte de estos recursos se malgastarán. Es necesario plantear seriamente crear un ejército europeo. Ahora, sin embargo, lo más urgente es presionar a los Estados Unidos, Ucrania y Rusia, para conseguir un alto el fuego y un acuerdo de paz que permita una cierta desmilitarización de Rusia, Ucrania y de la UE. Si se logra la paz, será necesario destinar muchos menos recursos a gasto militar y el bienestar de los ciudadanos se verá beneficiado. 

"Mientras la UE tenga 27 ejércitos, 27 mandos y 27 políticas militares, buena parte de estos recursos se malgastarán"

¿Y en esta situación qué debe hacer España? Deberá alinearse con la política que adopten mayoritariamente los países europeos, pero no se debe caer en la historia bélica que impregna algunos países y algunas mentes. Y, al menos parte de estos recursos deberían servir para potenciar un sector industrial de defensa que permita estimular la economía y así crear “riqueza” y empleo.