Consultora de RH y 'Coach' ejecutivo

Los saboteadores internos

07 de Febrero de 2025
Act. 07 de Febrero de 2025
Aida Jurado

¿Quién no ha sentido alguna vez una voz interna que susurra dudas, nos empuja a una carrera descontrolada por el éxito o simplemente nos paraliza? Los saboteadores internos son como esos villanos invisibles de las películas: aparecen sin ser invitados, boicotean nuestras mejores intenciones y, si no los reconocemos, pueden acabar dictando nuestras decisiones.

 

Estos saboteadores no solo afectan nuestras vidas personales, sino también nuestra capacidad para liderar con autenticidad y conexión. Descubramos algunos de los más comunes, dividiendo a estos "villanos" según su impacto en el liderazgo.

Los grandes villanos (los saboteadores que imponen su tiranía)

  • El Perfeccionista Compulsivo (alias "El Maestro Perfecto")

Este saboteador exige una precisión milimétrica. Es el típico que te hace revisar un informe veinte veces antes de entregarlo o que te susurra "si no es perfecto, no lo hagas". En el liderazgo, puede generar un entorno rígido donde el error se convierte en pecado mortal, apagando la creatividad de los equipos.

 

"Estos saboteadores no solo afectan nuestras vidas personales, sino también nuestra capacidad para liderar con autenticidad y conexión"

Su impacto genera equipos inseguros, con miedo a innovar por temor al juicio y el antídoto es aceptar que la excelencia no siempre es perfección. A veces "hecho" es mejor que "perfecto". La innovación necesita margen de error.

  • El Controlador (alias "El Jefe Totalitario")

Este personaje tiene pánico al caos. Si algo no se hace según su guía, sufre ansiedad. Para liderar, necesita tener las riendas, lo que suele generar un entorno de desconfianza y poca autonomía para el equipo. 

Su impacto es la desmotivación de los equipos, creando una necesidad de aprobación constante. Practicar el arte de soltar el control es el antídoto. Pregunta a tu equipo: "¿Qué propondrías tú?" Eso refuerza la autonomía y genera confianza.

  • El Triunfador Incansable (alias "El Cazador de Trofeos")

Siempre en busca del próximo trofeo, este saboteador mide su valor (y el de los demás) en función de los resultados. Aunque pueda parecer el sueño de toda organización, en exceso transforma el liderazgo en una obsesión por el resultado sin espacio para la reflexión ni el bienestar del equipo.

"El impacto es el conocido burnout personal y del equipo y la falta de conexión emocional con el grupo"

El impacto es el conocido burnout personal y del equipo y la falta de conexión emocional con el grupo. El antídoto implica redefinir el éxito incluyendo el impacto en las personas y la sostenibilidad de los logros. Tómate pausas para celebrar los procesos, no solo los resultados.

  • El Vigilante Paranoico (alias "La Alerta Permanente")

Siempre alerta a posibles desastres, este saboteador convierte el liderazgo en un ejercicio de tensión constante. Desconfía, ve peligros donde no los hay y genera un ambiente de ansiedad.

Su impacto se traduce en un equipo en constante tensión, con dificultad para tomar decisiones más arriesgadas. Como antídoto, necesitamos trabajar la confianza consciente. No se trata de ignorar los riesgos, sino de aprender a gestionarlos sin vivir en modo alerta constante.

Los pequeños villanos (los saboteadores sutiles pero peligrosos)

 

  • El Complaciente (alias "El Siempre Sí")

Este saboteador busca la aprobación constante. Dice "sí" a todo por miedo a desagradar, aunque eso implique traicionar sus propios límites o las necesidades estratégicas del equipo.

"Dice 'sí' a todo por miedo a desagradar, aunque eso implique traicionar sus propios límites o las necesidades estratégicas del equipo"

Su impacto se manifiesta en la falta de claridad en las decisiones y en equipos sobrecargados. Por lo tanto, como antídoto debemos aprender a decir "no" con empatía, asertividad y claridad. Poner límites también es una forma de liderar con integridad.

  • El Intelectual Frío (alias "El Cerebro de Hielo")

Este saboteador lo analiza todo desde un prisma puramente racional. En el liderazgo, convierte las conversaciones en debates intelectuales y evita la conexión emocional con el equipo.

"En el liderazgo, convierte las conversaciones en debates intelectuales y evita la conexión emocional con el equipo"

Impacto en el equipo creando relaciones superficiales y equipos desconectados emocionalmente. El antídoto es practicar la empatía activa y mostrar vulnerabilidad. No se trata de dejar de ser racional, sino de conectar también con las emociones.

  • El Inquieto (alias "El Saltador de Proyectos")

Siempre buscando el próximo proyecto emocionante, este saboteador raramente está presente en el aquí y ahora. Como impacto nos encontramos con una grave falta de continuidad en los proyectos y un consiguiente desconcierto en el equipo. El antídoto es trabajar el "aquí y ahora", estar presente y comprometido con el momento actual.

  • El Evitador (alias "El Fugitivo del Conflicto")

Este saboteador prefiere esquivar los conflictos y las conversaciones difíciles, creando una falsa armonía. El impacto es la existencia y acumulación de problemas no resueltos que se cronifican y afectan el rendimiento del equipo. Su antídoto es afrontar las conversaciones difíciles con honestidad y respeto. Aprender a gestionar los conflictos y a vivirlos como oportunidades. Evitar no es liderar.

  • La Víctima (alias "El Dramático")

Este saboteador utiliza el drama y el victimismo para captar la atención y evitar la responsabilidad. Tiene un impacto en los equipos disminuyendo su motivación e implicación porque pierden la confianza en su líder. El antídoto implica practicar la responsabilidad personal y fomentar el optimismo inteligente.

¿Cómo liderar sin saboteadores?

El primer paso es reconocerlos. Todos tenemos algún saboteador (o varios) rondando por nuestra cabeza. El truco está en no dejarlos al mando del timón. Liderar con conciencia implica escucharlos, pero no obedecerlos.

Una técnica efectiva es darles un nombre y visualizarlos como si fueran personajes de una obra de teatro: "¡Ah, aquí viene el Maestro Perfecto exigiéndome más de la cuenta!" o "El Cerebro de Hielo ya está diciendo que las emociones son una pérdida de tiempo". Esta distancia te permite desactivar su poder y tomar decisiones con más serenidad.

"Liderar con conciencia implica escucharlos, pero no obedecerlos"

Además, dedica unos minutos al final de cada jornada para preguntarte: ¿he liderado hoy desde mi mejor yo o desde alguno de estos villanos? Esta pausa te permite identificar patrones y volver a conectar con lo que de verdad importa.

Porque al final, el verdadero liderazgo nace cuando nos conectamos con lo mejor de nosotros mismos, no con esos villanos invisibles que quieren robarnos la escena.


Nota: este artículo se ha inspirado en el trabajo de Positive Intelligence y su visión sobre los saboteadores internos en el liderazgo.