Economista

Salario Mínimo y fiscalidad

20 de Febrero de 2025
Act. 20 de Febrero de 2025
Enric Llarch | VIA Empresa

Hay quienes dicen que con todos los acontecimientos internacionales de las últimas semanas, discutir ahora sobre si el nuevo salario mínimo debe pagar impuesto sobre la renta o no es una bagatela que nos distrae de las cosas más importantes.

 

Quizás sí. O quizás es una manera de huir de un tema incómodo. Un tema donde el PSOE se ha quedado solo ante todo el arco parlamentario español, incluidos sus socios de gobierno y de investidura.

De hecho, ambos temas, la revolución neoconservadora de Trump y sus seguidores y la fiscalidad del salario mínimo no son temas tan aparentemente lejanos. En Estados Unidos no se ha actualizado el salario mínimo federal desde 2009, pero el nuevo presidente aboga por una rebaja de impuestos -sobre todo a los más ricos- y un recorte aún más intenso del estado y de la burocracia. Hay que pensar que si triunfara este modelo en nuestra casa -un gobierno PP-VOX, vaya- los ingresos salariales mínimos difícilmente serían objeto de imposición fiscal directa, aunque probablemente serían congelados “sine die”

 

2.000 millones de ingresos no recaudados

Pedro Sánchez en el congreso de los diputados este febrero | EP
Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados este febrero | EP

Desde el PSOE se excusan con tres argumentos:

  • Primero, el de la pedagogía: todo el mundo, por regla general, debe pagar impuestos o al menos hacer la declaración de la renta, aunque le resulte negativa.
  • Segundo, solo el 20% de los receptores del salario mínimo, los solteros y sin hijos, acabarán pagando en concepto de IRPF.
  • Tercero, dejarlos exentos, costaría cerca de 2.000 millones en recaudación.

Los tres son argumentos tramposos. Hacer pedagogía fiscal a fuerza de aumentar las obligaciones y generar más declaraciones, más funcionarios de Hacienda y más papeleo y quebraderos de cabeza para los perceptores de bajos salarios, parece una broma de mal gusto. Incluso desde Europa reconocen que el continente se llena de burocracia. ¿A qué viene ahora todo este alboroto por hacer una pretendida pedagogía? Como si todo el mundo no pagara ya suficientes impuestos, indirectos en este caso, cuando va al supermercado o a la gasolinera.

Que solo sean unos pocos los perceptores del salario mínimo con una declaración de renta positiva es también un argumento falaz. Parece como si toda la política pública para incentivar la emancipación de los jóvenes -los más afectados por la medida- y la formación de una familia se basara en los eventuales beneficios fiscales en el IRPF.

El tercer argumento, la eventual pérdida de recaudación, es el que tiene más paleta. Primero, si se pasa a contribuir por renta de acuerdo con un aumento de los salarios, en este caso el mínimo establecido por el mismo estado, y no aumenta en igual proporción la barrera del límite de ingresos exentos de tributar, no es que Hacienda pierda dinero, sino que deja de ganarlos.

Parece como si toda la política pública para incentivar la emancipación de los jóvenes y la formación de una familia se basara en los eventuales beneficios fiscales en el IRPF

Si hay un consenso generalizado que el aumento del salario mínimo es bueno para dotarnos de una economía más sana -que no compita solo a partir de bajos salarios, que generan trabajadores pobres y con dificultades para acceder a una vivienda digna- ¿por qué motivo se quieren reducir sus míseros ingresos con nuevas cargas impositivas? ¿Por qué si a las empresas que pagan salarios más bajos -comercios, restauración, repartidores y servicios personales, agricultores...- se les exige que sean más competitivas para poder pagar un poco mejor a los trabajadores, por qué buena parte de este esfuerzo va a parar directamente a Hacienda?

El problema de las pensiones

Cataluña se han otorgado casi 1,14 millones de pensiones por jubilación | iStock
En Catalunya se han otorgado casi 1,14 millones de pensiones por jubilación | iStock

Ahora, no es cierto del todo que la pérdida de ingresos fiscales por renta -que presumiblemente se compensará en buena parte con el IVA si este aumento se destina al consumo- sea “lucro cesante”. Hay también otro colectivo importante que puede verse en este caso favorecido si no aumenta el umbral inicial para pagar la renta: los pensionistas con una pensión que oscila alrededor de un importe equivalente al del salario mínimo.

Se podría decir: si son rentas del trabajo, el umbral es más elevado que si son ingresos por pensiones. Pero quedaría muy mal, ¿no? Ya es un despropósito que las prestaciones públicas, pensiones en este caso, tengan que pagar como si fueran ingresos del trabajo: lo que te dan con una mano te lo quitan, en parte, por la otra. No era así antes de la reforma fiscal de Fernández Ordóñez. Una revisión progresiva y a la baja de los impuestos directos para pensiones permitiría congelar su importe nominal sin que los pensionistas perdieran poder adquisitivo. Habríamos acabado por una buena temporada el denominado déficit de la Seguridad Social, que es una entelequia si lo contabilizamos, a parte, del conjunto de las finanzas públicas.

Una revisión progresiva y a la baja de los impuestos directos para pensiones permitiría congelar su importe nominal sin que los pensionistas perdieran poder adquisitivo

Pero, vaya, que los ingresos por salarios tengan un tope para pagar renta más elevada que los de las pensiones ya sería excesivo a los ojos de la opinión pública. Lo que no sabemos, entonces, cuántos de estos 2.000 millones de supuesta caída de ingresos por renta corresponderían a salarios que hasta el aumento del mínimo no cotizaban y cuántos a pensiones que así dejarían de pagar. ¿Mitad y mitad, quizás?

11.000 millones de más recaudación por no deflactar el IRPF

Edificio del Banco de España en Barcelona | iStock
Edificio del Banco de España en Barcelona | iStock

En el fondo, pero estamos discutiendo sobre la cháchara del loro. El hecho relevante es que hace un puñado de años que los intervalos establecidos para pagar renta no se modifican según la inflación. El Banco de España calcula que no deflactar estos umbrales ha generado entre 2019 y 2023 unos ingresos adicionales para el Estado de 11.000 millones de euros. Es decir, soportamos un aumento de la presión fiscal real sin que la presión nominal haya variado. Un que “surja el efecto sin que se note el cuidado”, aplicado esta vez a la fiscalidad. Y todos tan contentos.

En honor a la verdad, el 50% de la renta que va a parar a las comunidades autónomas se ha actualizado más o menos en aquellas comunidades gobernadas por el PP. No así en Catalunya, aunque en el proyecto de presupuesto del último gobierno Aragonès se contemplaban unas actualizaciones limitadas. Pero aquel presupuesto naufragó y el primero de Illa, también.

Soportamos un aumento de la presión fiscal real sin que la presión nominal haya variado

Y así estamos, el Estado aumenta la recaudación por IRPF simplemente no actualizando los umbrales del 50% de la renta que le corresponde. Un aumento de la presión fiscal real sin prácticamente ningún costo político ante los ciudadanos contribuyentes.