La crisis del coronavirus está provocando un cambio radical en la manera de organizar la sociedad, que afecta a todos los aspectos de nuestra vida. Cada día que pasa nos enfrentamos a nuevos retos que requieren de nuevas decisiones; decisiones que se tienen que tomar con un elevadísimo grado de incertidumbre. Las decisiones económicas siempre han tenido consecuencias relevantes para la sociedad, pero en la actualidad están teniendo un protagonismo capital. Paralizar todas las actividades económicas a excepción de las esenciales, básicas o estratégicas, está siendo una decisión muy difícil de tomar por parte del Gobierno español, por sus derivaciones en el futuro de la estructura empresarial. Qué pasará el día después de haber controlado la pandemia del coronavirus es una cuestión muy complicada de responder, pero es clave para entender cómo será nuestro futuro como sociedad. Las autoridades sanitarias aconsejaban el confinamiento total pero esta decisión puede suponer un golpe letal para la economía. Este es el dilema al que nos enfrentamos.
"Qué pasará el día siguiente de la pandemia es clave para entender cómo será nuestro futuro como sociedad"
La crisis financiera y económica del 2008 puso en evidencia el sistema económico actual. Un modelo económico que a pesar de crecer a tasas del PIB del 3%, es incapaz de parar el aumento de las desigualdades, de la pobreza y de la exclusión social es un modelo de fracaso. También es un síntoma de fracaso un modelo productivo insostenible, que no respeta el medio ambiente ni tiene en cuenta los valores humanos y éticos a la hora de tomar decisiones. Por estos motivos, han surgido nuevos enfoques económicos o se han convertido en tendencia enfoques más antiguos, como por ejemplo la Economía Social, la Economía feminista, la Economía verde o la Economía del Bien Común, entre otros. Todos ellos se basan en una misma premisa: la economía tiene que estar al servicio de las personas y basada en los valores humanos y éticos, contribuyendo a crear, no sólo valor financiero, sino también valor social y ambiental. Precisamente, la Economía del Bien Común, modelo que surge en 2010 en Austria de la mano del activista social Christian Felber, defiende el carácter de servicio a la sociedad de la economía, al fundamentarse en el valor constitucional del bien común o interés general.
¿Qué puede aportar el modelo de la Economía del Bien Común a una situación de crisis económica y social como la que estamos sufriendo actualmente?. Los más damnificados de la crisis van a ser, por este orden, las personas vulnerables (en situación o riesgo de pobreza y exclusión), los trabajadores autónomos y las micropimes. Más del 90% de las empresas son micropimes y muchas de ellas están sufriendo con fuerza la crisis; pero las medidas aprobadas por el Gobierno son claramente insuficientes y muchas de ellas están pensadas para las grandes empresas. Hace falta un cambio de enfoque sobre cómo hacer frente a la crisis que priorice la continuidad de estas empresas a partir del día después y que asegure el poder adquisitivo de las personas, porque sólo así podremos salir de la crisis; asegurando el consumo, se aseguran los ingresos de las empresas.
"Hace falta un cambio de enfoque sobre como hacer frente a la crisis que priorizo la continuidad de autónomos y micropimes"
Se tiene que facilitar los ERTES a las empresas que lo necesitan, pero se tiene que ser estrictos en las empresas que quieran aprovecharse de las circunstancias para despedir a trabajadores y trabajadoras. Se tiene que garantizar la liquidez de las micropimes, exonerándolas del pago de cualquier tipo de tributo, impuesto, cuota o cotización mientras dure la pandemia. Lógicamente, todo esto va a suponer un fuerte gasto público que aumentará la deuda pública española y, en este sentido hacen falta también medidas basadas en el bien común. No se pueden cometer los errores de la crisis del 2008 y, por lo tanto, no se tienen que hacer recortes sociales ni bajar salarios y pensiones. Esta vez se tiene que pedir sacrificio a las rentas más altas: eliminar los privilegios de la banca (que paguen impuestos por sus beneficios y que no hagan negocio de la crisis), mantener y aumentar los impuestos a las grandes fortunas y que las grandes empresas no hagan elusión fiscal. Mientras la Unión Europea compra la deuda de los Estados para evitar el colapso, el Gobierno español tiene que aumentar los ingresos fiscales afrontando el fraude fiscal (el 70% de éste se concentra en gran fortunas y empresas) y exigiendo el compromiso de los bancos.
Esta crisis puede ser la oportunidad para cambiar el modelo económico y productivo hacia un modelo basado en la sostenibilidad. Esto es lo que exige el bien y el sentido común.