El mundo va evolucionando a toda máquina, cada vez más rápido y global, y con esto se van ganando muchas cosas nuevas francamente interesantes, y sepierden otros, especialmente aquellas que ya no aportan. Sin embargo, tenemos que tener cuidado que el exceso de velocidad no nos haga perder algunas de las cosas que tienen que seguir perdurando en el tiempo, como por ejemplo los valores, aunque estos también sufren algunas modificaciones y adaptaciones a los nuevos tiempos.
La selección por valores tenemos que incluirla en el proceso de captación de personal. Hasta ahora, tres variables influían decisoriamente en la toma de decisiones para escoger a una u otra persona. La parte curricular, las competencias después y la motivacional (incluye la parte económica). Entiendo que la selección por valores es un cuarto elemento del proceso que tiene que ser identificado y medido como elemento clave de ensambladura en un puesto de trabajo y en la eficiente adaptación entre candidato y empresa.
Los valores son de una tipología u otra en función de cada casa, pero seguro que hay valores globales que se comparten y otros específicos en cada empresa y cultura. A veces se entiende el concepto de valor como algo antigua o de talante conservador y nada más lejos de la verdad, el valor es una actitud a la alza. Hay valores que perduran en el tiempo otro que son nuevos y están sentándose en el mundo que nos toca vivir. Las empresas tienen que ir definiendo qué son sus propios valores, que pueden ser técnicos, emocionales o sociales, objetivos y subjetivos (por ejemplo la humildad, la orientación a los costes, dedicación al trabajo, iniciativa propia, toma de decisiones,..).
Detectar los valores de candidatos y contrastarlos con los de las compañías es un ejercicio que nos toca hacer a los profesionales del mundo de la selección y se basa en entrevistas situacionales y de transparencia de la información, puesto que llegar a transmitir queesperan un del otro es un concepto bidireccional. Todo esto dará unas reglas del juego tan válidas para las empresas que incorporan como para la gente que se incorpora. La selección por valores da forma al que antes definíamos como "tener química" o intuiciones empáticas y no siempre suficientemente contrastadas. No olvidamos que tanto el candidato como la empresa seleccionan y, por lo tanto, los valores se tienen que compartir hacia un objetivo común sin imponerlos.