Manclús, Mol-Matric, Cartonajes Aitana, Alfombras Sherlimp, Gramagraf, Metalva... Son nombres de empresas que tienen algo en común: pymes españolas que han quebrado en crisis anteriores, que han sido recuperadas por sus trabajadores en cooperativas, que funcionan y que resisten a las crisis después de muchos años. Sólo en estas seis empresas se han salvado y mantenido más de 150 puestos de trabajo.
En España, se habla poco de empresas en quiebra que se hayan recuperado. Uno de los motivos de esta desconeixença es la dificultad para hacerlas visibles: es muy difícil conseguir información a gran escala sobre estas compañías porque esta no está centralizada. Y no está centralizada porque normalmente los obreros no son conscientes de la importancia de sus esfuerzos, casi no tienen apoyos más allá del movimiento cooperativo, y cuando lo consiguen no se autodenominan "empresa recuperada", sino simplemente – y a menudo en voz queda -, cooperativa.
A pesar de todo, no sólo existen, sino que también hace muchos años que funcionan (unas cuántas están en marcha desde los años setenta). Su trayectoria demuestra que el traspaso se puede hacer bien, que es posible, rentable y sostenible a la hora. Son un ejemplo vive de que hay alternativas.
Sólo en Cataluña, las empresas recuperadas hace treinta años tienen detrás un fuerte componente político, que hoy en día forma parte del movimiento cooperativista catalán. Quizás por eso Joaquim Jordá, el único cineasta que habló de este tema a sus documentales "Numax Presenta" y "20 años no se nada", es catalán.
Las empresas recuperadas han sido exitoses y las podemos encontrar en todo el territorio. Sólo hay que elegir unas cuántas cooperativas al azar y preguntar por sus inicios para darnos cuenta que realmente existen. Haría falta que alguien se dedicara a entrevistar una por una las 18.000 cooperativas que hay en España, pero de momento nadie lo ha hecho. La Confederación de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA) lo ha intentado, pero harán falta más recursos para salirlo adelante.
Sería fantástico quehubiera más investigaciones sobre el tema, más movimientos estudiantiles interesados, que los principales sindicatosapoyaran (hasta ahora ha parecido queestán en contra, y es bastante vergonzoso). Que seimplicaran más organizaciones relacionadas con los derechos laborales, y más abogados y más jueces interesados al facilitar el proceso de recuperación de una empresa a los trabajadores, porque, por ejemplo, no se queden con las deudas de los antiguos propietarios.
Todo trabajador tiene la opción de continuar con la empresa en cooperativa, a pesar de que, por supuesto, hay que tener cuidado. El más probable es que muchas personas se paren incluso antes de empezar el camino, y otros a la mitad. Sería irresponsable decir que siempre es recomendable luchar para reconducir una empresa que ha quebrado. Pero vale la pena mirar-'lo.
De hecho, en la actualidad he escuchado más de un proceso de reconversión que va bien, como Mec2010, o el Conservatorio Histórico de Santiago, recuperado cuando empezó la crisis económica. Hace un tiempo me comentaron un proceso en el País Vasco, que hoy forma parte de la Corporación Mondragón. Y seguro que además.