Este es un diálogo reciente que tuve con alguien a quien quiero mucho, sobre libros y cómo los tratamos mientras están con nosotros.
- ¿Tú también te paras cada vez que ves el escaparate de una librería y te entretienes mirando las portadas porque crees que tendrás tiempo para leerlos, o eres normal?
- Tan iguales… a veces, incluso los compro
- Sin remedio. He sustituido la mesilla por una montaña de libros. Se mezclan los que quiero leer con los que no puedo dejar de leer una y otra vez.
- En mi habitación acumulo los que quiero leer ya. Habrá una docena, quizás más. En un estante de otra habitación acumulo los que quiero leer algún día, ahí hay muchos mas. Y luego hay otros, afortunadamente menos, que ya he empezado y están por todas partes. En el sofá, en el lavabo, en la mesita …
- Tan iguales...
Hay casas en las que apenas entran libros, y otras en las que si entran difícilmente saldrán
- Hay un sitio en casa que es la biblioteca, ahí sólo llegan los libros que ya he leído y merecen quedarse en casa. Esa es la novedad, porque antes los guardaba todos y ahora los hay que incluso habiéndolos leído y habiéndome gustado no quiero guardarlos. Cada vez es menor la cantidad de cosas que quiero esforzarme en guardar y conservar. Será la edad, o la falta de espacio. Tengo otro montón, enorme, de libros para regalar. Son los que no pienso leer, o he leído y no quiero guardar. Cuando hay comida familiar voy con una caja y la dejo en la entrada, y cada cual coge lo que le apetece
- Tan iguales… Lo mismo con las visitas, que se lleven lo que les guste del montón de deshauciados. Cada poco también voy a la biblioteca del pueblo y dejo ahí una caja de libros. Hay una estantería que podría llevar mi nombre.
- En la biblioteca de Sabadell no me los aceptan. Me dijeron "haz una lista de autores, títulos, editorial y año de edición, y ya te diremos cuáles queremos". Total, que los dejo en la calle al lado del contenedor de papel, pero no dentro. Es bonito volver al cabo de un rato y ver que ya no están. Igual los ha cogido alguien para venderlos a peso, pero a mi me da por creer que los ha recogido alguien que quiere leerlos o sabe a quién regalarlos.
Hay otras casas en las que apenas entran libros, y otras en las que si entran difícilmente saldrán. Y tú, que estás leyendo este artículo, ¿qué relación tienes con los libros?. Cuidado… dice de ti más de lo que te imaginas.