También nos subvencionan la guerra

12 de Noviembre de 2024
Xavier Roig VIA Empresa

Actualmente, está de moda decir que España va bien. Que crece por encima de la media europea y mucho más que otros países. La prensa española siempre se ha caracterizado por lamer el poder de una manera muy específica: "No os quejéis que no vamos tan mal. ¡Fuera también están mal!". La caricatura de esta forma de hacer propaganda del poder fue la famosa manifestación de la PlazadeOriente cuando el mundo democrático declaró el boicot al régimen de Franco: "¡Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos!".

Sigo insistiendo en un hecho que los economistas obvian. Durante el período 2023-2025 España habrá recibido unos 84.000 millones a fondo perdido (subvención directa) del programa Next Generation EU. Y esto significa un 2% del PIB anual. Ir por el mundo diciendo que creces más que la mayoría de los países que te han dado este dinero es tener una cara dura sin límites. Y tener un descaro enorme si, además, a raíz de las lluvias torrenciales en la Comunidad Valenciana y el ridículo de los gobernantes, te atreves a pedir más ayudas a Europa aludiendo que ahora necesitamos solidaridad como compensación a la solidaridad que demuestra España ayudando al crecimiento económico de Europa —esto se lo he oído decir a Pedro Sánchez en la radio—. Esta falta de vergüenza, señores míos, es poner en riesgo a Europa. Hacer que los que ayudan de verdad se cansen.

"Ir por el mundo diciendo que creces más que la mayoría de los países que te han dado este dinero es tener una cara dura sin límites"

Ya he intentado demostrar en artículos anteriores la dificultad de España para vivir con los recursos que genera. Quiero decir que España, periódicamente, necesita empujones económicos para superar el pozo económico en el que, también periódicamente, se va metiendo. Las razones son evidentes: nuestra productividad es lamentable y no generamos suficientes recursos para mantener el ritmo de vida que llevamos.

Uno de los estilos de vida que gastamos consiste en mostrarnos solidarios en determinados ámbitos. Todo ello practicando una de las características más hispanas: la charla vacía. En la mayoría de los casos se trata de limosnas, que también es uno de los atributos de la hispanidad agraria del cortijo. Pero, resulta que al querer formar parte de los avanzados, de repente, surgen imprevistos. Es como aquel que quiere formar parte de la alta sociedad y un día lo invitan a una fiesta donde se debe ir de etiqueta y el invitado no tiene frac. Les hablo de la guerra de Ucrania. Y de la OTAN. Resulta que a raíz de una reunión que tuvo lugar en el año 2021 se pusieron las cartas sobre la mesa. Los estados miembros de la OTAN debían contribuir al presupuesto con el 2% de su PIB si se quería ser miembro de pleno derecho. Hasta entonces se había ido disimulando y solo los países líderes ponían dinero. El acuerdo fue que los estados alcanzarían esa cantidad en tres años, del 2024 al 2026. Se ha avanzado, pero a España todavía le falta mucho por recorrer. Si toman la lista de países miembros de la OTAN y la clasifican por su contribución al presupuesto según el PIB, observarán que España es la penúltima (delante de Luxemburgo) con el 1,07% del PIB. El primer país es Grecia (con el 3,87%), seguido de los Estados Unidos (con el 3,45%). Francia está en el 1,88%, Italia en el 1,59% y Alemania en el 1,49%. Todo lo pueden encontrar aquí.

Habiendo ganado DonaldTrump las elecciones como presidente, seguro que querrá hacer cumplir las obligaciones económicas de los miembros de la OTAN. Así que las alegrías españolas se irán acabando. A ver qué se nos ocurre para que nos ayuden. Pero visto cómo está el tema, antes del 2027 tendremos que buscar un 1% de nuestro PIB que falta (15.800 millones al año). ¿Alguien pensaba que la solidaridad en tiempos de guerra se mide en otra cosa que no sea dinero?