Etnógrafo digital

La tecnoreligión de la IA

26 de Diciembre de 2024
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa

La única predicción que los expertos aciertan cada año es la de que a final de año habrá recopilaciones de predicciones que serán inevitablemente imposibles de leer pasados doce meses. No sé si hace un año alguien predijo que la inteligencia artificial pasaría de ser una tecnología a ser una religión. En todo caso, es donde estamos.

 

La IA está mutando en una tecnoreligión con todos sus detalles, promesa de salvación y vida eterna incluidas. Así llegará con la esperada “singularidad” que tanto predica Ray Kurzweil, es decir, cuando las máquinas nos superen en inteligencia. Kurzweil, en su libro de título profético de 2005 La singularidad está cerca, anuncia que esto sucederá en 2029 y, por si no fuera suficiente, que en 2049 nos fusionaremos con las máquinas.

"La IA está mutando en una tecnoreligión con todos sus detalles, promesa de salvación y vida eterna incluidas"

También encontramos figuras mesiánicas como las de Elon Musk y Sam Altman de OpenAI. Musk predica la buena nueva a través de su red X -tenemos la cruz y todo- que después de haberla extendido en EE. UU. ahora se ha propuesto llevarla a todo el mundo comenzando por Alemania donde apoya al partido neonazi AfD, y también a Gran Bretaña, donde apoya financieramente al racista Nigel Farage para que llegue a primer ministro. Altman es más discreto, pero su buena nueva nos llega en forma de textos generados por ChatGPT refundidos de otros textos anteriores. En esto también se asemeja a las otras religiones.

 

La pugna entre Musk y Altman por ver quién es el mesías de esta nueva religión tiene ecos bíblicos y recuerda poderosamente la de Jesús y Juan Bautista por ver quién era el ungido de Dios. Ambos cofundaron OpenAI en un lejano 2015 -Musk y Altman, se entiende- y compartieron consejo hasta que Musk se fue alegando que su código moral le impedía estar en una empresa con la que competía en IA con Tesla. Como Musk ha demandado a Altman por desviar OpenAI de su misión inicial no comercial y abierta, hemos sabido por los documentos públicos del sumario que de código moral nada de nada: lo echaron porque quería controlar el consejo.

Claro que Musk tanto podría ser el mesías como Judas. La pugna soterrada con Altman hizo que fuera uno de los destacados firmantes que en marzo de 2023 pedían en una carta abierta una moratoria en el despliegue de la IA, que entonces lideraba OpenAI. Todas las demandas de la carta se pueden resumir en una: que pare OpenAI hasta que el resto nos pongamos al día. Posteriormente, supimos que mientras con una mano firmaba la carta de demora, con la otra firmaba cheques por valor de 1.000 millones de dólares para comprar GPU a Nvidia para su modelo de IA Grok. Mateo 6,3-4: “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”.

Y si vamos al antiguo testamento -esta tecnoreligión también lo tiene- encontraremos el mito de David contra Goliat, en forma de un pequeño OpenAI que hace temblar al gigante Google. De hecho, el gigante ya hacía tiempo que le costaba mucho caminar: los resultados de las búsquedas de Google han ido perdiendo calidad y cada vez más las respuestas vienen de foros como Reddit. Que la llegada de OpenAI sorprendió a Google con el paso cambiado lo demuestra el hecho de que internamente se referían a ChatGPT como “el prototipo”. Los lanzamientos de sus chatbots, primero del Bard y ahora del Gemini, de prisa y corriendo para competir mediáticamente con ChatGPT han provocado pifias monumentales al Goliat de la búsqueda.

Otro aspirante a Goliat es Apple. Apple no abrazó la fe de la IA de entrada, sino que después de un periodo inicial de agnosticismo ha pasado a ser un practicante no creyente. Apple está desubicada en cuanto a la adopción de la IA en sus productos y a pesar de la posición agnóstica ya le ha tocado recibir. Uno de los servicios que ofrece fuera de la UE es el de resumen de notificaciones. En lugar de recibir 50 notificaciones de los servicios de noticias a los que estamos suscritos, la IA de Apple es capaz de hacernos un resumen en una sola notificación. El problema es que la IA, como el resto de religiones, suele fallar y la semana pasada un resumen de noticias de la BBC informaba que el asesino del CEO de UnitedHealthcare, Luigi Mangione, se había suicidado. De momento sigue vivo. Prisionero, pero vivo.

"Que la llegada de OpenAI sorprendió a Google con el paso cambiado lo demuestra el hecho de que internamente se referían a ChatGPT como “el prototipo”"

Y como toda buena religión debe contener su dosis de descreídos, herejes y cismáticos. De momento Apple, desde su enfoque de practicante no creyente, se niega a usar el término inteligencia artificial: en lugar de usar el inglés Artificial Intelligence utilizan su Apple Intelligence. Mismas iniciales, significados diferentes. Los cismas comienzan por cambiar el nombre de las cosas.

Quizás el hereje más conocido es el mítico Jaron Lanier, ingeniero informático, músico multiinstrumentista, compositor de música clásica, escritor y pionero de la realidad virtual (que combinaba con LSD). Decía sobre la IA: “No olvidemos que la IA es un término que inventamos los informáticos cuando dependíamos de financiación pública”. La negación de la IA es una herejía aún más grande que la negación de la tecnoreligión que se deriva de ella!

Y si hablamos de descreídos no podemos olvidar a Gary Marcus, el mayor descreído del reino, eso sí, con datos. Marcus, psicólogo, científico cognitivo, escritor y profesor emérito de psicología y neurociencia de la Universidad de Nueva York, es conocido por su investigación en neurociencia y IA. Un artículo suyo de 2022 que lleva por título El aprendizaje profundo se estampa contra un muro aún despierta las iras de los más devotos y de la curia de la IA, entre ellos el aspirante a mesías Sam Altman. Contra el papanatismo tecnoreligioso imperante les recomiendo su homilía diaria en forma de boletín en substack.

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Viene a cuento reivindicar la figura de Marcus el día de San Esteban. Tanto uno como otro tienen en común un espíritu crítico ante los dogmas establecidos que tanto incomoda a los guardianes de la tradición. Esteban, en el siglo I, cuestionó la ortodoxia religiosa del Sanedrín, mientras que Marcus desafía constantemente el entusiasmo acrítico por la IA. Esteban fue visto como una amenaza para los cabecillas, acusado de blasfemia y lapidado. Marcus ha sido a menudo atacado o ignorado por sectores de la comunidad IA que perciben sus críticas como herejías tecnológicas. 

Esteban no se mordió la lengua ante el Sanedrín de la misma manera que Marcus no lo hace en sus libros y artículos. Esteban se convirtió en el primer mártir por la nueva religión cristiana, Marcus, podría ser el primer mártir de la nueva tecnoreligión de la IA y ya tendríamos todo.