Etnógrafo digital

TikTok, el tiempo y la geopolítica

09 de Julio de 2020
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa

"He visto cosas que vosotros los humanos no creeríais nunca jamás. He visto cómo atacaban naves incendiadas más allá de Orión y Macron felicitar a los estudiantes de secundaria en un vídeo de TikTok." 

 

La popular aplicación es la plataforma de vídeo de moda y, con Netflix, una de las ganadoras de este primer confinamiento. Las cifras son de vértigo: sólo en febrero acumuló cerca de 2 mil millones de descargas, 4ª aplicación más descargada en 2019, 800 millones de usuarios en todo el mundo (superando Twitter) y presencia en 154 países. Bytedance, la empresa propietaria de TikTok, vale hoy más de 100 mil millones de dólares.

TikTok nació en 2016 (Doujin para el mercado Chino, TikTok para el internacional) como una aplicación para compartir vídeos cortos educativos. Se desarrolló en 200 días. El 2017 Byedance compró la red competidora de vídeos cortos musicales musical.ly por 1.000 millones de dólares y de la fusión con el TikTok inicial ha resultado la red social que conocemos.

 

Una parte de su éxito se explica por la sencillez de la aplicación, desde su concepto hasta su ejecución. Todo el mundo está acostumbrado a compartir mensajes cortos con contactos; compartir vídeos de 15 según es inmediato, no da pereza y no hay que pensarlo demasiado. Para verlos todavía menos. Lo mismo pasa con las reacciones de los usuarios a un vídeo que pueden ser "me gusta", compartirlo o responder con un vídeo.

"Las cifras de TikTok: en febrero acumuló cerca de 2 mil millones de descargas, 4ª aplicación más descargada en 2019, 800 millones de usuarios en todo el mundo (superando Twitter) y presencia en 154 países. Vale hoy más de 100 mil millones de dólares"

Una interfaz inexistente que deja todo el espacio a los vídeos en formato vertical, un desplazamiento vertical infinito que hace imposible no mirar el siguiente vídeo y un impecable algoritmo de recomendación basado en IA hacen la combinación perfecta que es TikTok. Dios (y el demonio) acostumbran a estar en los detalles, especialmente en los que no se ven.

Es el caso del secreto mejor guardado de TikTok: el tiempo. O mejor dicho, la ausencia de tiempo. Los vídeos no tienen una fecha de creación como puede tener un tuit, una foto de Instagram o un apunte en el muro de Facebook. Esta "desprovisión temporal" dificulta que nos formemos una idea clara del contexto que estamos viendo. Y esto tiene sus ventajas: los contenidos son atemporales, los usuarios se concentran en el ocio y no hay la polarización derivada de la actualidad y los vídeos que vemos pueden tener meses.

La parte más interesante de la aplicación es la pestaña de "Para tí" donde el algoritmo selecciona contenidos personalizados para cada usuario de acuerdo con sus "señales". Las señales pueden ser fuertes como los habituales de "a quiénes sigues", "me gusta", etiquetas, vídeos vistos hasta el final, o débiles como la geolocalización, marca y modelo de móvil, frecuencia de uso del app. Con todas estas entradas el algoritmo hace grupos pequeños de usuarios a los que enseña tres tipos de contenidos: vídeos de quiénes siguen, vídeos populares y vídeos de desconocidos que pueden tener muy pocas visualizaciones. A partir de aquí, estudia las reacciones y si provocan interacciones amplía el grupo y vuelve a empezar en un tipo de proceso similar al de la expansión de una mancha de aceite. En cuestión de horas, el vídeo de un anónimo se puede convertir en viral en todo el mundo.

Finalmente, el último punto que distingue TikTok del resto de redes sociales es la geopolítica. TikTok es la primera red social global que no ha salido de los EE.UU. y esto provoca muchos dolores de cabeza.  Que una empresa china sometida a las leyes de un estado totalitario que puede requerirle todos los datos en cualquier momento sea la que más influencia tiene en el segmento 14-25 global, especialmente el de los EE.UU., no es un tema trivial. La empresa asegura que no está controlada por el estado chino pero no hay manera de saberlo. Si queremos ser malpensados tenemos mucho campo para correr. La interferencia de Rusia en la elección de Trump en 2016 sólo utilizando la información pública disponible de los votantes en Facebook para desmovilizar los negros en particular hace que la teoría cotice al alza en los parqués conspiranoics.

"El último punto que distingue TikTok del resto de redes sociales es la geopolítica. TikTok es la primera red social global que no ha salido de los EE.UU. y esto provoca muchos dolores de cabeza"

La India con 119 millones de usuarios de TikTok activos hasta ahora, lo acaba de prohibir junto con 58 aplicaciones chinas más acusándola de poner en peligro la seguridad nacional (y creedme que en términos de seguimiento la India sabe de qué habla). Australia y los EE.UU. se lo están pensando. A Trump no le ha hecho nada de gracia que TikTok se haya convertido en el medio de difusión preferido de los jóvenes que protestaban por la muerte de GeorgeFloyd y que supuestamente a través de TikTok se reventara la convocatoria en su primer acto público después del confinamiento en Tulsa.

Y finalmente, TikTok con sus vídeos verticales de 15 según es la primera gran red social que ha nacido en el móvil para una generación móvil. A diferencia de YouTube, Facebook, Twitter o Instagram, que adoptan formatos anteriores a los móviles y los adaptan a una nueva audiencia y a nuevos casos de uso móviles, TikTok crea un nuevo formato de expresión audiovisual para un nuevo público. Los contenidos de YouTube se pueden ver en el cine, en la tele o en el ordenador. Instagram es la fotografía de Niepce y Daguerre hecho móvil y Twitter son los telegramas o los titulares de los diarios puestos en columna. TikTok sólo se puede crear y experimentar en el móvil.

TikTok es un curioso experimento global que suma la inteligencia natural de sus 800 millones de usuarios con el artificial de sus algoritmos al servicio del capitalismo de datos (o de vigilancia según el grado de conspirania de cadauno). No es nuevo en el fondo pero sí en la forma. Para sentarse (des)preocupados y ver pasar por la palma de la mano la geopolítica en formato de retahíla infinita de vídeos altamente adictivos.