Politóloga y filósofa

Un trabajo del futuro

21 de Marzo de 2025
Arianda Romans | VIA Empresa

Sofia recoge su mochila rápidamente. Llega tarde a su clase de italiano. Desde que tenía 12 años está aprendiendo su sexto idioma, pero nunca es suficiente. Lleva consigo los apuntes de mecánica porque por la tarde tiene un examen y, entre el curso avanzado de matemáticas y el grupo de literatura universal, no ha tenido tiempo de estudiar. Se siente culpable por no haber invertido suficientes horas en este examen, pero, considerando que ya ha hecho deberes incluso en el baño, tampoco sabe de dónde podría haber sacado las horas. Hoy en día, ser una adolescente brillante no es fácil. 

 

Sube al autobús y saluda al conductor. Joan es un amigo de la familia, una persona amable y atenta, que siempre le desea suerte antes de los exámenes, los miércoles y viernes. La ve agobiada con todos los libros, instrumentos, ropa de deporte y, los días que tiene taller de escultura, también algunas herramientas para cortar. Joan no recuerda haber tenido una adolescencia tan agobiada, pero supone que todo este ajetreo se debe a la nueva reforma laboral. Desde hace unos años, los trabajos mejor remunerados solo se concederán a personas que puedan demostrar una excelencia brillante en matemáticas, dibujo, dominio de al menos seis idiomas, ser capitán de un deporte y saber programar. El país lleva tiempo marcándose como objetivo tener a los trabajadores más competentes y mejor preparados del mundo. 

Sofia lee la Constitución durante el trayecto de 20 minutos hasta su escuela preparatoria, ya que tener conocimientos de derecho suma dos puntos más a la hora de poder entrar en una universidad de renombre, y todo esfuerzo cuenta. Un perro le lame la pierna y ella lo mira sonriendo, pensando en lo bonito que debe ser poder pasarse el día acompañando a alguien en tareas rutinarias como ir a comprar el pan, llevar una chaqueta a la tintorería o ir a hacerse las uñas. Sofia solo tiene recuerdos de su infancia haciendo esas tareas, ya que desde pequeña su familia ha destinado todos sus esfuerzos a darle la mejor educación para permitirle acceder a uno de esos trabajos de prestigio. 

 

"Sabe que el mercado laboral será cada vez más complicado y quiere esforzarse para tener opciones y poder acceder a un buen trabajo"

—¡Incluso, si tienes suerte y sabes jugar bien tus cartas, podrás conseguir un contrato indefinido! De esos se ven pocos, hoy en día —le repite su abuelo en cada encuentro familiar—. Creo en ti, pequeña. Sé que lo conseguirás. 

Y le ofrece una manzana cortada con canela, su postre favorito. Sofia quiere mucho a su abuelo y no quiere decepcionarlo. Sabe todos los esfuerzos que ha hecho para pagarle las clases de alemán los viernes por la tarde, y aunque llega muy cansada al final de la semana, siempre procura aprender rápido y pronunciar "Weltanschauung" sin errores. 

A veces, Sofia llora por la noche. No sabe qué le pasa, pero siente una fuerte presión en el pecho. Sabe que el mercado laboral será cada vez más complicado y quiere esforzarse para tener opciones y poder acceder a un buen trabajo. Ella sueña con ser jueza o médica o, incluso, si tiene suficiente nota, ingeniera aeronáutica. Sabe que hace unos años la vida era más sencilla y, a veces, desearía que las cosas no se hubieran vuelto tan complicadas pocos años después de su nacimiento: con el cierre de los mercados y el aumento de los precios, los trabajos se han vuelto escasos y no hay dinero para nada.  

Sofia se seca las lágrimas con la sábana y repite lo que su abuela le ha dicho que debe decir siempre antes de dormir: 

—Gracias por la libre competencia que impulsa el progreso y por la oportunidad de demostrar mi valor en un mercado altamente exigente. Yo, Sofia, me comprometo a ser más eficiente, más competitiva y más rentable, a optimizar cada minuto de mi jornada y a contribuir activamente al crecimiento económico. Que la productividad y la innovación sean mis guías, que mi capacidad de generar valor no conozca límites y que el mercado recompense mi esfuerzo con el reconocimiento y el éxito que merezco. 

"Con el cierre de los mercados y el aumento de los precios, los trabajos se han vuelto escasos y no hay dinero para nada"

Esa última palabra no entiende muy bien lo que significa, pero le recuerda a la abuela cuando la enseñó a rezar en los Mercados de la Bondad. Cuando vuelve a tener la cara seca, Sofia apaga la luz. Son las once de la noche y su alarma sonará a las cinco, como siempre, para ir a la piscina a entrenar.