La llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos provoca una especie de miedo en algunos, expectativas en otros y distracción en muchos de nosotros. Ya advierto que los que deben estar verdaderamente aterrorizados son los inmovilistas. Porque para bien o para mal, o por su equivalente, las cosas se moverán. Debo reconocer que la lectura de los periódicos se ha vuelto, desde que Trump llegó al poder, más entretenida. Personalmente, nunca he sentido temor por la llegada de este personaje elegido por la mayoría de los estadounidenses. Más bien curiosidad.
Se equivocan aquellos que han decidido trabajar para ir en contra de lo que haga Trump. También aquellos que queden favorablemente deslumbrados por sus acciones. En cualquier caso, tanto unos como otros deben reconocer que la actividad política mundial quedará sacudida. Porque Trump es un loco, lo que no significa negativo ni positivo. Un loco es alguien que a veces acierta y otras no. Por ahora, él las va encajando tal como vienen. Es claro que, siguiendo el principio Roosevelt, pasados los 100 primeros días la cosa se le complicará más de lo que ya lo está.
"Porque Trump es un loco, que no quiere decir negativo ni positivo. Un loco es alguien que a veces acierta y otras no"
Sería un gran error que Europa, en su conjunto -que incluye, además de la Unión Europea (UE), el Reino Unido, Suiza, Noruega...- quisiera seguir los pasos de los Estados Unidos. Porque América tiene su origen en otra manera de entender Europa. Europa debe continuar persiguiendo aquello que se fijó de manera acertada después de la Segunda Guerra Mundial, y que cierra siglos de confrontaciones bélicas: la democracia social de derecho.
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Se equivocan aquellos que mantienen y difunden la idea de que Europa está quedando rezagada de manera estructural respecto a China y los Estados Unidos. Los que así proceden lo hacen siempre -la crisis del petróleo de los setenta, la crisis financiera de los noventa, la Gran Recesión de 2007, etc. Y son de una superficialidad que da miedo. Si hay un lugar en el mundo donde la humanidad aún se mira, ese es Europa. No nos engañemos, Trump quiere solucionar los problemas que tiene a la americana. Pero tiene los mismos que Europa: la productividad y el bienestar de las clases más humildes que se ha visto deteriorado a raíz de la globalización.
Dicho todo esto, sería de insensatos -tanto como en Trump- ignorar las llagas sobre las cuales, mira por dónde, el nuevo presidente americano pone el dedo. Porque si fueran inexistentes, no nos harían daño. Y estas llagas deben ser curadas si queremos que el estilo de vida europeo de posguerra siga siendo un caso de éxito. Me vienen a la mente algunas llagas de carácter económico -que son las que nos interesan aquí.
- Reducción de burocracia. Lo podemos hacer como lo hace Trump, o lo podemos hacer de otras formas. Pero se debe hacer. A todos los niveles. Desde Bruselas al pueblo más insignificante. Se debería acabar con el funcionariado y pasar a contratos laborales. Las causas que dieron lugar a la figura del funcionario han desaparecido hace años.
"Si hay un lugar en el mundo donde la humanidad aún se mira, ese es Europa. No nos engañemos, Trump quiere solucionar los problemas que tiene a la americana"
- Política comercial internacional. Se deben redefinir las reglas del juego. Entre democracias la transparencia está por principios. En China es nula, porque de democrática no tiene nada. Y Europa peca de naif. Las políticas de aranceles proteccionistas deben existir, en la graduación que toque, porque no todos jugamos con las mismas reglas.
- Gestión de la inmigración. La inmigración irregular se debe acabar. Se debe asumir que la inmigración debe ser regular y para cubrir trabajos que no podemos llevar a cabo. Por lo tanto, se deben definir políticas de cuotas pactadas en origen. Y dejar de autoinculparnos. Los principales responsables del desbarajuste migratorio son los gobernantes de los países exportadores de mano de obra y los países de paso.
- Gasto en defensa. Cada uno debe ser responsable de la defensa común de los países democráticos. Tener un ejército potente que nos defienda (OTAN) cuesta dinero. Se debe acabar de hacerse el progre mientras paga la fiesta otro. Destinar recursos a temas agradables mientras no pagamos por los temas que tienen mala prensa. España es un buen ejemplo.
- Gestión del gasto. El sistema del cual nos hemos dotado los europeos es caro. Y requiere una gestión del dinero muy cuidadosa. Actualmente no es así. Se malgastan muchos recursos que son preciosos. Y, generalmente, es debido al populismo. A no saber decir que no. Los impuestos no pueden ir subiendo indefinidamente.
"Debemos dejar de comportarnos como adolescentes malcriados. No podemos negar que los problemas existen"
- Enseñanza y formación. Se debe procurar que la integración de los ciudadanos en el sistema social y democrático sea efectiva. Y esto corresponde a la educación básica y a la formación de buenos profesionales. El peligro provocado por la incorporación de la tecnología de manera dominante es que haya ciudadanos que, simplemente, no sirvan para hacer nada. Que, sorprendentemente, sean sobrantes. Y esto no es aceptable.
Resumen. Los objetivos europeos no deberían variar mucho respecto a los que, hace décadas, se fijaron. Constituyen, por decirlo de alguna manera, el sueño europeo: respeto a la democracia y al estado de derecho, beneficios sociales razonables, protección a los débiles, liderazgo en la economía medioambiental, redistribución de la riqueza, etc. Para poder hacer frente a todo esto las cosas deben cambiar. Debemos dejar de comportarnos como adolescentes malcriados. No podemos negar que los problemas existen. El sistema ha ido deteriorándose por el uso y por el abuso de unos usuarios a menudo viciados que confunden consecuciones valiosísimas con derechos innatos. Todo esto se puede hacer. Aunque nos duela que lo que denuncia Trump, algunas veces, muchas, sea cierto.