El retorno de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos puede marcar el inicio de una nueva etapa para la política tecnológica del país o la continuación de donde lo dejó. O todo lo contrario. Con un enfoque claro hacia la desregulación y el fomento de la innovación nacional, especialmente para competir con China, el mandato de Trump parece orientado a priorizar el crecimiento económico y la supremacía tecnológica estadounidense. Las bolsas y Bitcoin ya han reaccionado antes de que ocurra. Si es que ocurre. El comportamiento errático de Trump, sumado al igualmente errático de Musk, aporta incertidumbre a las certezas y plantea numerosos interrogantes.
"El comportamiento errático de Trump elevado al igualmente errático de Musk aportan incertidumbre a las certezas y unos cuántos interrogantes"
IA
La IA es uno de los temas más destacados de la agenda tecnológica de Trump. Sus decisiones impactarán en su desarrollo y despliegue a nivel global. Trump ha anunciado la derogación de la orden ejecutiva del presidente Biden que buscaba, entre otras cosas, limitar los riesgos asociados a la inteligencia artificial, como los sesgos algorítmicos y los usos éticos cuestionables. En su lugar, el nuevo gobierno priorizará la velocidad y la innovación, buscando consolidar el liderazgo global de Estados Unidos en este campo (recordemos el comodín de China). Sin salvaguardas ni fiscalización de los grandes modelos de lenguaje. ¿No quieres sesgos? Dos tazas.
Monopolios
La posición del gobierno federal sobre la competencia parece que también dará un giro de 180 grados. LinaKhan, presidenta de la Comisión Federal de Comercio con apenas 35 años, ha liderado las investigaciones sobre las prácticas monopolísticas de empresas como Google, Meta, Amazon y Apple. Musk ya ha anunciado que sus días están contados.
Aunque es cierto que Trump ha criticado a Google y Meta en campaña por ser demasiado "woke" y durante su primer mandato inició acciones legales en su contra, podría optar ahora por resolver los litigios existentes en lugar de escalarlos. O no: Musk podría aprovechar su poder para impulsar restricciones que perjudiquen a Google y Meta, dando oxígeno a su plataforma X. En el primer escenario, estas corporaciones consolidan sus monopolios y aumentan su poder. En el segundo, es Musk quien lo hace. Escoge entre el fuego y las brasas.
Aranceles
En el ámbito del comercio internacional, Trump busca reforzar la producción nacional mediante la imposición de aranceles que podrían alcanzar el 60% en productos tecnológicos importados, especialmente de China. Trump pretende así proteger la propiedad intelectual estadounidense, reducir la dependencia de proveedores extranjeros y fomentar las industrias locales. Sin embargo, esto podría aumentar los costos para los consumidores y provocar represalias comerciales que afecten las exportaciones estadounidenses. Por ahora, las empresas que dependen de productos chinos han corrido a acumular stock. Pase lo que pase, los consumidores estadounidenses pagarán la diferencia.
Chips
Esta rivalidad con China ya viene del anterior mandato de Trump. Si entonces el trofeo fue Huawei, la pieza de caza mayor de este segundo mandato son los semiconductores. Y los semiconductores tienen un nombre y lo sabe todo el mundo: TSMC. Actualmente, los EE. UU. solo producen un 10% de los semiconductores del mundo y tienen una fuerte dependencia -como todo el mundo- del gigante taiwanés. Esto representa una vulnerabilidad estratégica ante la amenaza de China, que también depende de ellos, y que cualquier día podría hacer un “à la poche” con la isla rebelde. La producción local requiere inversiones multibillonarias y mucho tiempo, que por poco que sea siempre será demasiado si Trump pone aranceles también a los chips de Taiwán. Esto haría subir el precio de toda la electrónica de consumo. Por si los iPhones no fueran ya bastante caros.
Estados Unidos solo produce un 10% de los semiconductores del mundo
El presidente cripto
Trump se ha mostrado abiertamente favorable a convertir a los EE. UU. en un líder global en el sector cripto; en campaña se ha autoproclamado como el “presidente cripto”. Un cambio notable desde posicionamientos totalmente contrarios a las criptomonedas, que siempre había considerado una estafa. Los criptobros le han votado en masa, ya que no solo ha prometido desregular el sector, sino que incluso ha prometido conmutar la sentencia de cadena perpetua de RossUlbricht, el creador de Silk Road en la dark web (un lugar de compraventa de drogas con criptomoneda). ¿No tuvimos suficiente con las estafas multibillonarias de Sam Bankman Fried (FTX) y de Binance? Prepárense para una avalancha de innovación en el ámbito de las criptoestafas.
Redes sociales
Otro punto de su agenda es su postura sobre las redes sociales y la Sección 230, que exime a las plataformas digitales de la responsabilidad derivada del contenido de sus usuarios. Durante su primer mandato, Trump mostró una clara hostilidad hacia la Sección 230, considerándola una amenaza para la seguridad nacional y la integridad electoral. Trump ha sido muy crítico con esta normativa, argumentando que se utiliza para censurar discursos conservadores y favorecer a los progresistas. Seguramente la Sección 230 tenía razón de ser cuando las redes sociales eran meros agregadores de los contenidos que publicábamos. Hoy, los medios sociales son en realidad portadas de periódico 24 horas, editorializadas según el criterio de cada empresa, sustanciado en el algoritmo de recomendación.
Cualquier cambio en este ámbito es muy delicado. Si las plataformas deben hacerse responsables del odio que puedan publicar elementos como Trump y Musk, incurrirán en costos de moderación que las harán inviables o bien aplicarán medidas de autocensura que las harán inútiles. Unos costos que acabaremos pagando de una forma u otra los usuarios.
TikTok
El futuro de TikTok en los Estados Unidos se encuentra en una situación delicada. Aunque Trump se ha mostrado contrario a una prohibición directa de la aplicación, argumentando que esto beneficiaría a Meta, el Congreso ha aprobado una ley que obliga a ByteDance, la empresa propietaria de TikTok, a vender la plataforma o afrontar una prohibición completa en el país. Aunque esta legislación limita el margen de maniobra de Trump para actuar unilateralmente, podría intentar influir en el proceso, ya sea concediendo una prórroga a ByteDance o interviniendo en la aprobación de una propuesta de venta.
Otro factor clave es la influencia de JeffYass, un donante republicano con una participación significativa en la empresa matriz de TikTok, ByteDance, que ha presionado para que Trump olvide el tema. Un equilibrio complejo entre leyes federales, presiones políticas e intereses económicos personales. TikTok seguirá haciendo bailar a Trump.
Vehículos eléctricos
Trump es contrario a la electrificación del transporte. China lidera el sector y cualquier inversión es dar dinero al enemigo, según dice el presidente naranja. O quizás eso era lo que decía hasta ahora. Musk tiene interés en desregular el sector porque es quien más coches eléctricos vende en el mundo. Esto podría generar tensiones entre los dos personajes testosterónicos. El apoyo limitado de Trump a la transición hacia la energía verde podría frenar la expansión de los vehículos eléctricos en Estados Unidos, y esto lo pondría en ruta de colisión con Musk. En algún momento u otro saltarán chispas.
El apoyo limitado de Trump a la transición hacia la energía verde podría frenar la expansión de los vehículos eléctricos en Estados Unidos
Muskcoin
En un comunicado que parecía redactado en la clase de los delfines, Trump anunciaba ayer que había designado al “gran Elon Musk” como jefe del Department of Government Efficiency, la organización externa encargada de recortar la administración. Sus iniciales forman la palabra DOGE, la criptomoneda que comenzó como un meme impulsado por Elon Musk. Desde que se supo el nombre y el futuro nombramiento de Musk, su valor ha aumentado un 21% esta semana, haciendo aún más millonario a Musk. El DOGE se encargará de suprimir a los reguladores que regulan las empresas de Musk. ¿Han cantado conflicto de intereses? Hace años.