La empresa está formada por un conjunto de activos, materiales e inmateriales, que debidamente organizados permiten conseguir una de las finalidades más importantes, como es la obtención de ganancias. Entre todos los activos que tienela empresa, y concretamente dentro de los inmateriales, destacan, esencialmente, la marca, el nombre comercial, el nombre de dominio, el diseño industrial, las patentes y los modelos de utilidad, entre otros.
El tejido empresarial está obligado a proteger estos activos contra usurpadores e imitadores si no quiere sufrir un freno a su cifra de negocio. Resulta más fácil copiar o usurpar el de los otros que no y nnovar y/o investigar sobre un fármaco o problema técnico concreto o invertir en la promoción de la marca. A pesar de todo, como exponía la conocida empresaria del ramo de la joyería y complementos de moda Rosa Blandos en la última Jornada de Barcelona de Derecho de la Propiedad Industrial, "el hecho de que te copien es un signo de que tus productos son aceptados al mercado". Dedo en otras palabras, la imitación o la copia es también señal de éxito.
No obstante, esto no significa laisser faire, todo el contrario. Hay que luchar contra estas prácticas porque, por ejemplo en el caso de la marca, tienen el riesgo de diluir su valor y la aureola de glamour que han conseguido después de años de esfuerzos e inversiones en operaciones de marketing , etc. En este sentido, los repertorios de jurisprudencia dejan muy claro la enorme actividad judicial que se despliega para proteger la propiedad industrial.
Son numerosas las resoluciones judiciales que tratan hipótesis de infracción de marca, de patente o de diseño. Algunos ejemplos, en relación a la protección de la marca, sirven para ilustrar el que decimos. Así, Lladró demandó a un tercero que había registrado la marca "Duque de Lladró" para la venta de vinos. La notoriedad de la marca "Lladró" en el sector de la porcelana va ser definitivo para impedir el aprovechamiento de este signo por parte del tercero. Del mismo modo y con éxito se defendió Freixenet ante una sociedad mercantil que utilizaba la denominación social "Masía Freixer, SANO", que tuvo que modificar.
Levi's también defendió el suyos conocidos bordados de los bolsillos de los texanos, protegidos como marca, de terceras empresas que fabricaban texanos con el mismo dibujo. Igualmente, el propietario de la revista Bogo demandó a una tercera sociedad que empleaba para productos de ropa interior la marca "Bogo estudio". Los tribunales también van amparar al titular de esta conocida marca del sector de las revistas de moda.
El mismo sucedió en el caso de la marca Donut que se defendió del signo "Doughnut" utilizado por tercero. El conocido dibujado Jordi Labanda, habitual del Dominical de La Vanguardia, también defendió con éxito la usurpación de su nombre de dominio que había sido registrado por terceros como "labandadejordi". O la casa Chanel que defiende con éxito en los tribunales el diseño de su mítico bolso 2.55, que ya ha cumplido 58 años. Y así podríamos continuar con otros muchos casos y en todos los sectores de nuestra industria que han llegado y siguen llegando a los tribunales.
No bajar la guardia y proteger la propiedad industrial y derechos asimilados es, pues, la clave para que los productos o servicios de la empresa sigan siendo su barco insignia. Pero esta tarea tiene que ir acompañada de un estudio constante de los problemas que se plantean a los tribunales. Los operadores económicos (empresas y profesionales del derecho), la judicatura y la universidad al frente de todos ellos tienen que analizar las situaciones que se dan y buscar, si se tercia, propuestas de mejora de nuestras leyes.
Hay que tener presente, que los hechos siempre van por ante el Derecho. Por lo tanto, la atenta observación de la realidad obliga a dotarnos de nuevas regulaciones y la regulación existente necesita ser valorada para mejorarla o adaptarla a las nuevas necesidades. La ley no es inmutable y por lo tanto se tiene que ir adaptando a todas las situaciones que van surgiendo, tanto a nivel nacional, comunitario o internacional. Pero para que esto sea posible hay que estudiar y analizar donde son los problemas y que hay que modificar en cada momento.
Con este espíritu, la Fundación Emprendida y Ciencia (FEC) de la UAB, junto con su Centro de Economía Industrial (CEI), viene organizando anualmente desde 2010 las "Jornadas de Barcelona de Derecho de la Propiedad Industrial" que se celebran a la Casa Palco de Mar, gracias al espaldarazo de la Cámara de comercio de Barcelona.
Estas Jornadas son un encuentro anual entre la universidad, la empresa y los prácticos del derecho (abogados, los agentes de la propiedad industrial, los jueces, los asesores de empresa, árbitros, etc.) que, podríamos decir, conforman las partes esenciales de este fascinante mundo que es la propiedad industrial.
La jornada, que nació con vocación de permanencia, pretende ser un punto de referencia a la ciudad de Barcelona en esta materia. De todas las conferencias de las jornadas se sacan conclusiones y ven la letra impresa para dar la difusión correspondiente. Sería deseable que este punto de partida culminara en un plaç medio en un instituto de Derecho industrial que opere como think tank sobre los problemas de Derecho industrial y otros directamente relacionados como lo son el Derecho de la competencia y el Derecho de la competencia desleal así como la propiedad intelectual y las nuevas tecnologías.
Pero perque esto sea posible hace falta la implicación del tejido empresarial, que es el verdadero actor y principal interesado. Hasta ahora, en las cuatro ediciones de las jornadas han participado empresas tanto importantes como Nestlé, Mango, Natura Bisse, Pepsico, Almirante, Janus Developments, Palau Pharma, Camper, Tenzing Media, Freixenet o, más recientemente, Desigual y Tous. A pesar de todo, las relaciones universidad-emprendida hace falta que se estrechen todavía más, cuando menos, en el campo de las ciencias sociales, sector que conozco más, donde todavía hoy hay un distanciamiento preocupante.
La empresa tiene que implicarse más con la universidad, donde puede encontrar un aliado de valor incalculable en la investigación de soluciones que todavía, muy entrado el S.XXI y por increible que parezca y a pesar del que se pueda decir, todavía no ha descubierto del todo.
El tejido empresarial está obligado a proteger estos activos contra usurpadores e imitadores si no quiere sufrir un freno a su cifra de negocio. Resulta más fácil copiar o usurpar el de los otros que no y nnovar y/o investigar sobre un fármaco o problema técnico concreto o invertir en la promoción de la marca. A pesar de todo, como exponía la conocida empresaria del ramo de la joyería y complementos de moda Rosa Blandos en la última Jornada de Barcelona de Derecho de la Propiedad Industrial, "el hecho de que te copien es un signo de que tus productos son aceptados al mercado". Dedo en otras palabras, la imitación o la copia es también señal de éxito.
No obstante, esto no significa laisser faire, todo el contrario. Hay que luchar contra estas prácticas porque, por ejemplo en el caso de la marca, tienen el riesgo de diluir su valor y la aureola de glamour que han conseguido después de años de esfuerzos e inversiones en operaciones de marketing , etc. En este sentido, los repertorios de jurisprudencia dejan muy claro la enorme actividad judicial que se despliega para proteger la propiedad industrial.
Son numerosas las resoluciones judiciales que tratan hipótesis de infracción de marca, de patente o de diseño. Algunos ejemplos, en relación a la protección de la marca, sirven para ilustrar el que decimos. Así, Lladró demandó a un tercero que había registrado la marca "Duque de Lladró" para la venta de vinos. La notoriedad de la marca "Lladró" en el sector de la porcelana va ser definitivo para impedir el aprovechamiento de este signo por parte del tercero. Del mismo modo y con éxito se defendió Freixenet ante una sociedad mercantil que utilizaba la denominación social "Masía Freixer, SANO", que tuvo que modificar.
Levi's también defendió el suyos conocidos bordados de los bolsillos de los texanos, protegidos como marca, de terceras empresas que fabricaban texanos con el mismo dibujo. Igualmente, el propietario de la revista Bogo demandó a una tercera sociedad que empleaba para productos de ropa interior la marca "Bogo estudio". Los tribunales también van amparar al titular de esta conocida marca del sector de las revistas de moda.
El mismo sucedió en el caso de la marca Donut que se defendió del signo "Doughnut" utilizado por tercero. El conocido dibujado Jordi Labanda, habitual del Dominical de La Vanguardia, también defendió con éxito la usurpación de su nombre de dominio que había sido registrado por terceros como "labandadejordi". O la casa Chanel que defiende con éxito en los tribunales el diseño de su mítico bolso 2.55, que ya ha cumplido 58 años. Y así podríamos continuar con otros muchos casos y en todos los sectores de nuestra industria que han llegado y siguen llegando a los tribunales.
No bajar la guardia y proteger la propiedad industrial y derechos asimilados es, pues, la clave para que los productos o servicios de la empresa sigan siendo su barco insignia. Pero esta tarea tiene que ir acompañada de un estudio constante de los problemas que se plantean a los tribunales. Los operadores económicos (empresas y profesionales del derecho), la judicatura y la universidad al frente de todos ellos tienen que analizar las situaciones que se dan y buscar, si se tercia, propuestas de mejora de nuestras leyes.
Hay que tener presente, que los hechos siempre van por ante el Derecho. Por lo tanto, la atenta observación de la realidad obliga a dotarnos de nuevas regulaciones y la regulación existente necesita ser valorada para mejorarla o adaptarla a las nuevas necesidades. La ley no es inmutable y por lo tanto se tiene que ir adaptando a todas las situaciones que van surgiendo, tanto a nivel nacional, comunitario o internacional. Pero para que esto sea posible hay que estudiar y analizar donde son los problemas y que hay que modificar en cada momento.
Con este espíritu, la Fundación Emprendida y Ciencia (FEC) de la UAB, junto con su Centro de Economía Industrial (CEI), viene organizando anualmente desde 2010 las "Jornadas de Barcelona de Derecho de la Propiedad Industrial" que se celebran a la Casa Palco de Mar, gracias al espaldarazo de la Cámara de comercio de Barcelona.
Estas Jornadas son un encuentro anual entre la universidad, la empresa y los prácticos del derecho (abogados, los agentes de la propiedad industrial, los jueces, los asesores de empresa, árbitros, etc.) que, podríamos decir, conforman las partes esenciales de este fascinante mundo que es la propiedad industrial.
La jornada, que nació con vocación de permanencia, pretende ser un punto de referencia a la ciudad de Barcelona en esta materia. De todas las conferencias de las jornadas se sacan conclusiones y ven la letra impresa para dar la difusión correspondiente. Sería deseable que este punto de partida culminara en un plaç medio en un instituto de Derecho industrial que opere como think tank sobre los problemas de Derecho industrial y otros directamente relacionados como lo son el Derecho de la competencia y el Derecho de la competencia desleal así como la propiedad intelectual y las nuevas tecnologías.
Pero perque esto sea posible hace falta la implicación del tejido empresarial, que es el verdadero actor y principal interesado. Hasta ahora, en las cuatro ediciones de las jornadas han participado empresas tanto importantes como Nestlé, Mango, Natura Bisse, Pepsico, Almirante, Janus Developments, Palau Pharma, Camper, Tenzing Media, Freixenet o, más recientemente, Desigual y Tous. A pesar de todo, las relaciones universidad-emprendida hace falta que se estrechen todavía más, cuando menos, en el campo de las ciencias sociales, sector que conozco más, donde todavía hoy hay un distanciamiento preocupante.
La empresa tiene que implicarse más con la universidad, donde puede encontrar un aliado de valor incalculable en la investigación de soluciones que todavía, muy entrado el S.XXI y por increible que parezca y a pesar del que se pueda decir, todavía no ha descubierto del todo.
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