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Decano del Col·legi d'Economistes de Catalunya

Carta a los Reyes Magos: La Catalunya del 2025, hoja de ruta para la prosperidad económica

05 de Enero de 2025
Carlos Puig de Travy | VIA Empresa

El 2025 se presenta como un año clave para consolidar el crecimiento económico de Catalunya y establecer las bases para un futuro sostenible, inclusivo y competitivo. Para alcanzar estos objetivos, es necesario abordar con ambición y determinación diversas prioridades que tienen un impacto directo en nuestra economía. Fiel a su compromiso con el progreso y el bienestar de los catalanes y las catalanas, el Colegio de Economistas de Catalunya propone seis ámbitos de actuación concretos.

 

1. Un presupuesto ambiciosamente social y productivo

Es necesario que los presupuestos del Gobierno de la Generalitat para el 2025 se aprueben lo antes posible y que reflejen un compromiso claro con el bienestar de las personas y la competitividad económica. Esto implica:

  • Aumentar la inversión en educación y formación profesional. Es imprescindible mejorar la calidad de la educación y ajustarla a las necesidades del mercado laboral. Una formación profesional dual más robusta es necesaria para abordar el desempleo juvenil y adaptarnos a los retos tecnológicos.
  • Invertir en salud pública. Se deben destinar más recursos para mejorar infraestructuras sanitarias y reducir las listas de espera, poniendo énfasis en la digitalización del sistema sanitario.
  • Vivienda asequible y digna. Catalunya sufre una crisis de acceso a la vivienda que afecta especialmente a los jóvenes y las familias vulnerables. Es urgente promover políticas de vivienda social, fomentar el alquiler asequible y penalizar la especulación con medidas fiscales adecuadas.
  • Potenciar la innovación y la investigación. Catalunya debe dedicar al menos un 2% del PIB a I+D, siguiendo las recomendaciones europeas. Los presupuestos deberían incluir incentivos fiscales para empresas innovadoras y programas de apoyo para start-ups.

2. Financiación autonómica justa

El sistema actual de financiación autonómica es insuficiente e ineficiente para Catalunya. Es necesario impulsar un acuerdo que permita:

 
  • Recaudar y gestionar más recursos desde Catalunya, garantizando así una mejor adecuación entre los ingresos y las necesidades del territorio.
  • Asegurar una redistribución equitativa. Todo manteniendo la solidaridad entre territorios, hay que evitar que esta penalice las economías más productivas. Este cambio es imprescindible para garantizar el sostenimiento de los servicios públicos y fomentar el desarrollo económico.

3. Infraestructuras clave para la competitividad

Catalunya requiere un plan de infraestructuras que responda a las necesidades reales del territorio y que impulse el crecimiento económico. Tres prioridades concretas son:

  • El Corredor Mediterráneo, esencial para conectar las empresas catalanas con Europa y reducir costos logísticos.
  • Rodalies, vital para la movilidad diaria de trabajadores y estudiantes. Se requieren inversiones urgentes para modernizar las líneas, aumentar la frecuencia, garantizar la puntualidad y lograr un sistema ferroviario eficiente.
  • La ampliación y modernización del Aeropuerto de El Prat, imprescindible para mantener la competitividad internacional de Barcelona como hub económico y turístico.

No debemos perder el foco en otras infraestructuras importantes, como pueden ser mejorar las conexiones de los puertos de Barcelona y Tarragona, o desarrollar el polígono Torreblanca en Lleida, La Sagrera, etc.

4. Reforma de la administración pública

La modernización de la administración pública catalana es una asignatura pendiente que no puede esperar más. En este sentido, es necesario:

  • Digitalizar procesos. La digitalización no solo mejorará la eficiencia, sino que reducirá la burocracia y facilitará las relaciones entre ciudadanía, empresas y administración.
  • Reforzar la profesionalización. Es necesario establecer criterios claros de mérito y capacidad para los cargos públicos, garantizando un relevo generacional adecuado ante las próximas jubilaciones masivas.
  • Empoderar a los funcionarios. Dotarles de más autonomía para implementar proyectos a largo plazo, evitando que los cambios políticos paralicen iniciativas clave.
  • Mejorar la eficiencia. Reducir cargas administrativas y normativas, poniendo a la ciudadanía y a las empresas en primer lugar.

5. Abordar los retos demográficos

Catalunya enfrenta una tendencia de crecimiento demográfico negativo que afecta directamente a la economía. Esta cuestión impacta directamente en muchos ámbitos y por eso es imprescindible:

  • Fomentar políticas de natalidad y conciliación, aumentar el apoyo a las familias con medidas como más permisos de maternidad y paternidad, y mejorar el acceso a escuelas infantiles.
  • Mejorar la integración de los inmigrantes. Esto incluye programas de formación e inserción laboral que potencien el talento y la aportación de estos colectivos, reduciendo así desigualdades sociales y aprovechando mejor el capital humano disponible.

6. Reindustrialización como motor de valor compartido

Catalunya debe recuperar el peso de la industria como pilar económico y conductor de valor añadido. Para lograrlo, es imprescindible adoptar medidas para:

  • Mejorar la productividad y así promover inversiones en tecnología, automatización y digitalización de las empresas industriales.
  • Fomentar clústeres sectoriales estratégicos, que ayuden a impulsar sectores como el químico, la biomedicina, la automoción y las energías renovables.
  • Apostar por la industria sostenible: la reindustrialización debe ir de la mano de la sostenibilidad, con proyectos que reduzcan las emisiones y el impacto ambiental.

Es importante actuar ahora porque Catalunya enfrenta retos importantes, como la competencia global, el cambio climático y la necesidad de mantener un Estado del bienestar sólido. Actuar con determinación en el 2025 no solo nos permitirá abordar estas cuestiones, sino también posicionarnos como un referente económico en Europa.

Esta agenda no es solo una lista de deseos, sino una hoja de ruta que requiere un liderazgo claro, un compromiso firme de todas las partes implicadas y, sobre todo, acción. Como decía Franklin D. Roosevelt, presidente de los Estados Unidos entre 1933 y 1945, “es mejor fallar intentando hacer algo que tener éxito no haciendo nada”.