Lecciones históricas de liderazgo

28 de Junio de 2021

Siempre he disfrutado leyendo novela histórica. Es un género que, a través de una mirada al pasado, nos ayuda a comprender el presente y nos da la oportunidad de construir el futuro. Además, nos otorga enseñanzas útiles también para la gestión empresarial. El libro Yo, Julia, de Santiago Postegillo, es el último que he podido terminar, con una sensación al leerlo fascinante. En concreto, me ha cautivado su protagonista, Julia Domna. La percibo como una líder natural y visionaria. Los historiadoras consideran a las hermanas Julia Domna y Julia Mesa, las mujeres Sever, probablemente las más poderosas de la historia de Roma.

 

Mientras leía el libro pensaba en las capacidades de esta extraordinaria mujer, lo que me ha llevado a admirar su visión clara de lo que quería lograr, su capacidad estratégica y sus logros siendo una mujer en una época en la que ellas estaban relegadas a un segundo plano. De hecho, se ganó la antipatía de muchos hombres de gobierno.

Madre de dos hijos, Caracalla y Geta, rivales desde niños y enemigos de adultos, llegando al extremo fatal de ser Geta asesinado por los soldados de Caracalla tras la muerte de su padre, habiendo sido la voluntad del emperador fallecido que ambos fueran coemperadores.  En este punto, me permito hacer una reflexión: ¿tan ocupada estuvo Julia Domna en esos objetivos y en querer alcanzar el poder que no vio la rivalidad entre sus hijos?

 

La base del liderazgo de Julia Domna es el conocimiento y su idea clara y precisa de cómo actuar unida, con grandes dosis de tenacidad y habilidades 

La historia nos revela que, tras la muerte de su hijo Geta, Julia Domna “se tragó sus lágrimas y permaneció al lado de su hijo con el que volvió a gobernar el imperio ganándose la estima y aprobación de muchos”. Cuando murió Caracalla, Julia Domna murió también como emperatriz, y le llegó el turno a Julia Mesa, logrando así continuar con la tan ansiada dinastía que Julia Domna soñó y por la que lo sacrificó todo.

Casi 2.000 años después, aprecio en Julia Domna dos aspectos que desde mi punto de vista constituyen la base de su liderazgo. En primer lugar, el conocimiento. Se rodeó de hombres cultos, eruditos, matemáticos, poetas y médicos, entre los que destacan Filóstrato y Galeno. En segundo lugar, es muy remarcable su idea clara y precisa de cómo actuar unida, con grandes dosis de tenacidad y habilidades.

Sobra decir que han transcurrido 2.000 años y que hoy no son admisibles las luchas descarnadas por el poder como sucedía en el Imperio Romano. El liderazgo evoluciona a medida que nuestro mundo cambia, pero los rasgos mencionados continúan siendo hoy en día aspectos necesarios en el buen líder, pero no son suficientes.

Para abordar con éxito el entorno actual tan demandante, en una sociedad más compleja cada día, con una creciente necesidad de madurez técnica y organizativa de las empresas, el liderazgo personal y social se presenta como una clara ventaja. El uso de la inteligencia emocional, junto a una mayor digitalización, actúan como catalizadores. El líder actual es innovador, adaptable y colaborativo, auténtico, capaz de construir su propia legitimidad a través de relaciones sinceras que promueven la apertura, generan confianza y potencian el apoyo y el entusiasmo de todo el equipo.

El éxito de un líder no es únicamente resultado de sus habilidades naturales de liderazgo, sino que depende de lo favorable que sea el entorno en el que trabaja

Precisamente en este mes de junio, en el que muchas empresas y multinacionales celebran su compromiso con la diversidad y la inclusión, también destacan líderes que favorecen la creación de esos entornos, verdadero germen de la innovación y la colaboración entre profesionales. El éxito de un líder no es únicamente resultado de sus habilidades naturales de liderazgo, sino que depende de lo favorable que sea el entorno en el que trabaja, de cara a que dichas habilidades no solo se manifiesten, sino que, además, se desarrollen y fortalezcan.

Julia Domna fue una mujer indómita, inteligente y hábil. Si me pregunto cómo sería hoy esa mujer, en pleno siglo XXI, puedo fácilmente imaginarla.