A estas alturas todavía es una incógnita saber quién recibirá la confianza del Parlament de Catalunya para liderar el país en los próximos años y formar Gobierno. Sin embargo, lo que seguro no lo es son los retos a los que el próximo ejecutivo tendrá que dar respuesta, entre otros: la vivienda, la educación, el cambio climático (la sequía, la transición energética...), la reforma de la Administración pública y la reducción de trabas burocráticas, el régimen de financiación, la transformación hacia un modelo productivo sostenible, el equilibrio demográfico o la situación de la lengua.
El éxito en dar respuesta dependerá en buena parte de la capacidad de comprensión hacia estas problemáticas de los futuros interlocutores del Gobierno de Catalunya, y el posterior acierto en la elección de los instrumentos de política pública más adecuados para cada situación. A menudo, partiendo de la premisa de que la medida más adecuada no es siempre la más evidente y viceversa -la más evidente no siempre es la más adecuada.
Uno de los aspectos críticos para garantizarlo será la transversalidad disciplinaria de los perfiles que integren el futuro Gobierno de Catalunya, lo cual condiciona tanto el enfoque como la capacidad de comprensión y las formaciones profesionales de los miembros del Ejecutivo en el ejercicio de su cargo.
"Sorprende que solo un 13 % de los miembros tengan formación en el ámbito de la economía o la empresa"
Si observamos la actual composición del Gobierno de Catalunya, el 40% de los miembros del Ejecutivo tienen formación en el ámbito jurídico, seguido de un 30% de consejeros que son politólogos de formación. En cambio, sorprende que solo un 13% de los miembros tengan formación en el ámbito de la economía o la empresa. El resto de disciplinas representadas en el actual Gobierno en funciones son filología, historia y medicina.
Esta tendencia de "sobrerepresentación" de juristas al frente de los ejecutivos no es exclusiva del Gobierno de Catalunya; en el Ayuntamiento de Barcelona copan el 70% del Gobierno municipal, mientras que solo un 10% son economistas; y en el Gobierno espanyol los juristas son casi el 50% del Consejo de Ministros, aunque un 22% son economistas.
He querido realizar el ejercicio de analizar la transversalidad disciplinaria de los gobiernos estatales de los países de la UE que encabezan el Índice de Competitividad Global elaborado por el Foro Económico Mundial de Davos:
- Países Bajos: 27% de juristas y 18% de economistas. También destaca por tener físicos, químicos, ingenieros, etc.
- Alemania: 35% de juristas y 12% de economistas.
- Suecia: 22% de juristas y 13% de economistas.
- Dinamarca: 12% de juristas y 24% de economistas.
Este análisis comparativo permite principalmente concluir que los países en nuestra vanguardia suelen tener también gobiernos con menos juristas y más diversos en términos disciplinarios, y, por lo tanto, capaces de integrar la óptica de diversas disciplinas sobre un mismo problema para darle respuesta.
La transversalidad de los retos que el futuro gobierno deberá afrontar demandará respuestas desde una visión interdisciplinaria y evitar una óptica excesivamente jurídica a los problemas, que frecuentemente nos conduce a respuestas fundamentadas exclusivamente en el ejercicio de legislar, introducir más obligaciones a terceros y añadir capas de burocracia como solución.
"Gobernar es el arte de comprender los problemas para dar respuestas efectivas a las necesidades de los ciudadanos"
Gobernar es el arte de comprender los problemas para ofrecer respuestas efectivas a las necesidades de los ciudadanos, así como de asignar recursos que son escasos para atender demandas sociales que son crecientes. Al igual que sucede en el mundo de la empresa, no se puede ser experto en todo y la transversalidad a menudo es la clave para integrar las diferentes habilidades indispensables para tener éxito en el propósito de encontrar soluciones a los desafíos futuros de empresas y ciudadanos, y así contribuir a generar prosperidad.