La realidad es que es imprescindible una buena conexión de los puertos catalanes de Barcelona y Tarragona con el corredor ferroviario Mediterráneo con ancho europeo para poder aprovechar que el Mediterráneo es el gran corredor del comercio marítimo mundial por los grandes flujos de mercancías de Asia en Europa que pasan por el canal de Suez. Actualmente en un 75% van a los puertos norteños de Europa y con Corredor Mediterráneo, los puertos de Barcelona y Tarragona se podrían convertir en la puerta logística del sur de Europa, puesto que los barcos se ahorrarían tres o cuatro días de navegación y energía. El problema? Que actualmente las conexiones ferroviarias existentes no son suficientes ni ágiles. Cataluña necesita exportar y es vital estar muy comunicado con los mercados de exportación, tanto por tierra como por mar.
A día de hoy, la construcción de Corredor Mediterráneo está bastante atrasada, a causa sobre todo de la carencia de voluntad política del Estado español. La concepción centralista del Estado español ha determinado desde el siglo XIX un mapa radial de las comunicaciones ferroviarias con centro en Madrid por motivos políticos, con una lógica imperialista, prescindiendo de la racionalidad económica. El Estado español en los últimos años ha priorizado las líneas de alta velocidad para pasajeros, también con un esquema radial y sin tener en cuenta que no son rentables. Este plan costoso e innecesario ha dejado de banda Corredor Mediterráneo.
Durante años, el Estado español opuso a Corredor Mediterráneo lo denominado Corredor Central para comunicar el norte de África con Europa. La irracionalidad de este plan, que suponía alargar el recorrido, subir además de los 600 metros sobre el nivel del mar de la Meseta y agujerear los Pirineos por un costosísimo túnel para llegar a un lugar del otro lado -sin grandes esos de conexión- fue reconocida por la Unión Europea, que lo rechazó, y priorizó Corredor Mediterráneo.
A pesar de esto, las conexiones de los puertos catalanes y el tramo de la costa mediterránea sufren muchos atrasos. Un golpe más los ciudadanos de Cataluña salimos perjudicados por la política del Estado español. Con la carencia de Corredor Mediterráneo, perdemos competitividad e inversiones. De hecho, ya hay dificultades para atraer algunas nuevas inversiones como las de Daimler y ha habido atrasos en inversiones ya decididas (BASF).
El ancho ferroviario ibérico actual supone una gran ineficiencia, puesto que los contenedores tienen que cambiar de tren a la frontera. Cataluña se podría convertir en un polo muy dinámico del sur de Europa y sus ciudadanos tendrían más oportunidades laborales y una mejor calidad de vida. Sin embargo, la situación actual de dependencia del Estado español nos aboca al colapso viario y económico.