Cuando el director de VIA Empresa me pidió escribir sobre una mujer que haya marcado y guiado mi vida, los ojos se me fueron hacia arriba, intentando poner en el centro a alguna lejana, una persona de estas que tienen gran proyección. Esta semana seguramente mucha gente habrá escrito sobre ellas; grandes mujeres referentes en el plano nacional e internacional, mujeres que llenan portadas, mujeres de poder, mujeres líderes de grandes empresas, mujeres empresarias, directivas, emprendedoras, políticas... Mujeres ejemplares, referentes. Grandes role models. Mujeres que dejan y han dejado huella.
A continuación, bajé los ojos y pensé: ¿por qué no hablar de alguien cercano, de alguien que, sin quererlo, te ha marcado? Una persona con quien te has reflejado y que de alguna manera te ha hecho ser como eres. No alguien de quien has leído, has visto o has escuchado. Sino alguien que has vivido porque estaba dentro de casa. Una persona a quien has visto levantar la persiana, caer y volverse a levantar. Soy afortunada de tener un referente muy cercano. Mi madre. Rosa Radó.
Ella es una mujer emprendedora, que a principios de los 80 cambió la empresa familiar vinculada al mundo de los supermercados por el sector de la prensa. Una librería-papelería pequeña en la calle más céntrica de Llavaneres. Un negocio de 362 días al año porque sólo hay tres que no hay prensa. Y las vacaciones, en casa, siempre han sido una cosa esporádica y puntual, porque es complicado conciliar en un sector que no para. Por lo tanto, los descansos han quedado reducidos a escapadas relámpago de lunes a miércoles donde lo que se pretende es tener un día, un solo día o dos en el mejor de los casos, en que no suene el despertador a las seis de la mañana. Hecho imposible porque el cuerpo, después de tantos años, ya está habituado a despertarse a la hora que sale el sol. Es su vida.
Es una mujer que hace red de proximidad y te conecta con otras grandes profesionales, a menudo invisibles
Ella es una mujer que no solo hace su trabajo con vocación y devoción sino que está pendiente de todos los colaterales que no se ven. Sabe qué gustos tienes por los libros, si coges el periódico en catalán o en castellano, la colección de cromos de tu nieta y, seguro, te conseguirá un ejemplar de aquella pequeña tirada de revistas porque salía una mención breve de tu sobrina. Pero, sobre todo, te preguntará y se interesará si hace tiempo que no ve a tu padre o a tu madre por la tienda. Y es probable que si te ve preocupada te haga un flan o un pastel porque es su manera de estar a tu lado. Los que tenéis moldes suyos en casa, sabéis de qué hablo.
También te ayudará a encontrar a la modista, la fisioterapeuta, la cocinera, la abogada, la política, la doctora o la peluquera que te puede ayudar en aquel momento que tanto la necesitas. Es una mujer que -usando la expresión de Roser Moreno, presidenta de la patronal del Maresme-, hace red de proximidad y te conecta con otras grandes profesionales, a menudo invisibles, como son Teresa, Mari, Elena, Rosa, Marta y tantas y tantas mujeres que levantan empresas cada día. Una gran relaciones públicas. Una mujer de las que suman.
Pensando en mujeres referentes, sí es verdad que hay grandes mujeres que llenan páginas y páginas de diarios, pero también hay muchas que no las llenan y no por eso no lo son
Y no es solo una gran profesional en su ámbito, sino también una mujer que ha participado del tejido asociativo del pueblo, organizando diferentes iniciativas para promover, dar visibilidad y oportunidades a los negocios de un pequeño lugar del Maresme; implicada al 100% con -como ella denomina siempre- la gran familia de la calle de Munt.
Y, aquello que tienen los comerciantes de pueblos pequeños, es una persona humilde. Recuerdo con una sonrisa cuando la he querido nominar a la candidatura a la trayectoria empresarial de los premios de la Fagem y me ha hecho prometer que no lo haría por aquello de "¡ni se te ocurra! ¿Qué he hecho yo de especial?", o cuando le hice una cuenta en Twitter; todavía no entiende por qué ya supera los 500 seguidores.
Pensando en mujeres referentes, sí es verdad que hay grandes mujeres que llenan páginas y páginas de diarios, pero también hay muchas que no las llenan y no por eso no lo son. Por lo tanto, mi primer reconocimiento es para mi madre. Mujer emprendedora, empresaria, comerciante y, sobre todo, una persona que conecta. Y, reconociendo su valía, quiero también hacerlo extensivo a tantas y tantas mujeres trabajadoras que, sin demasiado protagonismo, acompañan a muchas familias en su día a día. Todas merecen un lugar en portada.
Hace 40 años, crear una empresa era de valientes. Seguramente, hoy en día mantendríamos la misma frase. De las creadas, no hay tantas que estén lideradas por mujeres. Mi homenaje de hoy va para ti, mamá, por todos los valores que, con el ejemplo, nos has transmitido a los privilegiados que estamos a tu lado.