Después de las manifestaciones reivindicativas del pasado 8 de marzo ahora toca volver al día a día y continuar trabajando para reducir -y si es posible eliminar- las desigualdades que las mujeres sufrimos en varios ámbitos de nuestra vida. Y el laboral es uno de ellos.
Según los últimos datos del INE, el 2016 las mujeres en el Estado español cobramos 5.793 euros menos que los hombres (salario medio anual bruto), mejorando la situación respecto el 2013 -cuando la diferencia marcó su máximo con 6.160 euros- pero volviendo a valores similares al primer año después de la crisis (5.499 euros).
"La desigualdad de género en la mal llamada "conciliación" de la vida familiar y laboral provoca que a menudo las mujeres hayamos de interrumpir la carrera laboral, asumir reducciones de jornada y/o perder complementos salariales"
El salario medio, pero, no refleja la diversidad del mercado laboral donde conviven diferentes tipos de jornada, ocupaciones y tipos de contrato. En cierto modo, medir las diferencias salariales entre mujeres y hombres con esta medida nos esconde una realidad paralela -compleja e interrelacionada- que se encuentra, en parte, en el origen de las diferencias salariales de género.
La brechasalarial, medida en términos de salario por hora y no de salario medio, permite analizar estas diferencias. Un ejemplo es la brecha salarial por edad. El 2016 el valor más bajo se encontraba en el colectivo de personas entre 25 y 34 años (7,7%), aumentando progresivamente hasta llegar al 22,7% en el tramo de 55 a 64 años. Estos datos desenmascaran una realidad a menudo oculta en las estadísticas oficiales laborales. El incremento de la diferencia salarial entre mujeres y hombres con la edad coincide con los periodos del ciclo de la vida en los que más trabajos de cuidados a las personas se tienen que realizar; unos trabajos realizados mayoritariamente por las mujeres.
La desigualdad de género en la mal llamada "conciliación" de la vida familiar y laboral provoca que a menudo las mujeres hayamos de interrumpir la carrera laboral, asumir reducciones de jornada y/o perder complementos salariales. Los costes monetarios son importantes no sólo en la etapa laboral, sino también en las pensiones de jubilación debido a un menor periodo y una menor cuantía de las cotizaciones. Para hacernos una idea, el 2016 el importe mediano de las pensiones era de 760 euros para las mujeres y de 1.200 euros por los hombres, según datos del sistema de la Seguridad Social.
La brecha salarial es un término complejo que está condicionado por factores sociales, legales y económicos que hacen que el alcance de este concepto vaya más allá de la frase "mismo salario por el mismo trabajo".
"La brecha respecto al salario por hora está mejorando, pero lo hace tan lentamente que para eliminar la diferencia al mismo ritmo necesitaríamos 85 años, o incluso más"
La brecha respecto al salario por hora está mejorando, pero lo hace tan lentamente que para eliminar la diferencia al mismo ritmo necesitaríamos 85 años, o incluso más si realmente no se producen cambios importantes en la sociedad. Cambios que comporten una mayor dedicación de los hombres en el trabajo doméstico y de curas necesarios para la sostenibilidad de la sociedad.
A pesar de que la empresa está a menudo en el punto de mira de la lucha para reducir la brecha salarial, un análisis detallado de los datos nos permite ver que a la empresa no es la única responsable. Para reducirla hace falta la implicación de todos los agentes económicos y el trabajo de todo el mundo.