Estas últimas semanas vivo en una novela de Dan Brown. En Navidad pasé unos días en Roma y la primera noche vi Ángeles y Demonios de Ron Howard basada en la novela homónima de Dan Brown. La novela es un girapágines trepidante en el que el profesor de iconologia y simbología religiosa de Harvard, Robert Langdon acaba salvando a la Ésglésia católica descifrando mensajes ocultos en los lugares más icónicos de Roma. Al pasear por la plaza Navona, San Pedro del Vaticano o el castillo de San Angelo me parecía ser Tomo Hanks.
El día después de haber vuelto, por un tema de trabajo, fui a la abadía de Montserrat donde nos recibió el padre prior. Sabía que los monjes benedictinos dan mucha importancia a la hospitalidad tal como prevé la regla de Sant Benet, pero no me imaginaba que fuera tanto. El prior nos acompañó en un paseo por los jardines, la abadía, la basílica, la sala capitular, la biblioteca y el refectorio donde finalmente nos invitó a comer: "en silencio, eso sí".
La biblioteca merece un aparte. Un espacio de recogimiento dentro de un espacio de recogimiento que con miles de libros antiguos y novedades editoriales, conforman una biblioteca que está en la red pública y que está, por lo tanto, a disposición de todo el mundo. Entre las novedades editoriales había algún libro del filósofo coreano Byung-Chul Han que no recuerdo. En todo caso les recomendé el último, Vita Contemplativa, que encontré que procedía bastante. El prior nos explicó que en el siglo XIX la abadía, biblioteca incluida, fue arrasada por Napoleón y que cuentan que muchos de los libros que desaparecieron se encuentran hoy en la Biblioteca Nacional de París. En la sala central de la biblioteca —todavía un nivel más de recogimiento—, unas mesas de lectura, las paredes llenas de libros, un globo terráqueo presidiéndolo todo y una luz tenue iluminando la sala. Otra vez un escenario de una novela de Dan Brown.
Enseguida recordé que Dan Brown empieza su novela Origen en Montserrat. Ambientada en Barcelona, gira en parte al simbolismo de Gaudí y de la IA. Comentándolo con el prior me dijo que la conocían y que Dan Brown conoce bien Montserrat y su biblioteca. De hecho, el autor pidió al monasterio hacer una presentación del libro en Montserrat, pero en principio no se permiten las filmaciones a la abadía si no son entrevistas a monjes, "pero era Dan Brown y Montserrat seria conocido en todo el mundo", dijo el prior. Finalmente se decantaron por la hospitalidad benedictina y accedieron.
Y hasta hoy, que he escrito un nuevo capítulo a mi vida novelesca. Uno de los protagonistas de la novela Origen no es de carne y huesos, ni está basado en la biología; es de bits y chips y está basado en el silicio. Es Winston un superordenador que acaba siendo el alter ego del Mare Nostrum 4. El director adjunto del Barcelona Supercomputer Center, Pep Martorell me explicó que cuando Brown supo que en Barcelona había un superordenador dentro de una iglesia cristiana del siglo XIX le faltó tiempo para enviar a uno de sus colaboradores y finalmente correr a visitarlo. En uno de los diálogos de la novela, el protagonista Robert Langdon se maravilla de que en Barcelona haya un superordenador dentro de una iglesia (dice algo como "¡solo podía ser a Barcelona!").
La tercera etapa de mi viaje browniano ha sido hoy en el supercomputador Mare Nostrum 5, el hermano mayor del Mare Nostrum 4 de Origen. Y me ha llevado a quizás la parte menos novelesca y que acapara menos titulares de la supercomputación: las ciencias sociales.
En una visita organizada por el Colegio Oficial de Profesionales de la Ciencia Política y la Sociología hemos podido asistir a una lección magistral de la Dra. Mercè Crosas, física y doctora en astrofísica especializada en ciencia de datos. Resulta que las personas, en nuestra actividad de vivir generamos enormes cantidades de datos que bien utilizados pueden ser muy útiles para nuestra especie. De hecho, esto ya lo sabemos desde el año 3.800 aC, de cuando en Babilonia hicieron el primer censo. Desde entonces y para llegar hasta la Computacional Social Science de David Lazer del 2009 hicieron falta computación, algoritmos y datos; para llegar a la IA de hoy, algoritmos más eficientes y datos, muchos datos, que solo pueden procesar superordenadores como los Mare Nostrum. Es por eso que es importante el binomio supercomputación-ciencias sociales: la primera da servicio a la última y la última, propósito a la primera.
"Es importante el binomio supercomputación-ciencias sociales: la primera da servicio a la última y la última, propósito a la primera"
Ejemplos de este maridaje los encontramos en el análisis del discurso político (en EE.UU. en las últimas décadas el 27% del tiempo se dedica a ridiculizar al adversario), el análisis de las fake news que la gente recibió en Twitter en la campaña de Trump del 2016 (6%), la predicción económica basada en agentes para modelar el comportamiento social o la creación de gemelos digitales de ciudades para predecir la evolución. Al final, la supercomputación permite aplicar la IA a cantidades ingentes de datos y llegar al corazón de las ciencias sociales: establecer relaciones causa-efecto. Lo explican muy bien Judea Pearl y Dana McKenzie en su libro de Book of Why.
El BSC es un proyecto financiado en un 60% por el estado español, un 30% por el Govern de la Generalitat y un 10% de la UPC. Hasta ahora, de sus supercomputadores habían disfrutado investigadores de los ámbitos de las ciencias computacionales, de las ciencias de la tierra y de las ciencias de la vida. Es importante que los científicos sociales y las humanidades se añadan al grupo. El Mare Nostrum 5 es una infraestructura pública y es gratuita para cualquier investigador que lo quiera, como la biblioteca de Montserrat. Hospitalidad benedictina digital.
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P.S.: Al final de la novela Origen, Robert Langdon descubre que dentro de la capilla hay un ordenador cuántico. De momento todavía hay el Mare Nostrum 4, pero bien pronto lo complementará un ordenador cuántico.