El último año nos hemos animado y nos hemos sentido orgullosos de nuestra ciudad con algunas noticias positivas cómo, por ejemplo, que Barcelona ya es el quinto hub tecnológico europeo o que será la capital europea de la movilidad urbana. Noticias fruto del esfuerzo, del espíritu emprendedor que caracteriza a los barceloneses y de las ganas de ser eficientes y productivos. Pero, el panorama y sobre todo su posible desenlace se ha torcido durante las últimas semanas y nos vuelve a dejar a todos con la mirada perdida. Tenemos la ciudad cabeza abajo y al ciudadano desorientado con el ya improductivo conflicto de los taxis y el alquiler de vehículos con conductor (VTC).
"El conflicto entre taxis y VTC va de movilidad urbana y de cómo se necesita, en un momento ultra politizado, una estrategia a largo plazo que ningún gobierno tiene capacidad de visualizar. Estamos carecidos de valentía, rigor y ganas de agudizar la neurona"
El Estado otorga competencias reguladoras, con más o menos acierto, en los gobiernos autonómicos quienes a la vez las traspasan en los ayuntamientos. Sí más no, la cosa va de movilidad urbana y de cómo se necesita, en un momento ultra politizado, una estrategia a largo plazo que ningún gobierno tiene capacidad de visualizar. En definitiva, en términos generales estamos carecidos de valentía, rigor y ganas de agudizar la neurona. La Generalitat, concretamente el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, en un ataque de eficiencia, y contra todo pronóstico, se apunta la primicia y anuncia las primeras medidas de la Sido restrictivas por el sector de los VTC hasta el punto de amenazar su existencia. Todo esto en un momento en que, por primera vez, los ciudadanos nos sentimos más empoderats que nunca en la planificación de nuestra movilidad urbana.
Tradicionalmente, la regulación del colectivo VTC ha tenido por objetivo limitar su crecimiento evitando la posible competencia en el transporte urbano del ciudadano y consolidando el monopolio del taxi. Un monopolio que tampoco lo tiene fácil puesto que está fuertemente regulado hasta el límite del absurdo. Se ha conseguido como resultado que no fuera viable una mejor oferta en calidad y precios del servicio, asustando cualquier signo de innovación y perjudicando claramente el interés general. Y así hemos sobrevivido muchos años con un servicio antipático, hasta la llegada de nuevas fórmulas de movilidad que el usuario compra, que el usuario adopta y que el usuario quiere porque gustan y son eficientes y responden a sus necesidades de hoy.
"La hiperregulació no ha creado negocio sólo para el empresario del taxi sino también para la propia administración"
Actualmente, ya se ha debatido demasiado como este proteccionismo ha hecho muy rentable la adquisición de licencias de taxi y como su limitación ha hecho subir el precio hasta ser considerado como un negocio o plan de jubilación, oscilando hoy el precio ofrecido entre los 110.000-140.000 euros. Hace falta mencionar que la hiperregulació no ha creado negocio sólo para el empresario del taxi sino también para la propia administración quien ha vinculado cualquier acción que regula a una tasa impositiva, desde 678 euros a 3.355 euros por el traspaso de una licencia o de 403 a 3.997 euros por la validación de un vehículo, entre otros.
Dado el panorama actual sorprende que hace tres años, bajo el lema #UnPasEndavant, la Agencia Catalana de la Competencia protectora del bienestar de consumidores y usuarios ya proponía liberalizar el sector del taxi con propuestas sensatas como un sistema compensatorio de la inversión asumida y no amortizada fruto de la super regulación. Propuestas hechas para incrementar la oferta y la competencia. Es triste ver como la solución de desregularitzar y aligerar las cargas impositivas a ambos colectivos no interesa a cabeza de las administraciones nominadas con competencias para resolver.
"Cuestionémonos en manso de quién o que está la protección del interés general, claramente de la política. Pero, recordamos que el usuario tiene más ve que nunca, decide y escollo y no hay protesta que lo detenga. Si no le gustas, morirás poco a poco"
He sido testigo de este debate desde la aparición de la primera plataforma tecnológica de movilidad bajo demanda (ridehailing) y siempre me ha causado confusión escuchar la cantarella del sector del taxi exigiendo sólo imponer medidas restrictivas al colectivo de VTC en lugar de reivindicar el alivio de sus obligaciones y limitaciones que no son pocas. Las décadas de inmovilismo los ha abocado, contra su voluntad, a un atraso tecnológico importante y una basarda sin precedente a renovarse e innovar.es un claro ejemplo la absurda demanda de hoy por hoy de prohibir la geolocalització y la prereserva anticipada a un servicio nativo digital.
Por último, me pregunto donde es el ciudadano? El usuario, muy superior en número. Dimensionem el conflicto que ha coartado y paralizado nuestra movilidad y la reputación de la ciudad el último año. El problema se centra en un colectivo que gestiona en Cataluña 12.549 licencias de taxi y 2.418 de VTC, correspondiendo a una proporción de 5,78 licencias de VTC por cada 30 de taxi. El desequilibrio se hace patente, pero el más sorpresivo es que en llena era de la empoderament ciudadano nadie lo haya invitado a esta negociación. Hoy el usuario está enfadado, nadie le ha dado voz, nadie está defendiendo sus intereses. Como ciudadanos no tenemos que permitir que la mala gestión de este conflicto y las malas prácticas reivindicativas sientan un precedente. Somos muchos más en número para cambiar la situación con nuestra fuerza. Cuestionémonos en manso de quién o que está la protección del interés general, claramente en manso de la política. Pero, recordamos que el usuario tiene más ve que nunca, el usuario decide, el usuario escollo y no hay protesta que lo detenga. Si no le gustas, morirás poco a poco.