Nueva financiación: ¿más claridad?

Uno de los grandes beneficios de las matemáticas, incluso cuando se trata de las cuatro reglas básicas, es que aportan una claridad objetiva indiscutible. Como mencioné en el artículo anterior, el dicho francés "les bons comptes font les bons amis" es absolutamente cierto. Por eso cuesta ser amigos del resto de España si las cuentas no están claras. Nadie sabe quién aporta dinero y quién lo recibe. No hace falta decir que esta política solo beneficia a quien distribuye (el Estado) y a quien recibe (las autonomías deficitarias). Por el contrario, en la Unión Europea (UE) todos podemos saber qué estado aporta más recursos de los que recibe; de otro modo, la unión ya se habría roto.

"Lo más importante de todo consistirá en descubrir, de una maldita vez, que determinadas regiones españolas no son viables sin la solidaridad"

Si alguna vez las promesas de un nuevo financiamiento llegan a buen puerto, podremos acabar sabiendo quién es quién. Como también dije en el artículo anterior, el punto más difícil será determinar cuál es la cantidad que los catalanes debemos aportar en concepto de solidaridad. Ya veremos. Lo más importante de todo consistirá en descubrir, de una maldita vez, que determinadas regiones españolas no son viables sin la solidaridad. No, al menos, tal como están definidas. Y sí, una vez implantado el nuevo modelo, si no abusan de la solidaridad —tema que está por verse—, descubrirán que deben reducir el gasto o bien deben incrementar los ingresos vía impuestos. Y esto llevará a descubrir —a destapar— lo que muchos sabemos: España vive por encima de sus posibilidades.

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Este vivir por encima de sus posibilidades se va solucionando a lo largo del tiempo en dos etapas. Una es regular y ordinaria. Consiste en drenar los bolsillos de las autonomías que generan un plus. Esto es lo que padece Catalunya, aunque también otros lugares de España, pero con menos intensidad. Se va vaciando el bolsillo de los contribuyentes de las autonomías excedentarias en beneficio de las autonomías deficitarias. Pero, claro, este tipo de “bota de Sant Ferriol” no acaba de solucionar del todo el problema que crea el ritmo de vida al que España se ha acostumbrado desde la muerte de Franco. Entonces entra en funcionamiento el recurso extraordinario que cada X años se tiene que poner en marcha: la solidaridad europea. Cada cierto número indeterminado de años, pero de manera indefectible, la UE inyecta dinero en la economía española. Siempre hay una excusa, ya que siempre hay problemas, como es natural. Ahora es una crisis financiera, ahora una pandemia, etc. La cuestión es seguir viviendo de la "moma" europea. Una "moma" que, como es el caso de Catalunya respecto a España, es el mayor riesgo de ruptura de cohesión, ya que los que contribuyen en exceso ven con recelo, y con razón, que siempre reclaman solidaridad los mismos. Y siempre acaban pagando los mismos. Y es que esta abusiva solidaridad unidireccional rompe cualquier convivencia razonada. Por ahí comenzó el proceso independentista catalán. Y, si se fijan, por ahí aparecen siempre las grietas europeas.

"Esta abusiva solidaridad unidireccional rompe cualquier convivencia razonada. Por ahí comenzó el proceso independentista catalán"

Si no lo tengo malentendido, fue el Tribunal Constitucional Federal de Alemania, ubicado en Karlsruhe, quien sentenció cuál era el nivel máximo de solidaridad que debían aplicar los estados federados en el caso de la financiación entre länder. En Alemania tienen un sistema similar al que se ha propuesto aplicar en España. Sería bueno mirarse en su espejo para ver cómo funciona allí. La creatividad política española, la catalana incluida, siempre ha tenido la habilidad de enredarlo todo -no es más que una forma de desorden inculto y burdo. Preferiría copiar a los que saben.

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