En cuatro semanas hemos hecho el trabajo de los últimos años. Lo que no han hecho las empresas en los últimos tiempos por miedo a no romper la inercia del día a día o de salir de su zona de confort, ahora se está acelerando a marchas forzadas.
"En cuatro semanas hemos hecho el trabajo de los últimos años"
La crisis global que vivimos está provocando unas consecuencias muy difíciles de gestionar. La incertidumbre es total. El corto plazo es muy difícil de prever. Todos vamos asimilando que, en el momento que se pueda hacer vida normal, muchas cosas habrán cambiado. Cada día que pasa nos adecuamos a unas nuevas formas de vida, tanto desde el punto de vista laboral cómo, incluso, vital.
El teletrabajo y las videoconferencias están cambiando los hábitos y la forma de relacionarse de mucha gente. Los entornos de confianza a nivel profesional hasta ahora se generaban a través de actitudes basadas en la proximidad, la empatía y el positivismo, pero también desde el rigor y la profesionalidad.
Todos los que nos hemos podido adaptar al teletrabajo, estos días estamos invirtiendo muchas más horas en la pantalla del ordenador. Nos horrorizamos del incremento de horas laborales que supone. El periodo de adaptación de una organización a un contexto como este no es fácil, requiere un estudio de organización, coordinación y digitalización de los equipos. Además, prestar servicios hoy requiere la inmediatez que todos nos hemos impuesto como sociedad. Este hecho obliga a que las organizaciones se tengan que adaptar para dar una respuesta eficiente y claramente competitiva.
Nos obliga a repensar muchas cosas. Nos costará recuperar algunos hábitos que ahora empezamos a ver que sobran, como reuniones que generaban desplazamientos inútiles, innecesarias y nos ocupaban excesivas horas de agenda. El tiempo tiene un valor, y ahora hace falta también optimizarlo y rentabilizarlo.
"Todos los que nos hemos podido adaptar al teletrabajo, estos días estamos invirtiendo muchas más horas en la pantalla del ordenador. Nos horrorizamos del incremento de horas laborales que supone"
Nuevos hábitos, en gran medida, que han venido para quedarse. Salir a comprar habiendo encargado previamente el pedido o, incluso, que te lo traigan a casa obliga a repensar muchos modelos de negocio, tanto desde el punto de vista digital como logístico. Hasta hace cuatro semanas no lo practicaba el común de la gente.
La alimentación, por ejemplo, es un sector estable en épocas de bonanza económica, no experimenta muchas fluctuaciones en condiciones normales. En cambio, en momentos de crisis como los que vivimos, las cadenas de alimentación están multiplicando por dos o por tres sus ventas.
Los mercados, como puntos de venta de productos frescos y de calidad, a la vez que también son espacios experienciales ligados al mundo de la gastronomía y el ocio, repiensan de forma acelerada su negocio. Mercados como la Boqueria podrá garantizar sus ventas únicamente a través de sus compras físicas? O habrá que espabilarse construyendo un buen ecommerce que le facilite su venta online? Sin una logística de abastecimiento muy pensada que dé servicio a todos los clientes potenciales tampoco será posible garantizar el éxito en la venta.
Y otros sectores que ahora mismo están en estado crítico, como la restauración o el retail. Habrá que innovar y comunicar nuevas experiencias únicamente de forma presencial? O las redes sociales adquirirán un papel todavía más preponderante mientras la amenaza del virus se mantenga y se establezcan controles de aforo en los locales?
Los próximos meses veremos como establecimientos emblemáticos se reorientan de forma acelerada. Pero, la cuestión es: la supervivencia de todos ellos está asegurada a pesar de que experimenten estas transformaciones en el negocio?
Varios estudios publicados sobre las consecuencias de la crisis del 2008 para muchas empresas, concluían que un 40% de las que nacieron en la última década, es decir a partir del 2008, han desaparecido o tienen dificultades para subsistir, especialmente las del sector comercio, hostelería y construcción.
"El relato y el marco mental que marcó toda una época en nuestro país bajo el concepto el trabajo mal hecho no tiene futuro; el trabajo muy hecho no tiene fronteras, seguro que persistirá"
Y es que, a pesar de todo, la clave de todo en la postcrisi del coronavirus seguirá residiendo en el qué y en el cómo se ha trabajado antes, y en la apuesta por la calidad. Pese que estamos en una crisis atípica, nueva y sin precedentes; el rigor, el entusiasmo, la trayectoria, la proximidad y el buen servicio prevalecerán siempre, ahora y en el futuro.
Muchos gurus y expertos en predicciones estos días no paran de recordarnos que nada o pocas cosas serán iguales. El relato y el marco mental que marcó toda una época en nuestro país bajo el concepto el trabajo mal hecho no tiene futuro; el trabajo bien hecho no tiene fronteras, seguro que persistirá.
Sin una trayectoria sólida y una importante apuesta por la calidad y la digitalización será difícil la supervivencia. Valores añadidos que todos tenemos que tener muy presentes. No hay futuro sin ellos.