Mi padre no quería que fuera periodista. Él quería que yo estudiara Derecho y que fuera la abogada o jueza que él no pudo ser. A los 11 años dejó los Jesuitas para ayudar a mi abuelo a trabajar los campos que tenían en Benicalap, en l’Horta Nord de València.
Mi empeño en ser periodista no coincidió con una bonanza laboral en los años 90, cuando acabé la carrera, y no fue hasta el año 2000 cuando puede hacer mi primera incursión en un medio de comunicación. Pero no fue periodismo. Era televisión, y no precisamente de la buena. Aquellos años de redactora en un reality show me forjaron como persona pero no como profesional. Me endurecieron laboralmente pero pasó mucho tiempo hasta que descubrí el periodismo. Fue en el segundo canal de la extinta Canal 9, Punt 2. Hice reportajes sobre economía doméstica y sobre el mundo universitario que me reconciliaron con una profesión que tenía idealizada y que el share diario de un programa basura y en directo aplastó durante largos años.
Esos años de reportajes televisivos fueron felices. Contar historias, recorrer universidades, empresas, hacer entrevistas, buscar datos y juntarlo todo en una pieza donde si había corazón, el resultado era, en ocasiones, excepcional.
Han pasado muchos años de eso. Las sucesivas crisis globales y locales –la debacle del tejido audiovisual valenciano- me apartaron del periodismo para pivotar hacia el mundo digital. Hasta que llegó VIA Empresa. Un mundo nuevo, el digital, me llevó a uno ya conocido, el del periodismo.
A finales de 2018 conocí a Neus Navarro, por entonces recién mudada a nuestra terreta y embarazada de su segundo hijo. Me contó VIA Empresa y, aunque ya conocía el diario por Genís Roca, me enamoró su manera de explicar el proyecto editorial. Neus cree en el periodismo por encima de todas las cosas, y lo contagia.
A los pocos meses, provocó que escribiera mi primer artículo de opinión en VIA Empresa, cazando al vuelo un tuit en el que me hacía eco de la llegada de Uber a València. Ella quería que yo formara parte de la familia VIA Empresa desde València. Y lo ha conseguido. Ella apostó por mi mirada de autónoma, de freelance, de madre, de culo inquieto. Y de periodista.
Neus Navarro ha traído a València otra manera de contar las cosas, de reflejar el tejido emprendedor e innovador, otra forma de hablar del campo, de la economía, del impulso tecnológico valenciano y de todo el Arco mediterráneo. Neus Navarro hace el periodismo con el que yo soñaba en el instituto, el que te hace emocionarte con la historia, basada en el dato y escrita con el corazón. Sólo hay que leer sus “A pie de página”. Y aunque el equipo de VIA Empresa es fuerte y robusto, profesional y garante del gran trabajo que se hace, para mí es Neus Navarro quien me ha devuelto al periodismo.
Fue ella quien me pidió que formara parte del Consell Editorial de VIA Empresa, el que es sin duda ninguna, uno de los grandes hitos de mi carrera profesional, y una iniciativa que no hace más que visibilizar el espíritu de este diario, el de construir conscientemente, el de priorizar la calidad, el de repensarse continuamente para dar a sus lectores el mejor periodismo económico y empresarial.
VIA Empresa celebra siete años de andadura; yo celebro mi reencuentro con el periodismo de verdad, el que no busca clicks. El que busca minutos.