En el año 2007, FemCat fue uno de los impulsores del Acto del IESE, donde por primera vez en mucho tiempo el empresariado catalán hizo frente común y se unió para reclamar la gestión del aeropuerto. En el año 2009, en el mes de junio, se inauguró la terminal T1, un hito entonces largamente esperado que permitió superar las limitaciones del antiguo aeropuerto.
En el año 2015, durante un viaje de benchmarking a California, un exitoso emprendedor tecnológico catalán nos explicaba los criterios que habían pesado a la hora de escoger la sede europea de su empresa. De Barcelona valoraba muy positivamente la disponibilidad de talento y el ecosistema de startups y tecnológico. Era consciente de una cierta dificultad administrativa para crear y hacer crecer la empresa, pero estaba dispuesto a soportarlo. Con estos factores en posiciones comparables, el elemento diferencial, que hizo que sus inversores se decantaran por Amsterdam fueron los vuelos directos con San Francisco.
14 años su mucho tiempo si se mide por el ritmo de las decisiones políticas, pero poco tiempo si se trata de planificar, proyectar y construir infraestructuras. Para una infraestructura como un aeropuerto, o incluso por modificaciones como las que ahora Aena pone sobre la mesa, la escala de tiempo es la década. Una escala similar a la del desarrollo tecnológico: tarde o temprano habrá aviación verde: si tenemos una mínima esperanza en que un día la aviación haga su transición energética, hará falta que nos coja con las infraestructuras al día.
Como actores del mundo empresarial, nuestro papel es apelar a la actividad económica y las oportunidades que un hub aeroportuario puede proporcionar. Algunas voces se oponen a la ampliación porque interpretan que agrava un modelo económico de monocultivo turístico. En efecto, ampliar la capacidad actual del aeropuerto no lo convierte automáticamente en un hub intercontinental: hace falta que quien ejerce la gestión tenga también esta ambición. Es un hub intercontinental, y no solo un aeropuerto con más capacidad, el elemento necesario para atraer y mantener empresas de muy alto valor añadido en conocimiento, que si fueran más numerosas en Catalunya acontecerían un contrapeso al sector turístico. Hemos dado el ejemplo de una startup escogiendo sede en Europa, pero la conectividad aérea es herramienta necesaria para todo tipo de sectores de alto valor añadido: desde nuestras hidden champions industriales, hasta el sistema de investigación y tecnología, que trabaja hoy en red de alcance global.
Un 'hub' intercontinental es necesario para atraer y mantener a empresas de alto valor añadido en conocimiento, que si fueran más numerosas acontecerían un contrapeso al sector turístico
Entre 2010 y 2020, las exportaciones catalanas se han casi doblado; el número de empresas internacionales que tienen sedes se ha triplicado, Barcelona se ha convertido en un hub tecnológico relevante y la Fira de Barcelona ha pasado a ser una de las primeras de Europa. No podemos obviar la relación entre todos estos hechos y el crecimiento, en número de pasajes y en rutas intercontinentales, del aeropuerto.
Los efectos ambientales, tanto los causados por las emisiones de los carburantes como el impacto sobre el territorio inmediato, se tienen que tomar muy seriamente. Tenemos que ser estrictos con los requerimientos de compensación ambiental, y no solo por respecto a las directivas europeas, sino por necesidad de país: no nos podemos permitir ningún retroceso, ni siquiera en biodiversidad. La UE no permitirá, y nosotros tenemos que velar para que la ampliación que se propone no infrinja las necesarias medidas de protección de la fauna del delta. Tenemos que ser exigentes con quien diseña y construye la obra, Aena, para que estas medidas formen parte inseparable del proyecto y sean aprobadas y comprometidas por lo pronto. Pensar, pero, que no hace falta ni plantearlo, es tirar la toalla antes de tiempo.
Una gestión integrada del frente aeroportuario catalán requiere conexiones ferroviarias impecables
Ser un hub intercontinental requiere, también, tener una buena conexión con el territorio, porque significa dar entrada y salida ágil a las personas que, para profundizar en la internacionalización de las empresas, para disfrutar de nuestro territorio o para conocer otros lugares, se mueven. En este sentido, el tren es ahora mismo la única solución compatible con la protección climática. La sociedad civil lleva casi 20 años liderando la reivindicación e incluso la definición técnica, del corredor ferroviario mediterráneo, a través de FerrMed y otras plataformas. Una gestión integrada del frente aeroportuario catalán requiere conexiones ferroviarias impecables, en las que habría que estar trabajando intensamente, con y sin debate sobre el aeropuerto. Es necesario aportar una visión completa y coherente, pero esto no nos tiene que hacer perder de vista que cada una de las piezas tiene su momento de decisión y su tiempo de ejecución.
Coincidimos con la Generalitat en que hay que hacer una gestión integrada del frente aeroportuario catalán y pensamos que conseguirla pasa por un cambio en el modelo de gestión. No se ha hecho ningún adelanto en este sentido en 14 años; quizás es el momento de volverlo a poner sobre la mesa, más cuando tenemos identificado que es la gestión y no solo la capacidad, la que convertirá el aeropuerto de Barcelona en un hub intercontinental.
En FemCat celebramos que el debate actual haya activado una mesa de diálogo entre todas las administraciones e instituciones implicadas. Las invitamos a superar el debate binario sobre la ampliación y a tomar decisiones valientes, aunque sus frutos solo serán visibles en unos cuantos años.